No solo es una campeona en la protección contra el frío, sino que también tiene propiedades medicinales tan potentes que en la antigüedad se usaba para sanar huesos rotos.
Si hay una planta que merece salir del olvido y volver a la alfombra roja de los jardines es la consuelda (Symphytum officinale).
La consuelda es una planta perenne que resiste temperaturas bajo cero sin problemas, lo que la convierte en una aliada ideal para el invierno.
Pero lo mejor es que puede proteger a otras plantas, funcionando como un escudo natural contra el frío
¿Cómo lo hace?
- Sus hojas grandes y densas crean una cobertura natural que protege el suelo de las heladas.
- Sus raíces profundas ayudan a mejorar la estructura del suelo y a mantener la humedad.
- Puede usarse como mulching vivo: cortás sus hojas y las ponés alrededor de otras plantas para que actúen como aislante térmico.
Plantarla cerca de cultivos sensibles al frío, como tomates o pimientos, ayuda a mantener el suelo más templado durante el invierno
Un escudo natural
La consuelda no solo es un escudo para el jardín, sino también un aliado natural para el cuidado de la piel y las articulaciones.
Esta planta fue utilizada durante siglos en la medicina popular debido a su alto contenido de alantoína, un compuesto que favorece la regeneración celular y acelera la cicatrización de heridas.
Sus hojas y raíces poseen propiedades antiinflamatorias y analgésicas, lo que la convierte en un recurso valioso para tratar distintas afecciones de la piel y aliviar dolores musculares y articulares.
La consuelda es conocida por su capacidad para estimular la reparación de tejidos, por lo que es ideal para raspones, cortes y quemaduras leves.
Su aplicación tópica ayuda a cerrar heridas más rápido y reduce la inflamación
En golpes y hematomas disminuye la hinchazón y acelera la recuperación gracias a sus propiedades antiinflamatorias.
También es útil en forma de cataplasma o ungüento para aliviar molestias causadas por esguinces, artritis o sobrecarga muscular.
Ungüento casero de consuelda
Si querés aprovechar los beneficios de la consuelda en casa, podés preparar un ungüento natural con pocos ingredientes y un proceso sencillo.
- Cosechá hojas frescas de consuelda y dejalas secar a la sombra durante algunos días.
- Trituralas bien y colocalas en un frasco de vidrio limpio.
- Después agregales aceite de oliva o de coco hasta cubrirlas por completo.
- Dejá macerar la mezcla por dos semanas en un lugar oscuro y seco, agitando el frasco cada dos días para potenciar la extracción de los compuestos beneficiosos.
- Por último filtrá el aceite con un colador fino o una tela de algodón para separar las hojas y conservar solo el líquido.
Usalo directamente como bálsamo sobre la piel o mezclalo con cera de abejas para darle una textura más densa.