La exploración del deseo y la vitalidad en la madurez fue el eje central del encuentro “La madurez del deseo: ¿estás lista para jugar?”, donde las escritoras Valeria Groisman y Flora Proverbio compartieron sus perspectivas sobre cómo desafiar los estereotipos asociados a la vejez y resignificar la creatividad y la libertad en esta etapa de la vida. Moderada por Claribel Terré Morell, directora de la revista Be Cult, la conversación propuso un diálogo entre literatura y reflexión social, tomando como punto de partida las recientes publicaciones de ambas autoras: Vantablack (Gata Flora Editorial), de Groisman, y Triángulos plateados (Galerna), de Proverbio.
El debate se centró en la manera en que la sociedad tiende a invisibilizar a las mujeres a partir de los 50 años, especialmente tras la menopausia, un momento simbólico que, según Flora Proverbio, suele marcar un quiebre en la percepción social de la feminidad y el deseo. “Simbólicamente en la sociedad el perder la fertilidad, atravesar la menopausia, está visto como un quiebre”, explicó Proverbio durante la charla.
La autora de Triángulos plateados relató que su libro nació de la necesidad de encontrar respuestas personales ante los discursos médicos que patologizan la sexualidad femenina en la madurez. Tras recibir un diagnóstico desalentador de su ginecóloga sobre los cambios hormonales y la pérdida de deseo, Proverbio decidió investigar por su cuenta, entrevistando a más de 70 mujeres y realizando una encuesta a 500 seguidoras en Instagram. “Me resistía a creerle a mi médica. Yo decía: ‘no tiene por qué ser así, ¿no?’ Y después me pareció que todo lo que tiene que ver con nuestro deseo, con nuestra sexualidad y con nuestra vejez y madurez está muy patologizado, no está el relato de las mujeres”.
A través de estos testimonios, la autora identificó que el deseo en la madurez no desaparece, sino que se transforma y requiere de una actitud activa para mantenerlo presente. “El deseo no sucede tan rápido como cuando somos jóvenes, pero que si vos querés que el deseo esté, lo trabajás, esperás que el cuerpo arranque y va a llegar”, sostuvo Proverbio. Esta idea se refuerza en su concepto de “inteligencia sexual”, que define como la capacidad de adaptarse a los cambios del cuerpo y la vida, y de asumir la responsabilidad de mantener el deseo como motor vital.
Octogenarios sin clichés
Por su parte, Valeria Groisman abordó la temática desde la ficción, presentando personajes octogenarios en Vantablack que desafían los clichés de la vejez al experimentar con drogas y mantener una vitalidad inesperada. La autora explicó que la novela surgió de la combinación de experiencias personales y relatos reales, como el de una paciente de 80 años que, tras consumir hongos alucinógenos accidentalmente, vivió una experiencia transformadora. “Cuando ella me contó eso, dije: ‘eso es una novela o un cuento por lo menos, o sea, es literatura’”, relató Groisman durante la charla.
La novela también explora la amistad femenina en la vejez, mostrando vínculos complejos y contradictorios. “Me interesa mucho el tema de la amistad, porque me parece que tenemos una idea muy romantizada acerca de la amistad y para mí la amistad es un vínculo… no quiero decir ‘conveniente’, pero para mí hay algo que tiene que ver con la conveniencia que puede ser económica, social, profesional”, reflexionó Groisman. En Vantablack, las protagonistas, Raquel y Beba, ambas viudas y cuñadas, conviven y atraviesan situaciones que ponen a prueba su relación, mostrando que la vitalidad y el deseo no están reñidos con la edad.
El escándalo y la exposición pública también aparecen como motores de cambio en la novela de Groisman. Un episodio en el que una de las protagonistas es grabada bajo los efectos de hongos y el video se viraliza en redes sociales, lejos de destruirla, la impulsa a recuperar su deseo y su creatividad artística. “El escándalo la hace revivir, o sea, le hace volver a tener ese deseo que había perdido. El deseo del arte, pero además sus obras se venden más caras en el mercado”, explicó Groisman durante la conversación.
Basta de callar
La charla abordó además la importancia de romper el silencio en torno a las experiencias de violencia y abuso, un tema que Flora Proverbio incluyó en su libro a partir de su propia historia personal. La autora relató que, tras compartir su experiencia de abuso sexual a los 19 años, muchas mujeres de su entorno comenzaron a confiarle sus propios relatos, evidenciando la magnitud del silencio que rodea estos hechos. “Me parece importante también dejar de mirar a las mujeres a las que les pasó eso como víctimas, que se quedan en ese lugar toda la vida, Entonces,es decir: ‘bueno, yo no soy una víctima toda la vida. O sea, me pasó eso, y si hablamos de eso, yo lo puedo metabolizar, es parte de mi historia, y la vida sigue’”, expresó Proverbio en la charla.
La sexualidad en la vejez, la autoexploración y la libertad para experimentar nuevas formas de deseo fueron otros de los ejes destacados. Proverbio subrayó la necesidad de visibilizar relatos de sexualidad en cuerpos mayores, tanto en la literatura como en el cine, y de superar la vergüenza y los prejuicios que persisten en torno a estos temas. “Me faltaban imágenes porque no tenemos imágenes y relatos de escenas sexuales con cuerpos viejos… antes no había películas donde los viejos tuvieran sexo, no se veía o quedaba asco”, señaló Proverbio durante el encuentro.
El humor y el juego también se reivindicaron como herramientas para mantener la vitalidad y el deseo. En una dinámica propuesta al público, Proverbio invitó a las asistentes a experimentar con una pluma, recordando que la piel y la capacidad de fantasear permanecen a lo largo de toda la vida. “La piel siente toda la vida. ¿No? La cabeza fantasea toda la vida hasta que hay veces que por ahí la cabeza se va desde el cuerpo”, afirmó Proverbio.
Ambas autoras coincidieron en que la madurez puede ser un momento de mayor libertad, en el que las mujeres se desprenden de mandatos familiares y sociales, y se permiten explorar nuevas formas de deseo, creatividad y relaciones. La conversación concluyó con la invitación a leer sus libros y a seguir cuestionando los estereotipos que limitan la experiencia femenina en la vejez.