En La Matanza escasean los policías y abundan los delitos. Desprotegidos y cansados de los robos, los vecinos y los trabajadores persiguen a los asaltantes, aunque por momentos pongan en riesgo sus vidas.
Durante unos segundos, la esquina de Campana y Chaco, en el barrio Los Ceibos II, estuvo a punto de convertirse en escenario de una tragedia.
El 15 de enero pasado en Coronel Lynch y Libertador General San Martín, en el barrio San Nicolás, dos delincuentes en moto quisieron robarle el automóvil a un vecino. Entonces, el chofer de un colectivo de la línea 174 encerró a los asaltantes. En venganza, uno de los ladrones abrió fuego contra la unidad y mató de un balazo a Hilda Cristina Tello, una pasajera que viajaba con su hija y una amiga de la niña.
La tragedia estuvo a punto de repetirse anteayer, en Campana al 7100. El conductor de un colectivo de la línea 620 cerró el paso de dos ladrones en moto que asaltaron al dueño de una verdulería.
La respuesta de los delincuentes no se hizo esperar. Uno de ellos sacó una pistola 9 mm de entre sus ropas y apuntó contra el colectivo. No pudo disparar porque el cómplice que conducía la moto perdió el equilibrio al tener el colectivo encima.
La escena fue grabada por uno de los pasajeros con su celular. En la grabación se escucharon los gritos de los vecinos que le recriminaron al chofer que dejara escapar a los delincuentes porque estaban armados.
“Qué hacés amigo. Están re enfierrados gil”, le gritaron los pasajeros al colectivero. Sin poder abrir fuego, los delincuentes doblaron por Chaco y huyeron. Pero, al regresar por Campana, los asaltantes fueron interceptados por un grupo de vecinos que los sometieron a una golpiza, antes de entregarlos a los efectivos de la seccional de Virrey del Pino.
A raíz de los golpes, uno de los asaltantes tuvo que ser internado en un hospital de la zona debido a una conmoción de cráneo provocada por la paliza que le asestaron los vecinos.