La campaña electoral se volvió un camino sinuoso e impredecible para Javier Milei. En cada lugar que pone un pie se abre una fisura que habilita manifestaciones a favor y en contra. Ese choque a veces le da lugar a la violencia, como ocurrió la semana pasada en Santa Fe y mucho antes en Lomas de Zamora. El discurso exitista de “pintar de violeta todo el país” y proyectar la solución a los problemas para el día después de la elección debió ser revisado sobre la marcha, en medio de una sucesión de altercados por los que fue auxiliado de emergencia por Donald Trump y Mauricio Macri. El Presidente recorre ahora el trayecto que falta hacia las urnas agarrado a sus dos aliados, como si fuera un acróbata que falló en un número peligroso e intenta recuperar el eje y el equilibrio.
La crisis en la que quedó envuelto Milei tiene dos aristas que se entrelazan. Una política, acentuada por la derrota en la provincia de Buenos Aires y el daño en la credibilidad y honestidad que le causaron los episodios de la criptomoneda $LIBRA y la filtración de los audios de Diego Spagnuolo que advirtieron sobre una presunta red de sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad que salpicó a su hermana Karina. El tembladeral que provocaron estos dos sucesos se potenció por el escándalo de los nexos narcos del diputado oficialista José Luis Espert, investigado por la Justicia y hasta hace nada la principal apuesta de Milei para disputarle los votos al peronismo en su bastión. Un encadenamiento de infortunios que se desconoce por ahora su verdadero alcance.
La otra arista de la crisis es la económica, condicionada a la suerte del segundo salvataje financiero en seis meses que recibió del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de Estados Unidos. La presión diaria que hay sobre el dólar sugiere que el esquema cambiario de flotación entre bandas tendría los días contados, más allá de la intervención del jueves de bancos privados que actuaron digitados desde Washington. Pese a este salvavidas financiero y a la intervención directa del gigante del norte, los actores políticos y económicos huelen que se viene una devaluación del peso. ¿Podrá la foto y el nuevo apretón de manos con Trump del martes próximo torcer el rumbo? El otro interrogante será dimensionar el costo de estas turbulencias en los precios y en la actividad económica, y su impacto social después de meses de ajuste y estancamiento. La economía no crece desde febrero, la inflación frenó su descenso y la actividad muestra caídas consecutivas en casi todos los rubros. Postales de una recesión.
De una encuesta de la consultora Zuban Córdoba realizada entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre surge un dato novedoso para la política doméstica: un 60,3% sobre 1900 casos consultados tiene una mala imagen sobre Trump, el rescatista de Milei. El presidente argentino, en el mismo estudio, cosecha 63,2% de imagen negativa. Es apenas un sondeo realizado antes del tuit salvador de Scott Bessent, el hombre fuerte del Tesoro norteamericano que le exige a Milei romper lazos con China.
La verdadera red de contención
Entre un grupo de sindicalistas y empresarios de buen diálogo con la Casa Rosada circula un informe del economista Martín Rapetti sobre la evolución del poder compra de distintos tipos de ingresos. La comparación es entre enero y septiembre de 2023 con julio de 2025, antes de la crisis cambiaria. Del estudio surgen algunos datos interesantes que sirven para tener temperatura social y entender algunas demandas. Estatales (-34), docentes universitarios (-31), empleadas domésticas (-29) y jubilados (-12) son de los sectores que más sufrieron la caída del poder adquisitivo. O que las paritarias del sector privado en rubros claves perdieron algunos puntos o empataron con respecto a los registros de inflación del mismo período. Hay excepciones que se mantuvieron apenas por encima, como camioneros (+5) y peones rurales (+8). Aunque hay un dato que sirve tal vez para explicar la pasividad en algunos sectores de bajos ingresos para intervenir en los conflictos callejeros. La Asignación Universal por Hijo (AUH) creció un 61% en su poder de compra durante el período analizado.
