Un perito naval analizó este miércoles, en diálogo con LN+, las posibles causas del trágico accidente entre un velero y una barcaza en las aguas Miami donde murió Mila Yankelevich, la nieta de 7 años de Cris Morena.
Sintetizó que el siniestro podría explicarse por una fatal confluencia de tres factores: “Imprudencia, impericia e irresponsabilidad”, fallas que se habrían presentado tanto en la embarcación de gran porte que impactó al velero como en las circunstancias en las que navegaba la pequeña embarcación con cinco menores a bordo.
“Irresponsabilidad de que una embarcación tan chiquita y con menores esté navegando en un lugar donde pueden navegar embarcaciones grandes; impericia del capitán de no estar mirando o no haber puesto un vigía si no tenía visión completa en una zona donde hay embarcaciones más chiquitas; inexperiencia de esta chica (timonel de 19 años), salir con cinco menores no es cosa pequeña; es bastante complicado pensando solamente que uno de los chicos se descomponga, ¿quién sigue con la maniobra? ¿Quién lleva el barco si hay que asistir a uno de los menores?”, reflexionó.
Condiciones de navegación
Sobre este último punto, el perito naval se detuvo en las condiciones en las que navegaba el velero y calificó como “extraño” e imprudente que una joven de 19 años, por más experimentada que fuera, estuviera a cargo de cinco niños sin asistencia o auxilio de un gomón.
“Si se está instruyendo a niños, una embarcación a vela va acompañada de un bote a motor que normalmente los asiste para evitar situaciones de peligro. En este caso, estar cerca de una zona navegable con embarcaciones más grandes y sin asistencia de bote a motor parece un poco temario, imprudente”, sostuvo.
Y agregó: “La vela requiere una atención en cuanto a tener que manejarla y el timón que no le deja manos libres para poder asistir a una de las menores en caso de que hubiese cualquier problema”, detalló.
“Nunca se vieron”
El punto central de la tragedia, según su opinión, es que los tripulantes de ambas embarcaciones nunca se advirtieron mutuamente. “La barcaza no ve al velero ni el velero la barcaza y coincidieron en un punto trágico. Si la timonel hubiese visto a la barcaza venirse encima, habría sido preferible que se tiraran todos al agua y no esperar el impacto de la proa”.
Por otro lado, la barcaza, “nunca los vio”. “Sino nadie continúa con una marcha tan veloz. No hay ningún indicio de que haya dado máquina atrás o intentado frenarlo”, afirmó el experto.
¿Es responsable el capitán de la barcaza?
Asimismo, Paz detalló la responsabilidad que le cabría al capitán del barco de mayor tamaño. “Las embarcaciones que mueven este tipo de pontones (plataformas flotantes) tienen que tener un puente elevado, su puente de mando por encima del punto más alto que tiene por delante para tener una visión de 360°. Si no tiene esa visión, debería tener un vigía en la proa que le indique que tiene una embarcación adelante”.
E insistió: “Acá pudo haber impericia del capitán de no estar mirando o no haber puesto un vigía si no tenía visión completa”.
El especialista también cuestionó la presencia de esa barcaza, utilizada para la construcción de muelles, en esa zona: “No es un tránsito habitual”. “Evidentemente fue a llevar materiales, o venía de terminar una obra y estaba saliendo del lugar”, conjeturó.
Sin embargo, explicó que los barcos comerciales difícilmente se desvían de los canales autorizados para no incurrir en infracciones que pongan a sus capitanes “en una situación legal muy complicada”.