El silbato del árbitro colombiano Wilmar Roldán resuena varias veces en el Allianz Parque, de San Pablo. Los jugadores de Palmeiras, que da vuelta la semifinal de la Copa Libertadores ante Liga de Quito (Ecuador) con un contundente 4-0, celebran entre ellos. Los suplentes invaden el campo como si fueran los hinchas más fanáticos. Hay un abrazo más íntimo, entre Abel Ferreira, el entrenador portugués del Verdao, y sus colaboradores más cercanos. A continuación, el DT emprende una procesión hacia uno de los arcos. Al llegar, se hace visera con su mano derecha y divisa a su familia. Apunta a su corazón. Da media vuelta, se hinca sobre el césped y empieza a llorar.
La conmovedora imagen del líder de Palmeiras desbordado por la emoción fue una de las postales del histórico triunfo del equipo paulista, que ahora se medirá con Flamengo en Lima (Perú) por el cetro continental. Una reedición de la final de 2021, que ganó el Verdao por 2-1 en Montevideo. “La familia es la base de todo para mí. Lloré y sigo llorando; no me gusta mostrar mi lado vulnerable. Pero bueno, es un alivio. Lo que tengo que decirles es eso… esto es un alivio”, dijo más tarde Ferreira en la conferencia de prensa posterior al partido.
🥹 A emoção de quem vive o @Palmeiras por cinco anos. Parabéns, Abel Ferreira! 👏
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Su comparecencia ante los medios tuvo un momento fuera de protocolo, típico de instancias decisivas. No fueron sus futbolistas quienes lo interrumpieron, sino la mismísima presidenta del club, Leila Pereira. Cultora de un perfil altísimo, la máxima dirigente del club aprovechó el momento para ensalsar al entrenador luso, cuyo contrato con el club paulista vence a fines del año próximo. “Me dijo: ‘Leila, esta noche será una noche histórica y mágica’. Es el mejor entrenador de la historia de Palmeiras”, lo elogió Leila luego de darle un abrazo e interrumpir la conferencia.
La presidenta de Palmeiras continuó: “Siempre te he apoyado, tanto en los buenos como en los malos momentos. Abel, mi gratitud por todo lo que aportás a nuestros jugadores e hinchas es incalculable. Tenías razón, fue una noche mágica”, concedió Pereira, también emocionada. “Disculpen, pero no aguanté. Tuve que entrar. Gracias y buenas noches”, se excusó la presidenta de Palmeiras.
Leila Pereira interrompeu a coletiva de Abel Ferreira para agradecê-lo pela “noite mágica”. O maior técnico da história da Sociedade Esportiva Palmeiras. pic.twitter.com/uwsPRC9mq6
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Abel continuó luego con sus explicaciones, en una conferencia marcada por el logro deportivo y por el “alivio” que sintió luego de dar vuelta una semifinal que parecía marcada por la pésima actuación de Palmeiras en Quito (perdió 3-0 y pudo haber caído por una diferencia aún mayor). “Todavía no puedo disfrutar de las victorias. Siento que cada día tengo que demostrar el lugar que merezco. No sé si seré capaz de conseguir este tipo de victorias, porque en el fútbol hay victorias, derrotas y empates. Por eso soy tan mal perdedor. En cuanto al partido, siento un gran alivio, agradezco a la gente que está conmigo. Quería abrazar a mi hija, que no está conmigo ahora; está en Portugal”, resumió el DT portugués.
Ferreira aprovechó el momento de gloria para recordar que los hinchas de Palmeiras fueron muy críticos con él luego de la eliminación de la Copa de Brasil este año a manos de Corinthians. Y eso lo llevó a repensar su continuidad en el club más allá de 2026, cuando vence su convenio actual. “No necesito firmar un contrato; Leila sabe lo que quiero. Me dolió mucho lo que oí de algunos hinchas, no me lo esperaba. Por eso le digo a Leila: no vale la pena firmar, porque no continuaré si no hay condiciones para hacerlo. Hay clubes que ya me han llamado”, advirtió. Fue un tiro por elevación para aquellos críticos.
Ferreira, liberado, siguió con las confesiones. La conferencia sonaba a catarsis. “Es difícil estar en Brasil. No por el club, sino porque ustedes, los periodistas, son muy duros; algunos se pasan de la raya, y a veces me pregunto si esto es lo que quiero seguir haciendo. Viendo el club, la estructura… Palmeiras es un oasis para mí. No sé si ganaremos títulos o no, pero Leila sabe lo que quiero, los jugadores saben que me gusta entrenarlos. Llevamos aquí cinco años; pensé que serían cinco meses. Me gusta estar aquí”, confesó.
También, claro, hubo tiempo para hablar de fútbol. Y de cómo planteó el partido con dos extremos bien abiertos -el paraguayo Ramón Sosa, ex Talleres de Córdoba, y el jovencito Allan– para atacar casi con cuatro delanteros (a ellos dos se sumaban el argentino José Manuel López y el brasileño Vitor Roque). “En cuanto a la táctica, tuvimos que dividir el equipo en dos: tres más uno para construir y seis para atacar. No solo se trata de avanzar con el balón, sino también de frenar el ataque rival”, explicó Ferreira.
Por falta de aviso não foi, #FamíliaPalmeiras! 🤩💚 pic.twitter.com/ZCFo5TUxQk
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Y agregó, sobre la montaña rusa de emociones vividas en el estadio: “La noche mágica… creo que tiene que ver con aquello en lo que crées. [En Portugal] solo había un miembro de mi cuerpo técnico que conocía al Palmeiras, un apasionado del fútbol, y ese es [Vitor] Castanheira. Lo que me impulsó a cruzar el Atlántico fue la fe. Magia y creer sin ver: me voy al Palmeiras. Podría ser el Palmeiras u otro club, pero tiene que ver con tu trabajo, y la magia lo es todo», resumió.
La conferencia de prensa fue casi una clase de liderazgo. “Mi prioridad fue crear algo para motivar a este equipo, porque ya había convertido cuatro goles en 15 minutos. Justo ahora le marcamos tres en 15 al São Paulo. Tenía que encontrar algo que creyeran posible. No se trata de datos empíricos. Se trata de hacerles creer que es posible y, sobre todo, del trabajo. Fue una noche mágica porque estábamos concentrados, enfocados, inspirados y porque ya habíamos tenido claras oportunidades de marcar goles”, recordó Abel Ferreira, uno de los protagonistas principales de una noche inolvidable; su noche mágica.

