Las consecuencias para quienes se identifiquen con el satanismo en Rusia se extienden al bloqueo de sus cuentas bancarias, según publicó la agencia Interfax. A partir de la nueva disposición, los bancos procederán a congelar los fondos de aquellas personas o entidades que sean asociadas con el denominado “movimiento satanista internacional”, una medida que incrementa las repercusiones legales y económicas para los seguidores de esta ideología. La noticia corresponde a la reciente decisión de las autoridades rusas de clasificar al satanismo como organización extremista y sumarlo a la lista oficial del Servicio Federal de Supervisión Financiera.
Según consignó Interfax, la justificación de las autoridades radica en el argumento de que el satanismo representa una ideología extremista y se basa en el odio hacia las confesiones religiosas tradicionales. El Tribunal Supremo de Rusia, a pedido del fiscal general Igor Krasnov, había designado en julio de este año al satanismo como un movimiento extremista, citando que promueve el hostigamiento hacia religiones establecidas y que sus integrantes expresan públicamente su respaldo al extremismo. Entre los motivos alegados se incluye la destrucción y el daño a iglesias ortodoxas rusas, capillas y símbolos religiosos, así como acciones de vandalismo, de acuerdo con lo expuesto por Krasnov y retomado por Interfax.
Interfax detalló que la decisión de incluir al satanismo en esta lista no se produjo de forma aislada, sino luego de una mesa redonda realizada en abril en la Cámara Baja del Parlamento ruso. En este encuentro, legisladores y otros participantes debatieron la problemática de la ideología satanista, en donde se comparó su peligro con el del nazismo y el del movimiento LGBTQ. Según lo discutido en ese foro y reportado por Interfax, se concluyó que el movimiento satanista representa un atentado contra los valores tradicionales y se configuraría como parte de una supuesta “guerra híbrida” impulsada desde Occidente.
A consecuencia de esta reciente inclusión en la lista de organizaciones terroristas, quienes promuevan o formen parte del satanismo en Rusia quedan expuestos no sólo a restricciones financieras, sino también a sanciones penales de severidad considerable. Las autoridades señalaron, según Interfax, que las penas incluyen largos periodos de prisión y procesos legales por incitación a la hostilidad hacia las diferentes confesiones religiosas, en particular aquellas consideradas parte integral de la tradición nacional rusa.
El Servicio Federal de Supervisión Financiera, al sumarlo oficialmente a la lista de grupos extremistas, ha facilitado la aplicación de esta normativa, dando lugar a una vigilancia activa sobre las actividades de las personas y organizaciones que los fiscales o la policía puedan vincular al satanismo. Interfax explicó que las medidas adoptadas permiten congelar tanto cuentas particulares como organizaciones que se consideren afines, y que la regulación se enmarca en la política antiterrorista y contra el extremismo vigente en la Federación de Rusia.
El proceso que llevó a la clasificación inició varios meses antes, cuando el fiscal general presentó el caso ante el Tribunal Supremo. Durante su intervención, Krasnov argumentó que los seguidores del satanismo no solo impulsan el extremismo desde una perspectiva ideológica, sino también participan en la realización de rituales ocultos que, según las autoridades, refuerzan su desapego y rechazo hacia las religiones aceptadas oficialmente. Interfax indicó que las acusaciones incluyen también la comisión de actos materiales como la destrucción de bienes religiosos y la promoción de la hostilidad.
Al justificar la necesidad de esta categorización, los participantes en la mesa redonda subrayaron que el satanismo, a su entender y según lo recogido por Interfax, constituye una amenaza social equiparable a ideologías prohibidas históricamente en Rusia. Durante esa reunión parlamentaria, destacados diputados y asesores insistieron en que la proliferación del satanismo debería entenderse dentro de una estrategia extranjera destinada a debilitar la cohesión social a través del ataque a las bases religiosas del país.
La nueva medida se inscribe en un contexto más amplio de vigilancia y restricción contra movimientos identificados como extremistas por parte del Estado ruso, que en los últimos años ha ampliado la lista de organizaciones consideradas peligrosas para el orden interno. Según detalló Interfax, este tipo de disposiciones permiten a las autoridades tanto monitorear como interrumpir actividades financieras y sociales de grupos inscritos en la lista, afectando así las posibilidades de operación, reunión y expresión de los simpatizantes de tales movimientos.
En síntesis, el satanismo pasa desde ahora a formar parte de las organizaciones sujetas a monitorización intensiva por parte de las entidades bancarias y judiciales en Rusia, impactando severamente la posibilidad de sus miembros de actuar legalmente en el país. Las autoridades justifican la medida con base en la protección de los valores tradicionales y la prevención de acciones hostiles contra las religiones predominantes, mientras el Tribunal Supremo y el fiscal general recalcan el carácter de odio y destrucción atribuido a las prácticas y postulados de este movimiento, según lo difundido por la agencia Interfax.