El dólar que nunca duerme había dado señales muy claras. Cuando todo en el resultado eran rumores y especulaciones desde los distintos búnkers, la cotización cripto tomó una sugestiva senda descendente. Durante el día había estado en torno a los $1557 con un pico de $1570 al mediodía, según las principales plataformas. Ni bien cerraron las urnas: pasó primero a $1530 y luego a $1500 con una particularidad no menor: el 78% de las operaciones fueron de venta. Sólo un 22% compradores. En ese momento el impactante triunfo no figuraba en ningún pronóstico.
Si bien no es representativo de la economía real, el dólar cripto suele ser el termómetro del humor de los inversores cuando el mercado está cerrado. A las 23, de hecho, había encontrado un nuevo piso en $ 1440. El comportamiento de ayer fue inversamente proporcional al que tuvo durante la elección de septiembre con el triunfo de Axel Kicillof, en la provincia de Buenos Aires, adonde la potencial vuelta del kirchnerismo al poder generó mayor volatilidad. Pasadas las 22 y con el resultado en mano se gritó el gol en el equipo económico. A esa altura eran furor en las redes sociales los memes que hacían referencia al Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, con la frase de “el que apuesta al peso, gana”. Ingenio argentino para una noche de alto impacto.
De hecho, la estrategia de Bessent estuvo a contramano de la conducta de la mayoría de los argentinos que en los primeros ocho meses del año, último dato disponible, desarmaron posiciones en pesos superior a los US$17.400 millones, según el Informe de Evolución del Mercado de Cambios del Banco Central (BCRA). Ese número casi duplica el comportamiento promedio que se dio en los años en los que se votaron legisladores (el promedio es de US$9974 millones) e incluso supera en un 14% a los períodos de comicios presidenciales (el promedio es de US$15.311 millones), según los datos de la sociedad de bolsa GMA Capital. Es que la elección de septiembre en la provincia de Buenos Aires había roto el GPS.
Puertas adentro
Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía, no es muy amigo de los festejos. “Lamentablemente, no creo que esa sea una virtud”, se sinceró ante los propios que estaban exultantes.
Sin embargo, anoche se fue a dormir con una sonrisa en la cara. Por la tarde y mucho antes del triunfo del oficialismo, había ratificado el rumbo. “El resultado electoral no cambia en nada el programa económico, no se modifica en nada ni el esquema de bandas (para la flotación del dólar), ni el objetivo del equilibrio fiscal, ni todos los objetivos que nos hemos puesto”, admitió al momento de emitir su voto. Vestido con jeans claros, camisa blanca y un sweater anudado a la cintura, afirmó que el hecho de “que haya menos conflicto político va a ayudar seguro” en el plano económico y agregó que ahora “lo más importante es poder aprobar las reformas que hagan que el país despegue”.
“De los mercados hay que ser siempre muy respetuoso, si algo uno aprende es eso, que hay que ser respetuoso”, sumó. Sus augurios se vieron superados por la realidad. La victoria de La Libertad Avanza con el 40,79% de los votos y el impensable triunfo en la provincia de Buenos Aires, generaron un sinfín de mensajes de WhatsApp entre los economistas más influyentes de la Argentina y los CEO de las principales compañías. Con el dato en mano, los analistas vaticinaron que se podrían descomprimir las presiones sobre el dólar. Y que el riesgo país encontrará en el respaldo de las urnas un aliciente para perforar el piso. Y no el techo como muchos habían anticipado hace menos de 15 días. Los bonos, el mercado de futuros y la posibilidad de regresar a los mercados internacionales, aparecen como un oxígeno impensado a juzgar por lo que anticipaban los encuestadores para la jornada de ayer. Las acciones argentinas que cotizan en el exterior también empezaron a moverse a medida que se conocían las noticias electorales. Escaladas como la del Supervielle (+15,75%), Galicia (+13,46%) o YPF (+13,06%), son solo tres ejemplos de un cambio de tendencia sustancial.

