En un acto en el Palacio Errázuriz, la lingüista Andreína Adelstein (Buenos Aires, 1963) ingresó el jueves formalmente como académica de número de la Academia Argentina de Letras (AAL) con un discurso sobre la “creatividad léxica”. Había sido elegida en agosto de 2023 para ocupar el sillón José Mármol de la AAL. Las palabras de apertura estuvieron a cargo del escritor Santiago Kovadloff, vicepresidente de la entidad, y el discurso de la lingüista y académica Leonor Acuña. Amigos, estudiantes y colegas la acompañaron en la ceremonia.
Adelstein es egresada de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo la maestría en Lingüística Aplicada; doctora en Lingüística de la Universidad Pompeu Fabra e investigadora independiente del Conicet. Es además docente del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, donde coordina el Programa de Estudios del Léxico.
“Integro la Comisión de Argentinismos, la Comisión de Gramática y la Comisión de Tecnología y Comunicación Digital de la Academia -dice a LA NACION-. Y soy coordinadora de Lexicografía entre la AAL y la Real Academia Española (RAE). Entré el año pasado y este diseñé el lemario, una lista de lemas para el Diccionario de la Lengua Española (DLE) de la RAE, con más de setenta gentilicios y de cien argentinismos. A su vez, diseñé la guía para definirlos y determinar sus acepciones, y coordiné la compilación de estas entradas con miembros del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la AAL: su director, Santiago Kalinowski, Josefina Raffo, María Sol Portaluppi, Pedro Rodríguez Pagani y Sofía Velasco Devoto”.
Para Adelstein, formar parte de la AAL implica “no solo contribuir a que el léxico de la Argentina esté correctamente representado en el DLE, sino además colaborar con el diseño de diccionarios propios o con el de recursos accesibles para la enseñanza de nuestra variedad del español», destaca. Su ingreso a la AAL fue impulsado por las doctoras Hilda Albano y Alicia María Zorrilla, la profesora Acuña y el doctor Kovadloff.
Todos somos creadores de palabras
En su discurso (que se publicará completo en el Boletín de la AAL), titulado “La creatividad léxica en el español de la Argentina: apego o transgresión”, la lingüista sostiene que todos somos creadores de palabras.
“¿Qué es, entonces, la creatividad léxica? ¿Presenta las mismas propiedades que cualquier tipo de creatividad? -se preguntó Adelstein-. El término impacta, interpela, en especial en este ámbito en el que la creatividad literaria es un aspecto central de las discusiones y preocupaciones de la corporación. En muchas de las sesiones plenarias de la AAL se reflexiona en torno a la finalidad y la esencia de la creación poética o en torno a la creatividad de algún escritor específico de nuestro país. Interesa, entonces, preguntarnos por cómo es la creatividad que no sea literaria, que se vincule con los hablantes de la comunidad en general”.
“¿En qué reside la creatividad léxica? ¿Qué es crear en el léxico? ¿Consideramos que son creativas las formas democracidio, gatástrofe, mierdificación? ¿Y las siguientes: coorbital, desnombrar, miniciudad, micromomento, lollapaloozero? […] Es muy probable que democracidio, gatástrofe y mierdificación les parezcan más innovadoras que micromomento o coorbital. Considerar que las primeras son las verdaderamente creativas […] se acerca a uno de los modos de conceptualizar la creatividad en el ámbito del léxico como opuesta a la productividad, en la que lo creativo se identifica con formas ocasionales (ocasionalismos) o palabras que solo se usaron una única vez (nonce-words)”. […] También dio ejemplos de palabras creadas con el sufijo “-azo”, como “pescadazo” o “verdurazo”.
Adelstein aisló cinco propiedades de esta práctica verbal, “de modo de ilustrar que, junto con lo que consideró Louis Guilbert en 1975, la creatividad léxica, en realidad, es un fenómeno general –no individual–, recurrente y reglado de las lenguas naturales”, remarcó.
“Como podría desprenderse de los ejemplos de gatástrofe o mierdificación, se pueden aislar estas cinco propiedades, muy imbricadas entre sí, que permitirían sostener que la creatividad léxica da lugar a un fenómeno ocasional, puntual o específico, lúdico, que parece no responder a las reglas de la gramática, contextualmente dependiente y que surge por una voluntad consciente individual de un hablante -detalló-. Intentaré mostrarles que tales propiedades se disipan en cuanto las nuevas palabras empiezan a rodar en el uso y, a la vez, que lo creativo abarca –incluso en estas supuestas voces lúdicas, transgresoras y contextualmente dependientes– también lo regular, el apego a las reglas de la lengua”.
“En primer lugar, podría creerse que lo creativo en el léxico común se observa fundamentalmente en formas ocasionales, que ocurren una única vez o, al menos, muy pocas veces -observó-. […] Pero pensemos en los siguientes ejemplos, recogidos en prensa escrita argentina: sidieguismo, sijulismo [por Julio Grondona], sicristinismo, sijosesismo. Y también otros anteriores: sirraulismo y sicarlismo [todos marcarían una relación de obsecuencia]. Efectivamente, no son ocurrencias únicas (ocasionalismos), aunque sí escasas, teniendo en cuenta la institucionalización de las voces […]”. Al calor de la creatividad léxica y política de la Argentina, ya estaría forjándose el “sikarinismo”.
Sin embargo, pese al carácter efímero, se observa cierta regularidad en las creaciones léxicas. “En nuestros ejemplos se observa un patrón de formación, tal vez novedoso y aparentemente lúdico y de aplicación bastante efímera, que no está registrado ni siquiera en obras de referencia publicadas recientemente […], pero que ilustra que la creatividad léxica es un fenómeno de lengua”, dijo la investigadora. “El carácter ocasional (o efímero) de los neologismos considerados creativos se asocia a una segunda propiedad atribuida a la creatividad léxica: tal creatividad se evidencia en un acto individual. […]
“La creatividad léxica […] no solo se observa, según vimos, en la generación de ocasionalismos y voces transgresoras efímeras, sino también en la producción regular de nuevas palabras (como anquilosadamente o desmantelable) y en el surgimiento de nuevas reglas y patrones -concluyó-. La creatividad léxica, entonces, está tanto en el apego como en la transgresión a las reglas, muchas de las cuales crean patrones nuevos. […] E implica también cambiar las reglas de la gramática, innovar sobre ellas, además de aplicarlas: en este sentido, la creatividad léxica garantiza la vitalidad de las lenguas. Así, por más que la creación surja de un hablante, la lengua regulariza las transgresiones, de modo que todos los hablantes puedan hacer uso de la nueva regla; puedan crear y para ello apegarse a unas pautas de formación. La creatividad reside en esa facultad de crear gracias a que la lengua, esa gran socializadora, normaliza lo que se transgrede”.