La renuncia del jefe del Comando Sur revela internas en el ejército de EE.UU. por la campaña de presión contra Venezuela

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WASHINGTON — La sorpresiva renuncia del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el almirante Alvin Holsey, en medio de la escalada militar en el Caribe, dejó al descubierto internas que hay en el Ejército por las ataques a las lanchas narco.

Holsey deja su puesto como jefe del Comando Sur, que supervisa todas las operaciones en América Central y América del Sur, cuando el Pentágono tiene desplegados 10.000 efectivos en la región en lo que describe como una importante misión antidrogas y antiterrorismo.

No quedó claro por qué renunció repentinamente, a menos de un año de asumir de lo que suele ser un mandato de tres. Sin embargo, un alto funcionario en activo y uno anterior, que hablaron bajo anonimato, dijeron al The New York Times que Holsey había expresado su preocupación por la misión y los ataques a los presuntos barcos de drogas.

El almirante estadounidense Alvin Holsey

The Washington Post también cita a dos personas familiarizadas con el asunto que afirman que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, se había desencantado con Holsey y quería que dimitiera. Según las fuentes, el escrutinio comenzó hace cerca de un mes, al mismo tiempo que Trump comenzó a ordenar ataques contra presuntas “narcolanchas” frente a las costas de Venezuela.

Desde principios de septiembre, las fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos han atacado al menos seis embarcaciones frente a las costas venezolanas que, según la Casa Blanca, transportaban drogas, con al menos 27 muertos. Trump confirmó este viernes el sexto ataque, que según declaró tuvo como blanco un “submarino narcotraficante, construido especialmente para transportar grandes cantidades de drogas”.

Diversos especialistas en la legislación que rige el uso de la fuerza cuestionan la afirmación del gobierno de que puede matar legalmente a personas sospechosas de narcotráfico como tropas enemigas, en lugar de arrestarlas para su procesamiento. Según el derecho estadounidense, el Congreso no ha autorizado ningún conflicto armado.

Por su parte, según el derecho internacional, para que un grupo no estatal se considere beligerante —lo que significa que sus miembros pueden ser objeto de asesinato solo por su estatus, no por una actividad específica— debe ser un “grupo armado organizado” con una estructura de mando centralizada y que participe en hostilidades.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth

La noticia de la salida del almirante el jueves llegó un día después de que el Times informara que el gobierno de Trump había autorizado secretamente a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela. Trump reconoció haber autorizado la operación encubierta y afirmó que Estados Unidos estaba considerando ataques en territorio venezolano.

El rol de las fuerzas especiales

Todos esto sucede mientras el Ejército planea su propia posible escalada, elaborando opciones para que Trump las considere, incluyendo ataques dentro de Venezuela. Si bien Holsey era el oficial de más alto rango en supervisar los ataques, la decisión de llevarlos a cabo fue impulsada por la Casa Blanca y los ataques en sí fueron realizados por fuerzas de Operaciones Especiales, con Holsey en gran medida excluido de las decisiones.

Algunos miembros del Congreso, que tiene la autoridad exclusiva para declarar la guerra y no ha autorizado formalmente el uso de fuerza letal en América Latina, han rechazado las acciones de la administración.

En una entrevista el jueves, el representante Adam Smith, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, dijo que cada vez parecía más evidente que el gobierno se preparaba para una guerra con Caracas. “¿Quién en Estados Unidos querría ir a la guerra con Venezuela?”, dijo Smith, señalando que el Congreso no autorizó tal conflicto. “No muchos”.

Imagen del cuarto ataque de EE.UU. a una de las presuntas lanchas de drogas

Smith dijo que su personal estaba enviando preguntas al Pentágono por la renuncia de Holsey y que presionaría para que se celebrara una audiencia pública sobre el asunto.

El senador Jack Reed, de Rhode Island, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, fue igualmente enérgico en sus críticas. “En un momento en que las fuerzas estadounidenses se están concentrando en todo el Caribe y las tensiones con Venezuela están en su punto álgido, la salida de nuestro principal comandante militar en la región envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando”, declaró.

“Cualquier operación para intervenir militarmente en Venezuela, especialmente sin la autorización del Congreso, sería imprudente y peligrosa”, añadió Reed. “La renuncia del almirante Holsey no hace más que ahondar mi preocupación de que esta administración esté ignorando las lecciones aprendidas con esfuerzo en campañas militares estadounidenses anteriores y el consejo de nuestros combatientes más experimentados”.

El tamaño y el alcance del refuerzo militar en la región del Caribe son significativos. Actualmente hay alrededor de 10.000 soldados estadounidenses, la mayoría de ellos en bases en Puerto Rico, pero también unos 2200 infantes de marina en buques de asalto anfibio. En total, la Armada tiene ocho buques de guerra y un submarino en el Caribe.

Entrenamiento del Comando Sur en Puerto Rico

Preguntado el miércoles por qué no utiliza a la Guardia Costera para detener las narcolanchas y confiscar la droga, Trump respondió: «Hemos estado haciendo eso durante 30 años y ha sido totalmente ineficaz». Hasta ahora, los ataques se han producido en aguas internacionales más allá de la jurisdicción de cualquier nación. “Lo hemos detenido casi por completo por mar”, dijo Trump acerca del flujo de drogas. “Ahora lo detendremos por tierra.”

La renuncia de Holsey marca la última salida abrupta de un alto oficial militar estadounidense, mientras Trump y Hegseth eliminan lo que consideran un énfasis excesivo en la diversidad, la equidad y la inclusión.

Antes de Holsey, uno de los únicos oficiales negros de cuatro estrellas en el Ejército, salieron otros varios oficiales superiores este año, incluyendo al jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante de mayor rango de la Armada, el almirante de la Guardia Costera y el número dos de la Fuerza Aérea. Un número desproporcionado de los oficiales marginados han sido mujeres.

Agencia AP y diarios The New York Times y The Washington Post

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