Durante una de las últimas jornadas de audiciones a ciegas de La Voz Argentina, un nombre poco conocido hasta ese momento captó por completo la atención del jurado y del público. Se trata de Aimel Sali, una joven de 20 años que subió al escenario del programa emitido por Telefe con una historia de vida tan particular como su talento vocal. En pocos minutos, logró que Miranda!, Soledad Pastorutti y Lali Espósito giraran sus sillas, y dejó atónitos a los coaches al revelar detalles de su rutina y sus múltiples pasiones.
La canción elegida por Aimel fue “Locked Out of Heaven”, uno de los mayores éxitos de Bruno Mars. Su versión no solo evidenció un gran dominio vocal, sino también una sensibilidad especial para interpretar en un escenario imponente. Sin embargo, lo que terminó de descolocar al jurado no fue solo su voz, sino el relato que vino después.
Con una sonrisa tímida pero segura, Aimel se presentó: es futbolista profesional y actualmente juega en Platense, aunque anteriormente formó parte del plantel de Vélez Sarsfield. “Desde muy chica me escapaba a jugar a la cancha con los chicos”, recordó la participante al compartir su historia de vida. Contó que el fútbol siempre fue una de sus grandes pasiones, pero que la música ocupa un lugar igual de importante en su vida. “Siempre me encantó cantar casi al mismo nivel que jugar al fútbol. Entonces dije: ¿para qué quedarme con una sola cosa si puedo intentarlo también acá?”, explicó.
El relato desató la sorpresa inmediata de los jurados. Lali Espósito, notablemente impresionada, le preguntó entre risas: “Sos increíble, ¿qué otras cosas te gustan hacer? Ahora dice ‘cocino de la puta madre’”. Aimel, lejos de tomárselo como una broma, confirmó el comentario: “Sí, me gusta cocinar, hice un año de gastronomía también”. La reacción de Lali fue de total desconcierto. “¡Te lo juro!”, agregó la joven, al notar la cara de asombro de la artista. A la conversación se sumó La Sole, también conmovida por la cantidad de actividades que la participante acumuló en solo dos décadas de vida: “¿En 20 años todo esto? ¿Cómo hacés?”. Aimel remató con humor: “Ya tengo 60 de aportes más o menos, estoy cansada jefe”.
En medio de ese intercambio que combinó talento, carisma y espontaneidad, el dúo Miranda!, conformado por Ale Sergi y Juliana Gattas, propuso una modificación momentánea en las reglas del programa. A tono con la energía que había generado Aimel, los artistas pidieron a la producción que, por esa única vez, fuera la propia participante quien presionara el famoso botón rojo que indica la elección del coach. Los tres jurados giraron nuevamente sus sillas, cerraron los ojos, y aguardaron expectantes. Mientras tanto, Luck Ra, el único que no se había dado vuelta en la audición, colaboró como cómplice para distraer al resto.
Aimel se acercó sin titubear a la silla de Lali Espósito, su elegida, y presionó el botón con tanta fuerza que terminó rompiéndolo. “Te rompí todo”, le dijo entre risas a la cantante, en uno de los momentos más espontáneos de la noche. La escena, que combinó emoción y humor, fue celebrada tanto en el estudio como en redes sociales, donde el nombre de la joven rápidamente comenzó a circular entre los seguidores del reality.
La historia de Aimel no responde al perfil típico de los aspirantes de La Voz Argentina. Mientras muchos de los participantes llegan con formación musical previa o experiencia en escenarios, ella proviene del mundo del deporte de alto rendimiento, una disciplina que demanda esfuerzo físico, compromiso y organización. Haber alcanzado el nivel profesional en clubes como Platense y Vélez implica años de entrenamiento y sacrificio, lo que hace aún más llamativo que, en paralelo, haya desarrollado habilidades en canto y cocina profesional.