La prohibición de teléfonos inteligentes en las escuelas holandesas ha mejorado el aprendizaje, según un estudio

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La prohibición de teléfonos inteligentes en las escuelas holandesas mejoró la concentración y el ambiente social estudiantil (Imagen Ilustrativa)

Desde enero de 2024, las escuelas de los Países Bajos han vivido un profundo cambio en su política respecto al uso de teléfonos inteligentes en las aulas. A raíz de directrices nacionales impulsadas por el gobierno neerlandés, casi la totalidad de los centros educativos adoptó la decisión de restringir o prohibir el acceso de los estudiantes a estos dispositivos durante el horario escolar. Esta medida surgió tras años de debate sobre el impacto de la tecnología móvil en el aprendizaje y las relaciones sociales entre los jóvenes.

La implementación de la prohibición fue amplia y diversa. En práctica, cerca de dos tercios de los centros de secundaria exigieron a sus estudiantes que dejaran sus teléfonos en casa o los guardaran en taquillas designadas. En uno de cada cinco colegios, se optó por recoger los dispositivos al inicio de cada clase, controlando así de forma directa su uso. Aunque en las escuelas primarias la influencia de los teléfonos inteligentes era menos significativa antes de la prohibición, también se establecieron restricciones claras. Solo en ciertos centros con necesidades educativas especiales se permitieron excepciones, especialmente para el uso de dispositivos de apoyo al aprendizaje de alumnos con requerimientos específicos.

La propuesta encontró inicialmente cierta resistencia por parte de algunos colegios, profesores, estudiantes y familias. Las dudas giraban en torno a la viabilidad práctica de la medida y a las posibles dificultades de implementación, especialmente en contextos donde la dependencia de los dispositivos electrónicos estaba ya arraigada. A pesar de las protestas iniciales y la inquietud respecto al impacto real sobre la rutina escolar, la gran mayoría de las instituciones siguió la directriz nacional.

Cambios en la concentración, resultados académicos y ambiente social estudiantil

El 75% de los institutos reportó mayor atención de los alumnos tras la restricción de móviles en clase (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las consecuencias de la prohibición de los teléfonos inteligentes en las escuelas de los Países Bajos se hicieron notar pronto en el día a día de las instituciones educativas. Un estudio encargado por el gobierno recogió el testimonio de 317 directores de secundarias y de 313 centros primarios, además de realizar grupos focales con docentes, auxiliares, estudiantes y progenitores. La evidencia más palpable fue el aumento en la capacidad de concentración de los estudiantes: el 75 % de las escuelas secundarias reportó una mejora significativa en este aspecto.

No solo la atención individual experimentó un progreso. El entorno social de las aulas también mostró un cambio favorable, con un 59 % de los institutos apuntando a relaciones interpersonales más positivas. Además, un 28 % registró mejoras en los resultados académicos de los alumnos, mostrando que desvincular la enseñanza del uso constante de dispositivos móviles podía tener un efecto indirecto en el rendimiento escolar.

Uno de los aspectos que más sorprendió a los investigadores fue el impacto en las interacciones sociales, en especial durante los recesos. Donde antes los estudiantes permanecían absortos en sus pantallas, la prohibición les llevó a entablar conversaciones cara a cara, intensificándose así la interacción social tradicional. Si bien surgieron más discusiones entre compañeros, la percepción general fue de una vida escolar más rica y auténtica, en la que las relaciones personales ganaron protagonismo frente a la comunicación virtual.

Opinión de expertos e instituciones educativas sobre los efectos de la prohibición

Un 28% de las escuelas secundarias observó mejoras en los resultados académicos tras la medida (Imagen Ilustrativa Infobae)

El análisis de los resultados de la prohibición ha contado con aval tanto desde el sector investigador como desde los organismos educativos. El Dr. Alexander Krepel, del Instituto Kohnstamm, subrayó la mejora en la seguridad social de los estudiantes, destacando que ya no se presentan riesgos como la captura y difusión de fotografías no consentidas durante las clases. Krepel resaltó especialmente que la obligación de interactuar sin el mediador digital ha fortalecido los lazos y la convivencia entre los alumnos.

Por parte del consejo de educación secundaria holandés, Freya Sixma declaró que a pesar de las protestas iniciales de toda la comunidad educativa, la realidad ha demostrado que todos —colegios, profesores, padres y alumnos— están satisfechos con los resultados obtenidos. En el caso de instituciones de educación especial, aproximadamente la mitad reportó efectos positivos o muy positivos tras la prohibición, validando así la utilidad de la medida incluso donde existen circunstancias más complejas.

Percepciones y adaptación de la comunidad escolar a la medida

La transición hacia un entorno escolar sin teléfonos inteligentes fue, al principio, motivo de inquietud y debate. Varias escuelas expresaron reservas sobre cómo gestionarían la medida en la práctica y cómo influiría esto en su día a día. Sin embargo, con el paso de los meses, las percepciones cambiaron de forma notoria. Docentes y alumnos coinciden en que ha aumentado la disciplina en el aula, y la nueva normativa ha reducido los conflictos asociados a la tenencia y uso de los teléfonos durante las clases.

La ministra de Educación Primaria y Secundaria, Mariëlle Paul, remarcó la importancia de una política nacional homogénea para evitar debates e inconsistencias en la aplicación. Señaló que antes, si un docente quería prohibir el móvil, esto solía desembocar en discusiones difíciles, sobre todo para los profesores con menos experiencia, lo que ahora se ha superado gracias a la uniformidad de la normativa.

Datos de uso de internet y recomendaciones gubernamentales adicionales

La prohibición de los teléfonos inteligentes en las escuelas se ha desarrollado en el contexto de un alto uso de internet entre la infancia y la adolescencia en los Países Bajos. Según datos de la Oficina de Estadística del país, el 96 % de los niños utiliza internet casi todos los días, principalmente a través de sus teléfonos móviles. Ante este elevado nivel de conexión, el gobierno interino ha recomendado también a las familias que restrinjan el acceso de los menores de 15 años a las redes sociales y limiten el tiempo que los jóvenes pasan frente a las pantallas. Dentro del parlamento, incluso se ha sugerido la posibilidad de una prohibición total de los teléfonos inteligentes en los recintos escolares, abriendo así el debate para nuevas y más estrictas regulaciones en un futuro próximo.

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