Las 60 islas apenas habitadas que son un paraíso de playas vírgenes y navegación a vela

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La playa de Deadman’s Beach en Peter Island.

Fueron nombradas por Colón como Santa Úrsula y las once mil vírgenes, de donde derivó la abreviación de Islas Vírgenes. El “british” vino para diferenciarlas de las vecinas americanas, sobre todo cuando, a pesar de ser colonia inglesa, en 1959 adoptaron –para simplificar sus transacciones– el dólar estadounidense como moneda corriente. Desde entonces se profundizó ese doble perfil que tienen las BVI (British Virgin Islands).

La Marina de Scrub Island.

Sus ingresos provienen en un 60% de los servicios financieros, y en un 40% del turismo. La capital, Road Town, está en la isla más grande, Tortola. Según el censo de 2010, había en las BVI unos 28.000 habitantes, de los cuales 23.000 vivían allí.

El aeropuerto principal está en Beef Island (EIS), conectada por el este por un puente. Hay vuelos regulares de American Airlines desde Miami. El resto de Norteamérica dispone de conexiones de aerolíneas locales como Cape Air, Seaborne Airlines / Silver Airways, interCaribbean Airways; Tradewind Aviation y Caribbean Airlines y Liat que llegan a Beef Island, Tortola o Anegada después de pasar por San Juan de Puerto Rico, Antigua o Sint Maarten.

Peter Island, una de las 60 islas que recibe visitantes.

Parques nacionales e islas privadas

Las islas menos habitadas son parques nacionales, y hay tantas, que las áreas protegidas son 21. La más conocida es The Baths, en Virgin Gorda, un sector de grutas y cavernas a orillas del mar, al que se llega nadando como un náufrago porque no hay muelle. Una vez allí hay que ir avanzando agachado, casi en cuclillas, para descubrir inesperados rincones por donde se cuela el sol entre las rocas.

The Baths, un sector de grutas y cavernas a orillas del mar, al que se llega nadando.

También hay islas privadas con resorts donde sentirse Robinson Crusoe en versión hotel cinco estrellas. La más conocida de todas es Necker Island, del magnate Richard Branson, propietario de Virgin Records (que también tiene Moskito Island). La compró en 1978 y construyó un resort exclusivísimo que fue la punta de lanza para su Virgin Limited Edition. Necker Island era el refugio de playa favorito de Lady Di, y también se hospedaron Harrison Ford, Robert De Niro, Oprah Winfrey, y los Rolling Stones. Se alquila entera para 33 personas durante todo el año, excepto septiembre y octubre, los únicos dos meses en que se pueden reservar los cuartos individuales, como si fuera un pequeño hotel. En cualquier versión, conseguir lugar es casi, casi, misión imposible.

Playas desiertas en la White Bay de Guana Island.El lujo privado de Necker Island.Jean Kelly, anfitriona en Peter Island.

Otro rincón ultra top de las BVI es la North Sound, la zona norte de Virgin Gorda. Fondeadero emblemático del archipiélago, se ha formado aquí un ciclo de construcción virtuoso: los barcos van porque hay servicios y, a su vez, cada vez hay más resorts, mansiones y propiedades, porque allí se concentran las embarcaciones. Saba Rock Resort, Bitter End Yacht Club o Yacht Club Costa Smeralda, son solo algunos nombres.

Panorámica de Guana Island.

Hay otras islas privadas con propuestas igualmente lujosas, como Peter Island, Guana Island, Buck y Eustatia.

Navegar en versión all inclusive: cuánto cuesta

Como siempre hay viento y nunca se deja de ver la costa de alguna isla, las BVI son destino favorito de los amantes de la navegación a vela. Con más de 900 embarcaciones disponibles, con y sin tripulación, hay una tercera modalidad que es la de Day Sail, para las personas que desean tener experiencias de un día. Para eso, una de las compañías más conocidas es The Moorings.

Alquilar velero para recorrer las islas es un clásico de las British Virgin Islands.

En versión más extensa, es interesante la propuesta de &Beyond Yacht Charters, una empresa dedicada al alquiler de barcos con servicios all inclusive. Los tripulantes suelen ser parejas y la particularidad de esta firma es la importancia que le da al match entre los intereses de los pasajeros, y el perfil del capitán, y su asistente consorte: hay una dupla especializada en buceo, otra que se divierte mucho con los juegos de mesa, otra que tiene perros (y hace las delicias de los que van con niños). Ya se sabe, la convivencia a bordo es intensa, y la idea de que pasajeros y tripulación se lleven bien, hace al éxito del viaje.

La navegación es parte de la experiencia en estas islas.Elegir una playa distinta cada día es una de las ventajas de elegir una embarcación.

La tarifa arranca en u$s 15.000 por semana para seis personas, e incluye comidas y bebidas. También tienen un programa combinado “Stay & Sail” con estadía en Virgin Gorda en Oil Nut Bay y cuatro noches en barco, ideal para los que debutan en vivir abordo.

“Pankiller”

Pankiller, el trago insignia de BVI.

Es el trago nacional o “signature drink”. Se elabora con dos partes de ron, cuatro de jugo de ananá, una de jugo de naranja, una de licor de coco y un poco de nuez moscada. El más célebre es el del Soggy Dollar Bar de Jost Van Dyke. El bar lleva ese nombre porque la gente llegaba nadando, después de tirarse al agua desde las embarcaciones y colgaba los billetes mojados a secarse en una cuerda.

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