La llamada de Trump a Xi demuestra la «ansiedad» del estadounidense, a ojos de Pekín

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Pekín, 6 jun (EFE).- Los medios estatales chinos aseguran este viernes que la conversación que mantuvieron el jueves Xi Jinping y Donald Trump tendrá un «un peso significativo» para limar asperezas entre ambos, si bien destacan que demostró tanto la «ansiedad» de EE.UU. como la «determinación» de China de «no ceder a la presión».

«El hecho de que esta última llamada se produjera a petición de Estados Unidos demuestra que es China quien tiene la mano ganadora, así como la creciente ansiedad que se respira en Washington», asevera el experto Lü Xiang, de la Academia China de Ciencias Sociales, al diario de corte nacionalista Global Times.

Cabe destacar que los medios estatales chinos publicaron que la conversación estaba teniendo lugar antes de que el propio Trump la anunciase en su red social Truth, subrayando que fue el republicano quien la había solicitado, para así dirigir la narrativa hacia el terreno de que es Pekín quien tiene la sartén por el mango.

Según el experto, Xi envió a Trump un mensaje claro: que China sí «cumple y respeta lo acordado» y que es Washington quien debe «afrontar la realidad y tomar decisiones racionales».

En ese sentido, el líder chino pidió a su homólogo estadounidense «aprovechar al máximo» el mecanismo de diálogo económico y comercial establecido el mes pasado entre ambos países en Ginebra, si bien remarcó que deben «tratarse con igualdad, respetar las preocupaciones de la otra parte y buscar resultados beneficiosos para ambos».

«Ahora que hay un consenso, ambas partes deben adherirse a él. China cumplió su parte tras las negociaciones de Ginebra. Estados Unidos debe reconocer los progresos realizados y dejar de tomar medidas negativas contra China», zanjó.

En mayo, ambos países pactaron una rebaja mutua de aranceles, aunque en los últimos días Pekín había acusado a Washington de no cumplir el cuerdo alcanzado por poner en marcha medidas de «supresión extrema» como controles a la exportación de chips y la cancelación de visados a estudiantes chinos.

Por su parte, EE.UU. había acusado anteriormente a China de bloquear nuevas licencias de exportación de tierras raras -Pekín controla el 70 % del mercado mundial- y otros componentes clave para semiconductores y automóviles, entendiendo que las restricciones que impuso Pekín a la venta de estos materiales críticos eran un incumplimiento de la tregua pactada en Ginebra.

Algunos analistas apuntan a «cuellos de botella burocráticos» ante la «avalancha de solicitudes» para conseguir los permisos ahora necesarios para importar tierras raras desde China, mientras que otros argumentan que Pekín entiende que no forman parte del acuerdo de Ginebra o que simplemente no está dispuesto a renunciar a esa carta, al menos mientras sigan las negociaciones.

«Ya no debería haber dudas sobre la complejidad de los productos de tierras raras», dijo por su parte Trump en la red social Truth Social tras la llamada, sin aportar más detalles al respecto.

Para el experto Lü, Estados Unidos «debe entender que está en riesgo de dañarse a sí mismo» y, a estas alturas, también «debe saber de la complejidad que supone una desvinculación económica con China».

«China quiere hablar pero no hará concesiones bajo presión. La noticia positiva es que, al hablar, ambos líderes habrán podido comprender mejor las principales preocupaciones de la otra parte para gestionar sus diferencias, algo que ayudará a dotar de más estabilidad a la relación bilateral», agrega el académico.

Li Haidong, profesor de la Universidad de Asuntos Exteriores de China, señala igualmente que este tipo de llamadas son «vitales para allanar el camino» con vistas a retomar las negociaciones tras los últimos reproches mutuos.

«Washington ha sido inconsistente mientras que Pekín ha mantenido una estrategia clara y coherente», agrega el experto, para quien «China no tiene intención de reemplazar ni desplazar a Estados Unidos», pero sí de hablar en igualdad de condiciones.

Xi, de hecho, recalcó que espera «igualdad y respeto» porque «China tiene sus principios y siempre cumple con lo prometido», dando a entender un gesto por parte de Trump consistente en «eliminar las medidas negativas adoptadas contra China» para así «generar consenso y aclarar malentendidos».

La llamada fue recibida con tibieza por las principales bolsas chinas, que abrieron este viernes con leves pérdidas incluso después de que Trump afirmase que la charla con Xi fue «muy positiva» y que esta se centró en asuntos comerciales, avanzando una próxima reunión de altos funcionarios de ambos países «en un lugar por determinar». EFE

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