Naciones Unidas ha expresado este martes su «grave preocupación» por el aumento de las tensiones y la «movilización militar» en la capital de Libia, Trípoli, al tiempo que ha hecho un llamamiento a impulsar el diálogo existente para mantener el frágil alto el fuego y evitar una nueva ronda de combates en la ciudad.
La Misión de Apoyo de la ONU en Libia (UNSMIL) ha alertado del riesgo de «confrontación armada» y ha reclamado a las partes implicadas que negocien «de buena fe» y «actúen en línea con los intereses de la población civil de Trípoli, que debe ser protegida». «Cada vida humana es valiosa y cualquier nuevo conflicto pone en riesgo no solo la seguridad de Trípoli, sino que supone un riesgo de expansión a otras zonas del país», ha agregado.
En este sentido, ha resaltado que un nuevo conflicto «llevaría a una guerra en la que todos perderían y que pondría en peligro crítico a los civiles», según un mensaje publicado en su cuenta en la red social X, donde ha hecho un llamamiento «urgente» a todas las partes para que «cesen todos los preparativos para la violencia y eviten acciones que puedan poner en peligro a los civiles».
«La vida y la infraestructura de los civiles deben protegerse en cualquier circunstancia», ha manifestado, al tiempo que ha reiterado que «la reanudación del conflicto tendría consecuencias devastadoras para Libia y su población», motivo por el que se ha mostrado dispuesta a «apoyar los esfuerzos de mediación» y «apoyar las negociaciones en marcha bajo los auspicios del Consejo Presidencial».
Por ello, la UNSMIL ha hecho hincapié en que las partes implicadas «deben aprovechar este momento para negociar de buena fe y resolver sus diferencias en la mesa de conversaciones, no en el campo de batalla», después de que el presidente del Consejo Presidencial, Mohamed Menfi, destacara el lunes la necesidad de consolidar el alto el fuego en Trípoli e impulsar un diálogo nacional.
Menfi insistió en la importancia de sacar adelante un proceso político que satisfaga las aspiraciones de paz y desarrollo de la población, después de las amenazas por parte del Gobierno reconocido internacionalmente sobre un posible uso de la fuerza contra una poderosa milicia para que se someta a su autoridad y cumpla varias condiciones, incluida la entrega de miembros de otro grupo armado buscados por las autoridades y la entrega del control del aeropuerto de Mitiga, según el diario ‘The Libya Observer’.
Trípoli fue escenario en mayo de violentos enfrentamientos entre milicias rivales tras la muerte del líder del Aparato de Apoyo a la Estabilidad (SSA), Abdelghani al Kikli, combates que se saldaron con al menos seis muertos y que hicieron temer una expansión del conflicto.
Tras ello, las autoridades reconocidas internacionalmente, con sede en Trípoli, anunciaron la creación de un comité militar y de seguridad para «limpiar la capital de grupos armados», de modo que sean las fuerzas regulares las responsables de mantener el orden, en un intento por controlar la situación y ponerla bajo su mando.
Libia se encuentra dividida en dos administraciones después de que la Cámara de Representantes, con sede en el este del país, diera por finalizado el mandato del primer ministro de unidad, Abdul Hamid Dbeibé, por el aplazamiento de las elecciones presidenciales en diciembre de 2021, si bien el primer ministro de unidad rechazó la decisión y optó por mantenerse en el cargo hasta la celebración de elecciones.