La remake de Cómo entrenar a tu dragón es virtuosa por donde se la mire

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Cómo entrenar a tu dragón (How to Train Your Dragon, Estados Unidos-Reino Unido/2025). Dirección y guión: Dean DeBlois. Fotografía: Bill Pope. Música: John Powell. Edición: Wyatt Smith. Elenco: Mason Thomas, Nico Parker, Gerard Butler, Nick Frost, Gabriel Howell, Julian Dennison. Distribuidora: UIP. Duración: 125 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena.

Esta remake con personajes reales de Cómo entrenar a tu dragón es virtuosa por donde se la mire. Tiene la gracia (en el sentido espiritual del término) de las grandes historias de aventuras, esas que ennoblecen a sus personajes y emocionan de verdad al público con sus hazañas, y también consigue el prodigio de llevar a una creíble escala humana el gigantesco despliegue de efectos visuales que solo Hollywood es capaz de crear.

Hacía tiempo, quizás desde los mejores momentos de Star Wars, que no veíamos un mundo de fantasía tan portentoso integrado de modo experto, preciso y creíble a sus personajes y al entorno geográfico que los envuelve. Berk, la aldea vikinga surgida de alguna legendaria leyenda nórdica, aparece ante nuestros ojos con sus ásperos habitantes, sus laderas escarpadas, sus mares embravecidos y sus magníficos dragones como si hubiese existido de verdad.

A partir de todos estos méritos, Cómo entrenar a tu dragón ya debería ser reconocida como una de las mejores creaciones del catálogo más ambicioso y espectacular que cada año los grandes estudios de Hollywood lanzan al mundo. Pero hay un detalle muy actual, casi urgente, que realza todavía más esta notable versión de un clásico moderno del cine animado: deja al desnudo todas las torpezas que se vienen cometiendo cada vez que alguien (sobre todo por el lado de Disney) pretende adaptar al mundo real con los mismos resultados un relato que previamente funcionó a la perfección a través del dibujo en movimiento.

Premisa

Cuando, en 2010, Dean DeBlois y Chris Sanders crearon en clave animada Cómo entrenar a tu dragón, partieron de una de las premisas de su creación previa, la maravillosa versión original de Lilo y Stitch. Como allí, pero en un escenario mítico y medieval, dos seres (dos mundos) extraños y marginales para sus respectivos entornos se encuentran. De un lado está Hipo (o Hiccup), el hijo del poderoso e indómito Estoico el Vasto, jefe indiscutido de los vikingos de Berk, una aldea acostumbrada a luchar contra los dragones. Y del otro, Toothless (o Chimuelo, en el doblaje latinoamericano), único exponente de las Furias Nocturnas, la más temible, misteriosa y aterradora de toda la especie. Desde sus diferencias, ambos construyen a través de un aprendizaje mutuo un vínculo que los mejora, los reconoce en su verdadero ser y a la vez logra transformar la realidad que los rodea, llena de confusión, desconfianza y malentendidos.

La versión 2025 -con personajes de carne y hueso- de Lilo y Stitch es hoy un éxito global de proporciones extraordinarias (solo en la Argentina vendió dos millones y medio de entradas en menos de tres semanas), pero al precio de distorsionar su esencia y despojar a la historia del encanto original. En el caso de Cómo entrenar a tu dragón, el resultado del mismo experimento es completamente distinto, entre otras cosas porque fue confiado a DeBlois, uno de los directores del relato animado, que en su ópera prima para el cine del “mundo real” maneja un complejísimo dispositivo humano, artístico y tecnológico con destreza, conocimiento, sensibilidad y mucho corazón.

La decisión de DeBlois fue la más sabia de todas. Conservó (y cuidó) los ejes principales de un relato que el film original demostró que funcionaba, incluyendo la repetición literal de varias escenas y diálogos. Y al mismo tiempo entendió que toda esa trama ya probada podía enriquecerse a través de la profundización de algunos vínculos, sobre todo el paterno-filial entre Estoico e Hipo y el que une a este último con Astrid, la valerosa chica que se suma a una espléndida camada joven dispuesta a prepararse para hacer frente a los dragones.

Mason Thomas y Nico Parker, los protagonistas de Cómo entrenar a tu dragón

El resultado no podría ser mejor. Un impecable relato de aprendizajes y descubrimientos que vuela todo el tiempo hacia la gran aventura de desafiar a un enemigo imposible y encontrar que la guerra no es la mejor opción para resolver ese dilema.

Alguna vez definida de manera muy ocurrente como “E. T. en el planeta de los vikingos”, Cómo entrenar a tu dragón funciona muy bien en el terreno más humano (sobre todo cuando el elenco juvenil toma la delantera) y también cuando pone todo su enorme arsenal tecnológico al servicio de secuencias espectaculares que nunca pierden el foco y debería ser vista en una sala de cine con la pantalla más grande y el mejor sonido disponibles.

Mason Thomas (la gran revelación de El teléfono negro) y Nico Parker encarnan a una pareja valerosa y encantadora, pero el que más se luce es Gerard Butler como un formidable Estoico, escondido detrás de 20 kilos de vestuario, maquillaje y dueño de un vozarrón único e inconfundible que pierde todo sentido en las copias dobladas al castellano neutro, lamentablemente mayoritarias en este caso.

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