Las 10 rutas más bonitas de Zaragoza: presas romanas, manantiales mágicos e impresionantes barrancos

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Hoz del río Mesa, en Zaragoza (Adobe Stock).

Montañas, barrancos, ríos y bosques definen el patrimonio natural de Zaragoza. Más allá de su capital y de la imagen desértica de los Monegros, la provincia sorprende por su variada orografía: sierras onduladas, valles fértiles, barrancos escultóricos, llanuras y miradores. La afición al senderismo conecta a vecinos y visitantes con este patrimonio natural a través de incontables rutas de distinto nivel, muchas de ellas cerca de Zaragoza. De este modo, se ha elaborado una selección de 10 de las rutas más impresionantes de la provincia en las que el viajero puede contemplar todos sus secretos.

Hoz Seca y Hoz del río Mesa

La ruta circular por la Hoz Seca y la Hoz del río Mesa, de unos siete kilómetros, parte del aparcamiento situado junto al santuario de Nuestra Señora de Jaraba y sigue el recorrido bien señalizado de la GR-24.1. A lo largo del trayecto, los caminantes atraviesan paisajes espectaculares de barrancos y parajes rocosos, donde destaca la presencia de las pinturas rupestres en Roca Benedí. La diversidad del entorno natural, con su vegetación y escarpes, se une al atractivo arqueológico de las manifestaciones artísticas prehistóricas, brindando una experiencia enriquecedora que combina naturaleza, cultura y descanso a la orilla del río.

Barrancos en Purujosa

Purujosa propone al senderista una ruta circular de menos de cinco kilómetros, enclavada en la cara oculta del Moncayo, que puede completarse cómodamente en unas dos horas. El camino parte del aparcamiento junto a la CV-630 y desciende por la GR-90 y el PR-Z-77, enlazando el barranco de Cuartún con el de la Virgen. Durante el recorrido, la senda permite descubrir la cueva de Cuartún, rincones de vegetación exuberante y perspectivas del peirón de la Virgen de la Leche antes de alcanzar el collado de Barrevinoso. Es una travesía corta, pero intensa por uno de los paisajes montañosos menos transitados de la provincia.

El río Aguasvivas en Belchite y la presa de Almonacid

Presa romana de Almonacid, en Zaragoza (Adobe Stock).

El sendero lineal de Belchite a la presa romana de Almonacid permite recorrer unos seis kilómetros por el cauce del río Aguasvivas. El trayecto sigue el PR-Z-80 y se inicia en la plaza Goya, avanzando a través de la vía verde y cruzando el histórico viaducto y la acequia. Destacan lugares como el estrecho de Malpasillo, con saltos de agua y abundante vegetación ribereña. La llegada a la presa romana, una imponente construcción del siglo I, conecta al excursionista con la ingeniería y la historia de la región. El regreso se realiza por el mismo sendero, ideal para disfrutar en familia.

Las hoces del Piedra desde Aldehuela de Liestos

El itinerario circular de poco más de doce kilómetros revela uno de los rincones naturales menos conocidos de la provincia: las hoces del río Piedra. El sendero se inicia a la entrada del pueblo de Aldehuela de Liestos, junto al panel informativo, y transita por la pista agrícola que conduce al PR-Z-57. Durante el recorrido se cruzan barrancos como el de la Ballestera y el de Carranueva, hasta llegar al paraje de las hoces, donde las formaciones rocosas configuran un entorno espectacular. El regreso por el barranco del Montecillo completa una jornada para explorar este enclave singular del Campo de Daroca.

Ruta por la Bal de Luesia y ascensión a Puy Fonguera

La Sierra de Santo Domingo es el marco de esta ruta circular de ocho kilómetros que combina distintos senderos y da acceso a vistas privilegiadas desde el mirador de Puy Fonguera. El itinerario arranca en el refugio de l’Artica y se dirige a la fuente homónima, siguiendo el sendero botánico hasta el collado de la Balsiruela. Desde ahí, el camino enlaza con la fuente del Pueyo y gana altura hasta el mirador. El regreso recorre bosques, atraviesa el antiguo hayedo de la Bal del Avellanar y lugares de interés etnológico como la carbonera, conformando una ruta variada y didáctica.

El Aguallueve de Anento

El Aguallueve, en Anento, Zaragoza (Miguel Rubira García / Flickr.com).

Esta ruta circular de menos de tres kilómetros es perfecta para familias y para quien desee conocer uno de los rincones más únicos de Zaragoza. Tras dejar el coche en el aparcamiento de la entrada de Anento, la senda recorre la plaza del Pilón y pasa por la iglesia de San Blas y la ermita de Santa Bárbara. El camino conduce hacia el castillo y atraviesa un pinar hasta descender a la aguallueve, un pequeño oasis donde el agua surge de la roca y alimenta la balsa. El entorno evoca leyendas y misterio, haciendo de esta excursión una experiencia corta pero conmovedora.

Alto de la Nevera

El sendero circular del Alto de la Nevera, en la sierra de Algairén, ofrece uno de los paisajes más bellos y panorámicos de Zaragoza, con un recorrido de poco más de ocho kilómetros. Sale del área recreativa del Raso de la Cruz y sigue las señalizaciones del PR-Z-43 a través del barranco de Valdecerezo. Durante la subida, la ruta atraviesa las cuevas de las Tocinicas y el Sitio del Emparrado, bordeando pinares hasta alcanzar el mirador de la Falaguera. Desde allí se disfruta una vista privilegiada antes de regresar por el mismo camino o por la variante del PR-Z-43.

Jabacín, las Torcas y el meandro del Jalón

La ruta circular de once kilómetros conecta los pueblos de Chodes y Morata de Jalón, discurriendo en paralelo al río Jalón. El itinerario parte del albergue municipal de Morata y avanza por el camino del Baldío, incorporando el sendero botánico hasta la Paridera de Jabacín. Más adelante, desciende hasta el meandro del Jalón, donde el río moldea uno de los vericuetos más pintorescos de la zona. El retorno sigue la orilla del río por paisajes caracterizados por campos de labor y pequeñas formaciones kársticas, brindando una experiencia diversa sin grandes desniveles.

Castellet de Faió en Nonaspe

Nonaspe es un destino para senderistas experimentados con su ruta circular de 17 kilómetros, que atraviesa algunos de los parajes más salvajes de la comarca. El trazado inicia en la ermita de Nuestra Señora de Dos Aguas y cruza el río Algars, siguiendo el PR-Z-157 en dirección al Camino Natural del Matarraña-Algars. Entre pinos aparecen los restos del fortín que da nombre a la ruta, mientras se alcanzan miradores como el de Dos Aguas y el del Ebro. El descenso final lleva hasta el Vall Major, rodeando la ermita y ofreciendo vistas panorámicas sobre los valles fluviales de la zona.

Las murallas y el Caracol del Canal en Grisén

Para quienes buscan una ruta sencilla, Grisén ofrece un recorrido circular de menos de seis kilómetros, ideal para hacer con niños o principiantes. El sendero comienza en la plaza de España y, en dirección sur, alcanza el río Jalón, que se cruza por una pasarela antes de adentrarse en un bosque de ribera. La ruta sigue paralela al cauce y recorre la acequia de Pinseque. A mitad de camino se bordean campos de labor y se aprecian las murallas del canal, antes de regresar al punto de partida por el margen fluvial, siempre en un itinerario tranquilo y accesible.

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