La pirámide de Maslow: de la psicología al marketing y del marketing a la educación

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La pirámide de Maslow puede ayudar a diseñar y mejorar las experiencias de aprendizaje (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el mundo del marketing y las ventas es común tomar la pirámide de Maslow, originalmente concebida para explicar la jerarquía de necesidades humanas, y adaptarla para comprender la experiencia del cliente. Esta visión permite a las marcas identificar qué necesidades cubrir primero y cómo escalar hacia experiencias más ricas y memorables. Ahora bien, ¿y si llevamos esta misma lógica al terreno de la educación?

El propósito de esta nota es explorar cómo la pirámide de Maslow puede ayudarnos a diseñar y mejorar la experiencia del alumno, entendiendo que aprender no es solo un acto cognitivo, sino también un proceso que involucra necesidades básicas, emocionales y aspiracionales.

La pirámide de Maslow

Abraham Maslow propuso en 1943 una teoría que ordena las necesidades humanas en forma de pirámide, donde la base representa lo más esencial para la supervivencia y la cima lo más elevado en términos de realización personal. La idea central es que las personas tienden a satisfacer primero las necesidades más básicas antes de poder aspirar a las más complejas.

1. Necesidades fisiológicas (básicas): lo imprescindible para vivir: respirar, comer, beber, descansar y mantener la temperatura corporal.

2. Necesidades de seguridad: sentirse protegido física y económicamente, contar con vivienda y un entorno estable.

3. Necesidades sociales (afiliación): vínculos afectivos, pertenencia a un grupo, relaciones de amistad y aceptación social.

4. Necesidades de estima: respeto propio y ajeno, confianza, reconocimiento, estatus y valoración por parte de los demás.

5. Autorrealización: desarrollar el potencial propio, alcanzar metas profundas y encontrar sentido pleno a la vida.

La pirámide de Maslow. (J. Finkelstein, disponible enhttps://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow#/media/Archivo:Pir%C3%A1mide_de_Maslow.svg bajo licencia CC BY-SA 3.0.)

Maslow gourmet

Imaginemos un restaurante.

Base de la pirámide: lo esencial es que sirva comida y bebida. Seguridad: que la comida esté en buen estado, que el ambiente sea higiénico y seguro. Social: trato amable del personal y un ambiente en el que el cliente se sienta aceptado. Estima: atención personalizada (ser llamado por su nombre, tener mesa reservada, anticipar preferencias). Autorrealización: experiencias únicas, como cerrar el local para un evento íntimo, sentir que forma parte de la historia del lugar.

Maslow enseñando a manejar

Supongamos que vamos a enseñarle a un amigo a conducir.

Básico: que logre poner el auto en movimiento. Seguridad: frenar correctamente, girar, estacionar, evitar riesgos. Social: que se sienta integrado al ecosistema vial, en relación amistosa con otros conductores y peatones. Estima: asumir desafíos y superarlos (primer viaje en autopista, elogio de su progreso). Autorrealización: conducir con plena confianza, incluso enseñar a otros y encontrar su propio estilo.

Maslow va a la universidad

Supongamos que un profesor universitario planifica las distintas etapas para alumnos que están en su materia final y deben integrar todos los conocimientos de la carrera en una intervención real en una organización. Así podría pensarse cada nivel:

1. Necesidades básicas (fisiológicas del aprendizaje): acceso a bibliografía, recursos digitales y guías claras; entender el encuadre: objetivos, plazos y criterios de evaluación; herramientas técnicas: computadora, software, conexión estable. Ejemplo: el profesor entrega el syllabus y asegura que todos puedan acceder al material.

2. Necesidades de seguridad (confianza en el proceso): claridad de roles y responsabilidades; metodología definida paso a paso; acompañamiento docente y tutorías; clima de respeto y confianza. Ejemplo: reuniones de seguimiento donde los errores se tratan como oportunidades de aprendizaje.

3. Necesidades sociales (afiliación y pertenencia): integración del grupo y cohesión de equipos; trabajo colaborativo con roles complementarios; vínculo real con la organización intervenida. Ejemplo: actividades rompehielos y contacto temprano con referentes de la empresa.

4. Necesidades de estima (reconocimiento y logro): validación del esfuerzo y del progreso; confianza profesional en entornos reales; visibilidad del trabajo ante terceros. Ejemplo: Presentaciones formales del proyecto ante profesores y directivos.

5. Autorrealización (impacto y legado): integrar conocimientos para resolver un problema real de manera creativa; generar impacto en la organización que trascienda la cursada; proyección profesional a partir de la experiencia. Ejemplo: La propuesta se implementa y se convierte en carta de presentación para su carrera.

En síntesis, la pirámide de Maslow, lejos de ser solo una teoría psicológica, puede transformarse en una herramienta práctica para planificar experiencias educativas. En marketing nos ayuda a construir la experiencia del cliente; en educación, a diseñar un recorrido de aprendizaje que va de las condiciones mínimas hasta la realización profesional del alumno.

El gran desafío para el docente es asegurar la base y, al mismo tiempo, seducir con la cima: que cada estudiante se sienta parte, reconocido y proyectado hacia su máxima capacidad.

Felipe Marino es licenciado en Economía Empresarial (UTDT) y profesor de Administración General (UBA).

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