Más allá de las individualidades elegidas, de los refuerzos puntuales que llegan para cubrir carencias o potenciar virtudes, lo que más pesa son las identidades futbolísticas de los equipos. El estilo que ya tienen asimilado, la hoja de ruta que mejor conocen. En los casos de Barcelona y Atlético de Madrid esos perfiles están muy marcados, son contrastantes. Al equipo catalán, desde la época de Johan Cruyff, le encanta la pelota y la presión adelantada. Convive con los riesgos. El Atlético, moldeado desde hace más de una década por Diego Simeone, se siente cómodo en el repliegue y el contraataque, características que acentúa ante rivales como el Barça. Toma recaudos.
Fue un duelo de propuestas conocidas, entre dos equipos muy estudiados entre sí. El Atlético incorporó a Álex Baena, un enganche creativo, un N°10 de los de antes, asociativo, pero la inercia del equipo en el remodelado Camp Nou fue esperar y salir con pelotazos. Barcelona no tuvo a De Jong, el volante con más sentido táctico en el eje, y dispuso de una zaga central de escasas garantías con Cubarsí y Gerard Martín, pero nada lo inhibe ni condiciona para asumir el protagonismo, jugar en campo rival y subir a la defensa hasta la línea central.

Cada uno con su libreto y armas, armaron un partido repleto de emociones. Pródigo en llegadas a los arcos y goles, como ya había ocurrido en la temporada pasada, con un saldo de 18 tantos en los cuatro enfrentamientos. Con la punta de la Liga de España en juego, el choque por la 15a fecha dejó un 3-1 para Barcelona, que puso a salvo su condición de líder.
Atlético no usufructuó una situación favorable. Estando el equipo replegado, Nahuel Molina, que volvió a la formación inicial por la lesión de Llorente, hizo un corte y lanzó la larga habilitación para Baena, que aceleró a la espalda de la defensa y con una sutil definición puso el 1-0. Iban 19 minutos y Barcelona ya monopolizaba el control de la pelota -71 por ciento de posesión en la primera etapa-, con la conducción de Pedri, que siempre se toma un segundo más para tomar la decisión correcta, la agitación que provoca Dani Olmo en tres cuartos y la amenaza constante del tridente Yamal-Lewandowski-Raphinha.

Ya mostraba dificultades el Atlético para contener el rival cuando llegó el penal a Olmo. Lewandowski lo tiró a una de las nuevas tribunas del Camp Nou. Enseguida, Oblak hizo una gran atajada para desviar un cabezazo del polaco. Julián Alvarez quedaba aislado, intervenía poco. Entró más en contacto con la pelota en la segunda etapa, cuando el Atlético adelantó las líneas y Simeone hizo cambios ofensivos (Almada, Sørloth, Griezmann) para buscar el empate.
La intervención más destacada de la Araña fue una definición de emboquillada que Joan García atrapó antes de que se le metiera por arriba. Con Sorloth en el centro del ataque, el cordobés se movió más por espacios exteriores. Dejó una buena asistencia que Giuliano Simeone remató defectuosamente. En el balance general, Alvarez influyó poco, su primera visita al Camp Nou no dejó una huella destacada. Simeone fue comprensivo en la conferencia de prensa: “Desde que llegó, Julián rindió en un nivel altísimo. Es humano, un día malo lo puede tener cualquiera, puede jugar un partido que no esté a su altura”.
Lo más destacado de Barcelona 3 – Atlético de Madrid 1
Barcelona había empatado en la primera etapa con un estupendo pase filtrado de Pedri a Raphinha, que resolvió tras gambetear a Oblak. “Defensivamente podríamos haber estado mejor, ellos encontraron espacios interiores para meter pases entrelíneas”, reconoció Simeone.
Justamente por adentro Barcelona volvió a hacerle daño al Atlético, con una combinación entre Lewandowski y Olmo, que marcó el 2-1 y salió lesionado en un hombro cuando cayó tras rematar. Simeone empezó a mandar al campo toda la artillería ofensiva que tenía en el banco.
Entró Thiago Almada, a quien el entrenador no le da la continuidad necesaria para desplegar su desequilibrante gambeta en velocidad. El ex-Vélez estuvo a centímetros de marcar lo que hubiera sido un golazo y candidato a ser uno de los mejores de la Liga. Tras otro pase de Molina, de buen rendimiento, Almada aceleró y fue esquivando a tres de los cuatro defensores locales: Cubarsí, Gerard Martín y Balde; dentro del área fue buscando el perfil y el espacio para sacar un remate que salió junto a un poste.
¡ERA EL GOL DEL CAMPEONATO, THIAGO!
Almada dejó a varios rivales en el camino, pero no definió de la mejor manera.#LaLigaEnDSPORTS | #BarçaAtleti pic.twitter.com/mfwY6V1jFI
— DSPORTS (@DSports) December 2, 2025
Luego, Almada volvió a darle un dolor de cabeza a la defensa local con una llegada al fondo y una asistencia que no aprovechó Griezmann. Hansi Flick ya había reemplazado a sus tres delanteros, pasaba por apuros, pero con un Atlético volcado al ataque encontró los huecos para una combinación entre Rashford y Balde para el 3-1 de Ferrán Torres.
Barcelona aseguró la victoria en el descuento. Estaba necesitado de un triunfo de quilates, luego de no haber dado la talla contra Real Madrid y Paris Saint-Germain. Tras el final, Simeone se metió enseguida en el vestuario; cuando Flick lo buscó para saludarlo, tuvo que correrlo hasta el pasillo para estrecharle la mano. “Me gustó el equipo, me voy contento, competimos contra un rival difícil. Los chicos dieron el máximo”, expresó Simeone.
La palabra de Diego Simeone
Atlético empezó ganando, le dieron vuelta el partido, merodeó el empate y en el cierre le dieron el golpe de gracia. “Para ganar una competencia en algún momento te vas a encontrar con este tipo de rivales, que son muy buenos”, admitió Simeone, en una frase que también explica por qué su equipo no gana un título desde 2019.
