La jefa diplomática de la Unión Europea, Kaja Kallas, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han trasladado respectivamente al primer ministro y al presidente de Armenia su absoluta solidaridad con el programa de reformas que está emprendiendo el Gobierno y con sus intenciones de estabilidad tras el conflicto con Azerbaiyán en medio del caótico escenario de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Cabe recordar que esta semana el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, denunció un supuesto intento de golpe de Estado del que las autoridades han responsabilizado al clérigo Bagrat Galstanián, instigador de manifestaciones contra el Gobierno en 2024 y que, según la versión oficial, «planeaba llevar a cabo actos terroristas y otras acciones destinadas a hacerse con el poder».
Galstanián se convirtió en una de las principales voces críticas dentro de Armenia contra las concesiones realizadas a Azerbaiyán en relación al territorio de Nagorno-Karabaj, cuya soberanía se han disputado históricamente los dos países vecinos. El clérigo cuestionaba directamente el papel de Pashinián.
Kallas se encuentra de visita en el país, interlocutor de la política de vecindad de la UE, donde ha comenzado una ronda de encuentros con sus autoridades. Esta mañana se ha visto las caras con el presidente armenio, Vahagn Jachaturián, a quien ha trasladado el respaldo de Bruselas «a sus reformas y a sus iniciativas para cimentar la prosperidad en el país», claves para «garantizar la paz y la estabilidad en la región», según ha manifestado en la red X.
Macron, por su parte, ha mantenido una «muy buena» conversación telefónica con Pashinián, a quien ha trasladado «la solidaridad de Francia ante los intentos de desestabilizar la democracia armenia» y reiteró su apoyo a «sus valientes esfuerzos por lograr la paz con Azerbaiyán y normalizar las relaciones con Turquía».
Pashinián mantuvo a mediados de mes un histórico encuentro con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para discutir los esfuerzos encaminados a reabrir fronteras y normalizar las relaciones, históricamente tensas debido a las matanzas de armenios en la época de la Primera Guerra Mundial a manos del Imperio Otomano, atrocidades que Ereván considera que equivalen a genocidio, un término que Turquía rechaza.
La situación se ha complicado aún más por los estrechos vínculos de Ankara con Azerbaiyán y su apoyo a Bakú en su prolongado conflicto con Armenia.
En este sentido, Marcon ha declarado que «la paz y la apertura de fronteras serían un gran avance para toda la región y un ejemplo para el resto del mundo», según el mensaje que ha publicado en su cuenta de la red X.