“En la Argentina se aburre el que quiere. La verdad es que lo que sucedió anoche fue un gran aliciente para todos aquellos inversores internacionales que nos miraban con desconfianza vuelvan a confiar”, se entusiasmó un empresario argentino con presencia en más de 40 mercados internacionales. En tanto, Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre, celebró con varios posteos el resultado del equipo violeta. Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio, salió inmediatamente a marcar que “ya hemos señalado nuestra coincidencia con el rumbo trazado por el presidente Milei; estoy convencido de que la responsabilidad fiscal y monetaria, la integración con el mundo occidental, el respeto por la iniciativa privada y el orden público son los pilares sobre los que se construirá el progreso de nuestra Nación”. El dato no es menor porque se trata de uno de los sectores más sensibles al devenir de la microeconomía.
En tanto, Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina, fue más allá: “Sabemos que atravesamos momentos de tensión cambiaria y dificultades de corto plazo, pero también entendemos que este es un punto de inflexión: es el momento de ordenar, de bajar las tasas, de estabilizar la economía y de reactivar la producción”. Cada cuál atiende su juego.
“La elección es muy positiva. Hay que aprovechar para capitalizar el apoyo realizando alianzas y avanzar con las reformas necesarias para que el país crezca”, se le escuchó al economista Facundo Gómez Minujin, poco antes de emprender un vuelo al exterior. En el mismo sentido celebraron en la industria automotriz adonde abogaban por una mayor previsibilidad política. El nuevo contexto es también positivo para la estadounidense Ford que esta semana recibe en su filial a Jim Farley, presidente global de la marca del óvalo. El consenso en el sector privado es que el triunfo del oficialismo en esta elección era necesario para no tener que explicar lo inexplicable a sus matrices. “Me avergonzaba que Cristina siendo condenada siguiera siendo competitiva”, admitió por lo bajo un banquero de alto perfil.
Cómo sigue
Ahora hay nuevas batallas por delante. Anoche mientras celebraban puertas adentro del gobierno ya hablaban de la agenda que viene. La reforma laboral y la tributaria aparecen como las dos prioridades de corto plazo. La reforma previsional, en tanto, no será parte de la prioridad de los próximos dos años. “La gente quiere que hagamos las cosas lo antes posible”, afirmó Caputo, al momento de votar. De ahí que se acelerarán también las licitaciones de rutas pendientes y es posible que avance también la agenda de privatizaciones. Por otra parte, con el nombramiento de Pablo Quirno, uno de los leales del gabinete económico, al frente de Cancillería avanzará también un nuevo tetris post electoral. Cerca de las huestes del ministro aclaran que con el excanciller, Gerardo Werthein, la relación “siempre fue óptima”. Pero ahora el Canciller es directamente parte del mismo equipo. Eso ayudará a conseguir fondos frescos en caso de necesitarlos. El Fondo Monetario Internacional, en tanto, seguirá ahora de cerca que tras el éxito electoral se logre capacidad para acumular reservas en el Banco Central y para avanzar también con la salida definitiva del cepo cambiario para el mundo de las empresas.

Entre los violetas sostenían ayer que ahora hay un amplio consenso para avanzar en las reformas. No fue casual que el Presidente hablara de acuerdos en su discurso posterior al triunfo. “Las leyes laborales son anacrónicas. Si la mitad de los trabajadores está en el sector informal, algo anda mal”, expresó Milei hace una semana en una entrevista con LN+ y remarcó: “En el nuevo régimen se van a sentar los trabajadores y las empresas. Si quieren seguir con el vigente lo pueden hacer, pero también pueden ir hacia uno más flexible. Depende de lo que negocien las partes. Es importante porque permite que gente que está en el sector informal pueda pasar al formal”.
El Gobierno impulsa el salario dinámico en su reforma laboral. El secretario de Trabajo, Julio Cordero, adelantó que incluirá el concepto de salario dinámico en el proyecto que será enviado al Congreso.
La iniciativa propone modificar el esquema de negociación colectiva y cambiar los criterios de actualización salarial, en un intento por modernizar las relaciones laborales en Argentina. En ese marco, el salario dinámico surge como una de las piezas centrales de la reforma. La idea es reemplazar el sistema actual, en el que los sueldos de convenio funcionan como pisos mínimos garantizados, por un esquema donde esos valores actúen como techos de referencia.
Esto significaría que los gremios cambiarían la facultad de fijar un salario base uniforme. En su lugar, cada empresa podría acordar con sus empleados montos distintos, de acuerdo con su productividad o situación económica, siempre dentro de los márgenes fijados por los convenios colectivos.
El otro punto que será prioritario es la reforma tributaria. El gobierno plantea un esquema de simplificación de impuestos y hasta de baja del impuesto a las Ganancias a los individuos y el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Todo está preparado para ir al nuevo Congreso.

El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que los gobernadores saben que tienen que bajar el Impuesto sobre los Ingresos Brutos. En cuanto al tributo a las Ganancias, la baja para personas humanas (individuos y jubilados) vendría por el lado del aumento del Mínimo No Imponible (MNI) y las deducciones personales que hoy están bastante bajas, para la mayoría de los tributaristas.
Aparece también el proyecto de Ley de Principio de Inocencia Fiscal, una iniciativa del titular de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo. Una propuesta legislativa que busca instaurar un cambio en la filosofía y la práctica del régimen tributario argentino. Su núcleo reside en abandonar lo que el Gobierno describe como un “régimen persecutorio” aplicado por el fisco, donde se partía de una presunción de culpabilidad del contribuyente.
La nueva ley se erige sobre la idea de que “todos somos inocentes, salvo que ARCA demuestre lo contrario”. Este cambio conceptual implica una inversión de la carga de la prueba y una redefinición de la relación entre la agencia recaudadora y los ciudadanos. En caso de aprobarse, el principio desligaría al aportante de la responsabilidad de justificar el origen de sus gastos como si fuese culpable de evasión por default. Un punto no menor para la nueva etapa que hoy comienza.