La AUH tiene hoy 4.112.385 beneficiarios que perciben mensualmente $93.801 por hijo. Los montos se actualizan cada 30 días de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Además, con esta ampliación, la suma de AUH con la tarjeta Alimentar alcanza el 99% de la canasta básica alimentaria cuando antes solo cubría el 54%, según fuentes del Ministerio de Capital Humano. Esta red de contención se pondrá a prueba si después de las elecciones se concreta la devaluación que algunos sectores ya dan como un hecho a pesar de la intervención de Washington. En caso de confirmarse los pronósticos, ¿el Gobierno revisaría su proyecto de presupuesto para 2026 en el que elimina las actualizaciones automáticas por inflación de la AUH y las asignaciones familiares? La oposición, en boca de Daniel Arroyo, exministro de Desarrollo Social kirchnerista, dijo que la eventual modificación obedece a una exigencia del FMI al ministro de Economía, Luis Caputo.
En una de las primeras reuniones de gabinete después de la derrota en la elección bonaerense, hubo al menos dos ministros que plantearon con vehemencia la necesidad de intervenir urgente en el guion de la campaña rumbo al 26 de octubre. “Tenemos que contar lo que hicimos bien, no alcanza con la motosierra y la confrontación con el kirchnerismo”, expresó uno de ellos, sin hacer nombres propios, tal vez con la intención de no profundizar la interna con señalamientos incómodos.
Milei tomó nota y aceptó algunas de las sugerencias. Durante sus primeras intervenciones tras el golpe en las urnas, excluyó por momentos del libreto libertario la arenga de la motosierra, el ajuste y los insultos, e intentó mostrarse más sensible y empático. Dos ejemplos del giro. “Si fuera cierto que la gente no llega a fin de mes, la calle debería estar llena de cadáveres”, expresó el 4 de agosto frente a un auditorio amigable, desconociendo los reclamos por mejoras en sus ingresos de jubilados y asalariados públicos y privados. Un mes y tres días después perdió por casi 14 puntos en la provincia de Buenos Aires.
“Hay muchos que pasan horas achacándole a nuestra gestión que la gente no llega a fin de mes, cuando sacamos a 12 millones de la pobreza y seis millones que antes no comían, ahora sí comen”, dijo triunfal el Presidente hace cuatro días, en una visita a una fábrica en Mar del Plata. La estadística sobre los 12 millones de pobres menos podría ser refutable ante la palpable sensación del “no llego a fin de mes”, aunque no deja de ser uno de los principales logros de la gestión libertaria. La razón principal de la caída del índice es la desaceleración de la inflación y la recomposición de ingresos, pero, sobre todo, la multiplicación de la AUH, tal vez la llave maestra del Gobierno para evitar un fin de año conflictivo.
A pesar de este retoque en su discurso, el guion presidencial no se afinó del todo en lo relativo a la empatía. Fue un giro fugaz. En una amigable charla en los estudios de radio Mitre, el conductor Gabriel Anello se refirió a las dificultades económicas con una afirmación: “Es tremendo el sacrificio que está haciendo la gente”. Milei asintió con un movimiento de cabeza, pero respondió casi al instante: “Todos estamos sufriendo el ajuste. ¿Sabés quiénes son los argentinos que más salario real perdieron? Los del Poder Ejecutivo”. Milei había vuelto a ser Milei: narcisista, incapaz de comprender el reclamo de otros. Es la misma lógica que se impuso a la hora de los vetos a las leyes que disponían más fondos para las universidades, hospitales pediátricos y prestaciones por discapacidad. El Presidente volvió a ser él al escenificar ese personaje disruptivo durante el show del lunes pasado en el Movistar Arena, donde por momentos pareció haber perdido amarras con la realidad y a vivir en la ficción.
La intervención a tiempo de Estados Unidos para evitar una nueva corrida cambiaria sirve de oxígeno para que el Gobierno llegue de pie al 26 de octubre después de la sucesión de infortunios y errores políticos. Hay fallas económicas y políticas. Se desconoce el detalle de las exigencias de Trump, al margen de romper vínculos con China, conservar un aliado regional y sumar a Macri a una eventual coalición de gobierno. La moneda está en el aire, ya sea peso o dólar.