La Patagonia no puede seguir atrapada en el relato de la confrontación. Fue esa la idea central que rodeó el IV Foro Debate Consenso Patagonia, organizado por la asociación civil Consenso Patagonia y realizado en Bariloche bajo el lema “Estado, empresas, sociedad: hacia políticas de inclusión”, que reunió a figuras centrales de la política nacional y provincial.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, destacó que proyectos complejos, como el emprendimiento minero de Calcatreu, solo avanzaron cuando se construyeron sobre diálogo, previsibilidad y reglas claras. También reveló una posición que merece análisis: la decisión del Ejecutivo provincial de restringir el diálogo a las comunidades directamente involucradas, excluyendo a organizaciones o entidades supracomunitarias. Una postura que busca evitar intermediaciones, pero que, al mismo tiempo, tiende a simplificar en exceso una realidad compleja. El titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Claudio Avruj, fue más lejos al afirmar que “hubo una intencionalidad política de instalar la conflictividad mapuche”. Solo el 23% de las comunidades reconocidas está en la Patagonia, recordó, pero allí se exacerbó un discurso de enfrentamiento. Esa lógica binaria, que opone derechos y desarrollo como si fueran irreconciliables, resultó estéril y profundizó la desconfianza.
El Foro mostró que otro camino es posible. Jóvenes mapuches integran brigadas contra incendios y trabajan junto a sus vecinos; comunidades participan como socias en proyectos de energías renovables; provincias articulan esfuerzos para prevenir catástrofes más allá de sus fronteras. Estos ejemplos desmienten la idea de una Patagonia partida en bandos irreconciliables.
Entre los desafíos urgentes que requieren esa mirada cooperativa, el fuego ocupa un lugar central. La Patagonia enfrenta temporadas cada vez más severas de incendios forestales, y este año el riesgo se ha agravado por la escasez de nieve y la falta de humedad en los suelos. No se trata solo de una amenaza ambiental: compromete vidas, economías regionales y ecosistemas valiosos. El combate del fuego demanda planificación, prevención y coordinación interinstitucional. Experiencias exitosas en el país y en el extranjero, resaltadas por Consenso Patagonia, muestran que la colaboración puede transformar un riesgo en una oportunidad de encuentro.
El mensaje que se repitió a lo largo del encuentro fue claro: las reivindicaciones pueden ser legítimas, pero nunca deben expresarse por la fuerza ni por fuera de la ley. Del mismo modo, el desarrollo solo será sostenible si se construye sobre el respeto, la inclusión y la participación activa de todos los sectores. El reconocido escritor Santiago Kovadloff cerró el foro con una frase que resume el desafío: “Convivir es entender el valor sagrado de la diferencia”.
La Patagonia no necesita más trincheras. Necesita voluntad política, apertura y acuerdos. Solo así será posible construir una convivencia que combine derechos con desarrollo y transforme la diferencia en un punto de partida y no en motivo de división.
