En los últimos años, ganó terreno tanto en las cocinas domésticas como profesionales la repostería saludable, que permite disfrutar de deliciosos platos sin perder beneficios nutricionales claves para el organismo. Una de las alternativas naturales que suman valor nutricional sin resignar sabor son las semillas de cáñamo.
Cultivada hace milenios, la planta de cáñamo fue utilizada por antiguas civilizaciones para fines alimenticios, medicinales e industriales. Su uso se remonta a la China ancestral y se extendió posteriormente por el Mediterráneo. Según la Fundación Canna, incluso la marina británica empleaba sus fibras para fabricar velas y cuerdas hasta mediados del siglo XX, cuando su cultivo fue restringido por cuestiones legales. En las últimas décadas, sin embargo, su producción volvió a legalizarse en diversos países para fines científicos, industriales y alimentarios.
Actualmente, las semillas y sus derivados, como las harinas y aceites, se incorporaron a una gran variedad de productos, desde leches vegetales hasta productos de pastelería. El motivo principal es su composición nutricional, que destaca por ser una fuente de proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos esenciales, antioxidantes y minerales clave.
Uno de los mayores aportes de las semillas de cáñamo es su contenido en potasio y magnesio. Ambos minerales son fundamentales para funciones vitales del organismo, ya que el primero regula la presión arterial y contribuye al equilibrio de los líquidos corporales, mientras que el segundo participa en más de 300 reacciones bioquímicas, entre ellas la producción de energía, la función muscular y la salud ósea.
Según datos de la Fundación Canna, 100 gramos de semillas de cáñamo contienen aproximadamente 900 mg de potasio y 700 mg de magnesio, cifras superiores a las que aportan otros alimentos de origen vegetal. A esto se suma su contenido de vitamina E y ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los omega-3 y omega-6 en proporciones ideales.
Además, la semilla descascarada contiene hasta un 45% de proteínas, lo que supera incluso a la soja y al huevo, y es rica en aminoácidos esenciales como metionina y cisteína, claves para el desarrollo y reparación muscular.
¿Cómo pueden utilizarse las semillas de cáñamo en recetas de repostería?
En el ámbito de la repostería, el cáñamo se destaca por su sabor suave y parecido a la nuez, que combina bien tanto con preparaciones dulces como saladas. Puede incorporarse entero, molido o en forma de harina. Su uso es frecuente en panes integrales, budines, muffins, cookies, barras energéticas y hasta helados.
La harina de cáñamo, por su parte, aporta una textura húmeda y un color característico a las masas, además de incrementar el valor nutricional sin alterar de forma negativa el sabor. También puede utilizarse como reemplazo parcial de harinas tradicionales en recetas veganas o sin gluten.
Otro de los beneficios de estas semillas es que no contienen gluten, por lo que son aptas para personas celíacas. Además, su bajo contenido de carbohidratos y su alto valor nutricional la convierten en una opción atractiva para quienes siguen dietas plant-based, cetogénicas o antiinflamatorias.
Por sus propiedades antioxidantes, el aceite de cáñamo también se utiliza en preparaciones dulces crudas, como trufas o coberturas, y en productos horneados de bajo punto de cocción, ya que los tocoferoles que contiene ayudan a prevenir el daño celular y fortalecer el sistema inmunológico.