Las razones de la salida del número dos de la Cancillería y el rearmado que dispuso Gerardo Werthein

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Corrido desde hace meses de las principales decisiones de la Cancillería, Eduardo Bustamante renunció el viernes último a su cargo de secretario de Relaciones Exteriores, en los papeles el número 2 de la diplomacia nacional, por debajo del canciller Gerardo Werthein.

Se trata, por cierto, de la crónica de una renuncia anunciada. Involucrado de modo indirecto en la votación en favor de Cuba en Naciones Unidas, que le costara el puesto a la entonces canciller Diana Mondino, Bustamante era prácticamente el único secretario sobreviviente de la gestión de la economista, con la excepción de Paola Di Chiaro, que continúa como secretaria de Malvinas y proviene del círculo de diplomáticos heredados de la gestión Cambiemos. Al lado de Werthein, el ex secretario de Relaciones Económicas Internacionales Luis María Kreckler, y su flamante sucesor, el exembajador en Alemania Fernando Brun, conforman el trío de poder en la Cancillería, siempre en sintonía con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

“Es una buena persona, trabajador. Pero quedó desaliñado, el cargo le quedó por encima de sus posibilidades”, explicaron a LA NACION altas fuentes del Palacio San Martín. “Esto es como una carrera de postas. Si tres corredores hacen los 100 metros en 9 segundos, y el cuarto las corre en 11, hay que cambiarlo”, agregaron las fuentes, que evitaron explicar los temas en los que Bustamante no cumplió las expectativas. Negaron que el voto en contra del embargo a Cuba hubiese sido la razón principal del desplazamiento, aunque en Cancillería enfatizaron que Bustamante “cumplió un ciclo” y que la conducción del organismo “necesita ir hacia adelante”.

Eduardo Bustamante, junto con Diana Mondino

Sin peso en el esquema actual, Bustamante estaba de licencia desde el pasado miércoles 9 de julio. Su cargo, explicaron, será cubierto por el momento por el subsecretario del área, el también diplomático de carrera Juan Manuel Navarro, designado en ese cargo en marzo pasado.

Sin padrinos

“Se quedó sin padrinos”, fue la definición que se oyó en la boca de otros funcionarios en las últimas horas. Temeroso de decir alguna palabra de más, Bustamante había cortado todo vínculo con la prensa y se mantenía en un riguroso bajo perfil, a la espera de recuperar un mayor protagonismo, que nunca llegó.

Diplomático de carrera y ex cónsul en Montevideo, Bustamante apareció en algunos eventos oficiales en los últimos meses representando a la Cancillería, como el homenaje a los soldados caídos en Malvinas, el 2 de abril pasado, en Retiro. También se lo vio durante el encuentro de Werthein con el secretario de Salud norteamericano, John Kennedy, en Buenos Aires, a fines de mayo, siempre con bajísimo perfil.

Bustamante (centro) junto al ministroi de Comercio francés, Laurent Saint-Martin, y diplomáticos franceses, en junio pasado. A la izquierda, el secretario Fernando Brun

A pesar de que fuentes diplomáticas asocian a Bustamante con la gestión de Mauricio Macri, ex funcionarios de aquel gobierno se despegan. “No pertenecía a nuestro grupo. Trabajó en su momento con (Patricia) Bullrich, pero estaba ahí por Santiago Caputo y Nahuel Sotelo”, contestan las fuentes macristas, en referencia al asesor presidencial y el secretario de Culto, único miembro de las Fuerzas del Cielo que será candidato a diputado provincial en las elecciones del 7 de septiembre. Entre 2016 y 2018, en un paréntesis de su carrera en la diplomacia, Bustamante trabajó para Bullrich en el Ministerio de Seguridad como subsecretario de Desarrollo de Fronteras.

Luís María Kreckler

¿Seguirá Sotelo en su cargo? Si no decide ser candidato testimonial, su gestión-que también bajó el perfil en los últimos meses-terminará el 10 de diciembre. “La idea es que nadie de La Libertad Avanza sea candidato testimonial”, ratifican desde el Gobierno, dando por hecho que el joven secretario, primera línea de los jóvenes libertarios que responden a Daniel Parisini, alias el Gordo Dan, no continuará en ese puesto más allá de fin de año.

Los que sí continuarán con Werthein aplicando la política exterior, alineada con Estados Unidos e Israel, son Brun y el experimentado Kreckler, que según fuentes diplomáticas no volverá por el momento a San Pablo para retomar sus tareas como cónsul en esa ciudad de Brasil. “A Kreckler no hay que explicarle dos veces las cosas”, ironizan en el Palacio San Martín, en un mensaje vertical y con destinatarios múltiples.

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