A contramano de los que sucederá este lunes 29 con la entrega de los Premios Martín Fierro de Televisión, que se entregarán en una ceremonia que contará con su alfombra roja, cobertura pensada para las redes y transmisión en directo por Telefe desde un hotel de Puerto Madero, en la primera entrega de este galardón creado por la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (Aptra) las cosas eran muy distintas. Radicalmente distintas.
En 1959, el kilómetro cero de este premio que empezó a diversificarse en rubros inimaginables, la ceremonia fue auspiciada por tres organismos públicos (entre ellos, el Fondo Nacional de las Artes) y tuvo lugar en el Teatro Nacional Cervantes. En aquel momento, el jurado reparó en la producción radial y televisiva. En lo que hace a la pantalla chica solamente figuraron programas de Canal 7 (actual Televisión Pública). La razón es sencilla: era la única emisora de aire existente. En aquella ceremonia fueron galardonados la locutora Nelly Trenti y los actores directores Dringue Farías, Olinda Bozán, Pedro López Lagar y Luis Medina Castro, entre oros. Según cuenta el libro Estamos en el aire, de Carlos Ulanovsky, Silvia Itkin y Pablo Sirvén, cuando las actrices Myriam de Urquijo y Violeta Antier subieron al escenario para recibir la estatuilla tuvieron que hacer piruetas para sostener “el mamotreto”. Es que, a diferencia de la escultura actual, aquella pesaba unos tres kilos. En materia de ficción el jurado reparó en Narciso Ibáñez Menta, responsable de la puesta en escena y el papel protagónico del ciclo Obras maestras del terror.
En agosto de 1976 el terror adquiría otras formas. A cinco meses del golpe de Estado que derrocó al gobierno de la presidenta María Estela Martínez de Perón, Aptra cumplió el rito de entregar los Martín Fierro, que pesaban ya dos kilos menos que aquellos de 1959, reparando en la producción radial y televisiva del momento.
Entre los candidatos para la estatuilla figuraban muchos artistas que ya estaban prohibidos, censurados o exiliados. “Lejos del fasto que anima cada entrega, Aptra recibió presiones por los ternados y se enfrentaba a una realidad: muchos de ellos estaban prohibidos en los canales y Norma Aleandro ya había comenzado su exilio en Montevideo. El actor Polo Corés, hermano de Osvaldo Pacheco, estaba desaparecido”, señala Estamos en el aire.
Entre los ternados figuraron Marilina Ross, Juan Carlos Gené, Irma Roy, Luis Politti, Federico Luppi, Bárbara Mugica, Carlos Carella, Héctor Alterio y David Stivel, entre otros. Todo ellos tuvieron que dejar el país. El libro “La magia de la televisión argentina”, de Jorge Nielsen, aporta otro dato: “La presión de los represores de turno llegó hasta el punto de de amenazar a la venerable Niní Marshall para que no concurriera a recibir el Premio de Aptra por su trayectoria”.
Una ceremonia en silencio
La página de Aptra recuerda el momento de la entrega de esos premios marcados por el tiempo político. “La ceremonia se realizó casi en la clandestinidad, en el roof-garden de un edificio de la Recoleta. Obviamente sin televisación, los canales eran administrados por el gobierno, y con escasa repercusión en los medios gráficos, que también recibían presiones y ‘sugerencias’ de la Junta Militar. Al igual que muchos integrantes del medio artístico, los integrantes de Aptra también fueron amenazados, incluso de muerte», se cuenta en la página de la entidad.
En un artículo de LA NACION de agosto de ese año aparece el listado de los ganadores. También asegura que la fiesta, originalmente pautada para julio de ese 1976, no se había podido concretar por problemas económicos de la entidad, “privada de su más importante ingreso anual al negarse los canales a televisar la ceremonia por ‘razones de programación’”.
Aunque consta en el libro de Jorge Nielsen que la gran Niní Marshall había sufrido presiones para no concurrir a la entrega, la gran cómica nacional fue al evento clandestino. La misma Cecilia Rossetto, ganadora como revelación por su trabajo en el programa Frac, humor para la noche, de Canal 13, lo recordó en un ciclo televisivo. “La premiación fue medio a la escondidas. Fue mas o menos como: ‘Tomen, llévenselo’. Solo me quedó una foto con Niní Marshall”, narró. La foto que menciona es la imagen central de este artículo.
Durante aquella entrega de la cual escasean imágenes y registros se premió a la telenovela episódica El inglés de los güesos, que protagonizaron Ernesto Bianco, Ana María Picchio y Luis Politti; y entre los grandes figuras se llevaron su Martín Fierro los actores Pepe Soriano, Raúl Lavié, Andrés Percivalle y María Rosa Gallo; y también fueron homenajeadas Tita Merello, Libertad Lamarque y Mirtha Legrand.
Norma Aleandro fue premiada por su trabajo protagónico en el programa Una mujer en la multitud, que dirigió María Herminia Avellaneda. Como signo de estos tiempos tan violentos, el periodista Guillermo Álamo, miembro de Aptra, viajó casi a escondidas a Uruguay para entregarle la estatuilla.
Luego de esa entrega clandestina no se volvieron a entregar los Martín Fierro por 12 años. El 8 de mayo de 1988, con transmisión en directo hacia todo el país, desde el estudio central de ATC, Antonio Carrizo y Cecilia Laratro fueron los encargados de conducir la cena show que acompañó la entrega de las estatuillas en tiempos del gobierno de Raúl Alfonsín.
El lunes 29 de septiembre, el rito de los Martín Fierro volverá a desplegar sus formas tan distintas a aquel encuentro rápido, a escondidas, que tuvo lugar en una confitería de Recoleta.