La radióloga María Pilar Aparisi, miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), ha resaltado el uso oportunista de la tomografía computarizada (TC) como una herramienta «emergente y prometedora» para el cribado secundario y la prevención de fracturas osteoporóticas.
Según ha explicado, la TC permite estudiar la arquitectura ósea para entender la calidad del hueso y, dado que se emplea en muchos contextos, puede utilizarse con fines de diagnóstico oportunista en el caso de la osteoporosis, una afección que aumenta el riesgo de fracturas; de hecho, se estima que una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirán una fractura osteoporótica.
Sobre el uso oportunista, ha detallado que consiste en la reutilización de estudios realizados con otros fines clínicos, como exploraciones torácicas, abdominales o de columna, para obtener información cuantitativa sobre la densidad mineral ósea sin necesidad de realizar estudios adicionales ni incrementar la exposición a radiación.
«Aunque es muy prometedor, todavía persisten limitaciones técnicas y metodológicas, como la falta de estandarización entre equipos y protocolos, la influencia del contraste intravenoso en la atenuación ósea, y la ausencia de valores de referencia universalmente aceptados», ha puntualizado la vicerresponsable del subcomité de osteoporosis y enfermedad metabólica de la Sociedad Europea de Radiología Musculoesquelética.
Con motivo del Día Mundial de la Osteoporosis, Aparisi ha subrayado que la Radiología es la herramienta principal para objetivar la osteoporosis, monitorizarla y prevenir complicaciones, pues permite una detección precoz, algo esencial en una patología que no produce síntomas hasta que tiene lugar una fractura.
En la misma línea, la Radiología permite cuantificar y clasificar el grado de osteoporosis, lo que permite orientar el tratamiento, y contribuir al seguimiento del paciente, la evaluación de su respuesta al tratamiento y la progresión de la pérdida ósea.
Para el diagnóstico, ha apuntado que la herramienta más utilizada es la densitometría ósea (DXA o DEXA), una técnica que se basa en el uso de dos haces de rayos X con energías diferentes y ofrece la ventaja de tener una muy alta reproducibilidad. Puede realizarse cada uno o dos años para evaluar cambios en la densidad mineral ósea (DMO) tras tratamiento o simplemente para monitorizar la evolución natural con la visión de empezar a tratar.
OTRAS TÉCNICAS
«Otras técnicas también pueden utilizarse, pero son menos prácticas en general. La radiografía es buena para ver fracturas, y puede ayudar en la sospecha clínica, pero en general la pérdida de masa ósea tiene que ser grande (más del 30%) para ser evidente en radiografías, por lo que, si la podemos detectar en radiografías, la osteoporosis es avanzada», ha señalado la doctora.
Al hilo, ha comentado la utilidad de la resonancia magnética para el diagnóstico de fracturas incidentes, ya que permite la evaluación de la médula ósea, y también puede usarse cuando hay duda en el diagnóstico diferencial con respecto a la etiología de la fractura.
Mientras, la ecografía, que no es invasiva ni implica radiación, se puede usar en calcáneo o falanges, pero en general los resultados que se obtienen varían con el equipo usado, por lo que no hay validación robusta, aunque la Sociedad Internacional de Densitometría Clínica (ISCD) la acepta como técnica alternativa.
De desarrollo más reciente, la multiespectrometría ecográfica por radiofrecuencia (REMS, por sus siglas en inglés) se basa en el análisis espectral de ultrasonidos, no de rayos X. Tiene la gran ventaja de no implicar radiación ionizante, ser portátil y de bajo coste. Los resultados son comparables a DXA, con buena correlación en medida de densidad mineral ósea y T-scores. Además, no requiere calibración y evalúa propiedades estructurales que reflejan la calidad ósea más allá de la densidad.
TRES MILLONES DE PACIENTES EN ESPAÑA
La radióloga ha precisado que, en España, la osteoporosis afecta a alrededor del 5,4 por ciento de la población, lo que supone aproximadamente tres millones de personas. En Europa, más del 20 por ciento de las mujeres mayores de 50 años presenta osteoporosis densitométrica. Además, con el envejecimiento poblacional, se proyecta un incremento de entre el 30 y el 40 por ciento de fracturas osteoporóticas en las próximas dos décadas.
Aunque es una patología que afecta en mayor medida a mujeres post menopáusicas y gente mayor, también la pueden padecer pacientes con ciertas enfermedades de base, sometidos a tratamientos farmacológicos concretos, además de personas con antecedentes familiares y pacientes con bajo peso, o índice de masa corporal bajo. En este punto, Aparisi ha recordado que «el tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo son importantes factores de riesgo».
«En conjunto, estos datos evidencian la alta carga epidemiológica de la osteoporosis en poblaciones envejecidas y respaldan la necesidad de estrategias de prevención, diagnóstico precoz y seguimiento densitométrico sistemático», ha finalizado la doctora Aparisi.