El año 2025 trae consigo un refuerzo de la cooperación entre la Universidad de Sevilla y los campamentos de refugiados saharauis, mediante una nueva línea específica de voluntariado internacional desarrollada junto a la Universidad de Tifariti y financiada por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aacid). Esta iniciativa, que forma parte del proyecto Rasdele, se suma a las acciones previas y amplía el alcance del programa de voluntariado internacional, según informó la Universidad de Sevilla (US).
La US anunció, de acuerdo con una nota de prensa difundida este jueves, la asignación de más de 90.000 euros para el programa de voluntariado internacional en 2025. Esta cantidad permitió ofertar un total de 90 plazas y atender 162 solicitudes realizadas por la comunidad universitaria. De los aspirantes, 38 personas fueron seleccionadas para realizar estancias en proyectos que se desarrollan tanto en América Latina como en África. La US detalló que la participación proviene de 17 centros diferentes de la institución y que el perfil mayoritario es femenino.
Las estancias de voluntariado en 2025 se organizaron en seis países: Argentina, Cuba, Perú, Ecuador, Honduras y Guinea-Bissau, según consignó la US. Las actividades se implementan en colaboración con organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD), universidades locales, administraciones públicas y entidades municipales. Esta red de alianzas facilita el contacto y la formación de los participantes en contextos que demandan intervención social y cooperación internacional.
La Universidad de Sevilla subrayó, como recogió el comunicado, que los recursos invertidos y la participación obtenida en esta edición consolidan el voluntariado internacional como una herramienta estratégica para la formación en ciudadanía global. El programa fomenta también el fortalecimiento de alianzas internacionales y contribuye al establecimiento de modelos de desarrollo humano orientados hacia la equidad y la sostenibilidad.
Dentro del III Plan Propio de Cooperación para el Desarrollo y Educación para la Ciudadanía Global, el voluntariado internacional vincula el apoyo formativo a una experiencia práctica. Las estancias, que pueden durar entre uno y tres meses, incluyen procesos de sensibilización y acompañamiento antes, durante y después del tiempo que la persona voluntaria pasa en el país de destino. Según la US, este proceso busca dotar al voluntariado de las herramientas necesarias para comprender los contextos sociales en los que intervienen y afrontar los retos que puedan surgir en los proyectos.
El enfoque pedagógico del programa se alinea con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La US explicó que fomenta entre el estudiantado la comprensión de realidades diversas, especialmente en comunidades empobrecidas y entre personas desplazadas forzosamente. De esta forma, el voluntariado se presenta como una oportunidad para adquirir competencias sociales y ampliar la conciencia sobre la cooperación internacional y la justicia social.
Según reportó la US, la edición prevista para 2026 ya tiene programada la publicación de su convocatoria a finales de febrero, a través de la web de la Oficina de Cooperación al Desarrollo. Esta previsión mantendrá la continuidad y el crecimiento del programa, que se posiciona en la agenda universitaria como una apuesta por la internacionalización y la vinculación directa entre la formación académica y los proyectos de desarrollo.
