Nuria Fernández González, más conocida como Nuria Fergó, se dio a conocer a través de la primera edición de Operación Triunfo, allá por el año 2001. Desde entonces ha estado en el foco de los españoles, ya sea por un motivo u otro. Ahora, a sus 46 años y más empoderada que nunca, se ha decidido a alzar la voz por todo lo que ha sufrido y callado; así como no piensa tolerar ni una falta de respeto más.
“Me he tragado muchos, pero hay que poner unos límites y esta noche es la primera vez que he puesto límites, porque ya no puedo más. Hay que respetar a los artistas, y si no, que no nos contraten”. Estas palabras se las dedicaba al público de Villajoyosa (Alicante) el pasado 7 de julio, cuando la cantante decidió cancelar uno de sus conciertos, minutos antes de salir al escenario. La extriunfita afirmaba que el recinto no cumplía “las necesidades técnicas mínimas e indispensables para poder realizar un espectáculo en condiciones adecuadas”. Así, continúa con su racha de no callarse nada y luchar por lo que se merece.
Últimamente, su vida no ha sido un camino de rosas, pues el pasado mes de marzo perdió repentinamente a su padre, a causa de un cáncer que le fue diagnosticado hacía apenas unas semanas antes de la drástica noticia. Más adelante, en mayo, daría por finalizada su relación junto a Juan Pablo Lauro, con quien estaba comprometida. Tras esta ruptura, la cantante se ha sentado en el plató de Madres: Desde el corazón, en el que se ha sincerado sobre la etapa más dura de su vida, nada más tener a su hija Martina.
“Fue la boda de los sueños de otra persona”
El romance entre Nuria Fergó y el empresario José Manuel Maíz nació en el verano de 2009, en la localidad malagueña de Nerja, tierra natal de la artista. Fue en una reunión de amigos comunes donde se encendió la chispa de un amor que, desde el primer momento, quedó expuesto a la mirada pública.
Lo que comenzó como un idilio estival, pronto se transformó en una relación sólida y visible, aunque siempre discreta, y que los llevó a compartir momentos de felicidad visibles para todos. Tras un año de noviazgo, el 22 de mayo de 2010 sellaron su amor con una boda en el Palacio de la Convalecencia en la Universidad de Murcia, en un acto que despertó gran atención mediática.
Sin embargo, la historia no tuvo un final duradero. Pese a la imagen de estabilidad que proyectban, el matrimonio se rompió apenas dos años después. Y esa boda que pareció de cuento, según la cantante, “no fue la boda de sus sueños. Era la boda de los sueños de otra persona”. En octubre de 2012, anunciaron su separación mediante un comunicado conjunto, sorprendiendo a sus seguidores, especialmente porque en agosto de 2011 habían dado la bienvenida a su hija Martina, quien desde entonces se convirtió en el principal lazo de unión y en la razón para mantener una relación cordial tras el adiós definitivo.
“No fue un embarazo bonito. Me sentí muy sola”
“Mi hija llegó al mundo porque el universo quiso que fuera mi hija y yo su madre”, le contaba Fergó a Cruz Sánchez de Lara durante su entrevista en el programa de Mediaset. Y es que, tal y como ha confesado, no fue una hija buscada, pero no por ello menos querida. De hecho, la cantante se ha encargado de que a la pequeña de la casa no le falte nunca de nada. Sin embargo, su embarazo no fue bonito; más bien fue solitario, doloroso. “Como madre, no fue un embarazo bonito, me sentí muy sola”, aseguró.
La artista estaba pasando por un momento complicado en su relación y no sintió el apoyo de su entonces marido durante su proceso de embarazo. Además, se le sumó a una bursitis en la cadera, una inflamación dolorosa de la bursa que se encuentra en la cadera, una bolsa llena de líquido que ayuda a reducir la fricción entre tejidos del cuerpo. “Fue lo peor y lo más doloroso del embarazo. No se lo deseo a nadie”, expresaba recordando el punzante dolor que sintió durante aquellos largos nueve meses.
“Me he tenido que aguantar muchas cosas”
Y fue así como, tan solo 10 días después de dar a luz, decidió irse a vivir a casa de su madre, en Nerja. Ha asegurado que fue el nacimiento de su bebé lo que le dio las fuerzas suficientes para irse de allí, donde no estaba siendo feliz. Desde entonces, se consideró madre soltera: “Él puso que quería ver a su hija un fin de semana al mes, por lo que yo me considero madre soltera, porque a la niña la estoy criando yo. Su padre cumple con su manutención al mes, pero ya está”.
Nuria ha contado en el programa Madres: Desde el corazón que siempre quiso que su hija creciera en un ambiente sano, alejado de conflictos. Es por eso por lo que decidió despedirse de su exmarido y criarla de la manera más feliz posible. “Quería que desde cero viviera con el amor de su madre y la familia de su madre; y el amor de su padre y la familia de su padre. Lo importante es que los padres estén felices, juntos o separados para darle a esa niña ese amor. Entonces, vuelvo al pueblo y decido aparcar ocho años mi carrera profesional porque tenía ese sentimiento de ‘tengo un bebé y no quiero que tenga ausencias mías, voy a intentar sobrevivir como sea’”, ha relatado.
“Iba, volvía… En el pueblo mi rutina era llevar a la niña al colegio, gimnasio, comer en casa de mi madre, llevarla a extraescolares… no quedaba ni con mis amigas de toda la vida para tomar un café”, ha confesado, recordando sus momentos más solitarios. Además, la cantante ha querido contar otro de los momentos más duros, cuando José Manuel Maíz pidió la custodia completa de su hija. Fergó tuvo que luchar porque aquello no pasara, y demostrar que durante sus “escapadas a Madrid” estaba trabajando y no saliendo de fiesta. “Me he tenido que aguantar muchas cosas”, ha asegurado.