El Ejército libanés reveló recientemente el hallazgo de un dispositivo de espionaje en la zona de Labuna-Tiro, supuestamente instalado por fuerzas israelíes, lo que ha intensificado las tensiones en la frontera sur del país. Según reportó el medio Europa Press, este descubrimiento ocurre tras una serie de ataques israelíes dirigidos contra presuntos objetivos de Hezbolá, acompañados por la evacuación obligatoria de tres localidades: Mais al Yabal, Kfar Tibnit y Debine, situadas al sur de Líbano, donde las hostilidades han dejado al menos un herido de origen sirio confirmado por el Ministerio de Sanidad libanés.
Según informó Europa Press, las Fuerzas Armadas de Líbano acusaron al Ejército israelí de haber realizado más de 4.500 violaciones al alto el fuego pactado en noviembre de 2024. Estas acciones comprenden bombardeos, incursiones y otras operaciones militares en zonas limítrofes, así como ataques aéreos, marítimos y terrestres. En un comunicado difundido en redes sociales, el Ejército libanés afirmó que los ataques israelíes han producido víctimas y daños, además de obstaculizar el despliegue militar nacional en la región sur.
El reporte de Europa Press también recogió que las autoridades libanesas señalan la persistencia de crímenes contra pobladores de áreas fronterizas, incluyendo el uso de bombas incendiarias y la destrucción de viviendas. Estas situaciones, según el comunicado castrense, han impedido el cumplimiento de los acuerdos de cese de hostilidades, cuyo alcance está delimitado desde el río Litani, y mantienen una situación de tensión que dificulta la implementación del acuerdo.
Las recientes incursiones israelíes se produjeron después de que el Ejército de Israel ordenara la evacuación preventiva de las localidades mencionadas, señalando como objetivo inmueble previamente seleccionados. Europa Press informó que Israel justifica estos bombardeos con la argumentación de actuar en respuesta a la supuesta actividad de Hezbolá en la franja fronteriza. Sin embargo, tanto el gobierno de Beirut como el propio grupo chií Hezbolá han expresado su rechazo, señalando que estas operaciones constituyen una transgresión del pacto del alto el fuego, críticas a las que se ha sumado la propia Naciones Unidas.
De acuerdo con los términos del alto el fuego negociado tras los enfrentamientos desencadenados en octubre de 2023, las fuerzas israelíes y Hezbolá debían retirar sus tropas del sur de Líbano. No obstante, Israel mantiene cinco puestos militares dentro del territorio libanés, una práctica adicional objeto de denuncia por parte de las autoridades del país árabe y del partido-milicia, quienes insisten en el retiro total de efectivos extranjeros de la franja fronteriza.
Europa Press reportó que Nawaf Salaf, primer ministro de Líbano, reiteró que el Ejecutivo sigue comprometido con la desescalada e involucrado en negociaciones a largo plazo, aún bajo la amenaza de nuevos ataques. El presidente del gabinete libanés formuló interrogantes sobre la falta de compromiso de Israel hacia los mecanismos acordados, señalando que «¿cómo es posible que continúe practicando la intimidación y los ataques, mientras que estas reuniones se supone que deben garantizar la plena aplicación de la resolución 1701 (del Consejo de Seguridad de la ONU) y el cese de hostilidades?» En este sentido, Salaf insistió ante Europa Press en la necesidad de que la comunidad internacional, especialmente los Estados parte del acuerdo de mediación como Francia y Estados Unidos, realicen presiones diplomáticas para que Israel detenga de inmediato los ataques, regrese a la mesa de negociación y cumpla con las disposiciones internacionales, incluyendo la retirada de los territorios actualmente bajo su control.
El medio Europa Press detalló que los bombardeos y acciones de Israel contra presuntos objetivos de Hezbolá se han ejecutado aun tras la entrada en vigor del alto el fuego, apoyándose en argumentos de autodefensa frente a las actividades atribuidas al grupo armado en la frontera, aunque esta postura no ha recibido consenso ni aprobación entre los actores multilaterales involucrados ni entre los protagonistas directos del conflicto.
Las Fuerzas Armadas de Líbano advirtieron, en el comunicado recogido por Europa Press, que la continuidad de las operaciones militares israelíes entorpece la total aplicación de los acuerdos logrados y afecta a la estabilidad de la región. El Ejército remarcó que tales acciones restringen su capacidad de desplegarse de manera eficaz en el sur del país y vulneran la soberanía libanesa de modo sistemático desde distintas rutas: terrestre, marítima y aérea.
El ataque más reciente, consignado por Europa Press, resultó en un al menos un herido confirmado, mientras prosiguen las denuncias de las autoridades nacionales sobre los efectos de la escalada militar en la vida cotidiana y la seguridad de los habitantes de las zonas limítrofes. Desde la reanudación de los enfrentamientos en 2024, las localidades del sur han sido objeto de reiteradas advertencias de evacuación tanto por parte israelí como por voces del Ejecutivo libanés, en un escenario marcado por la incertidumbre y la expectativa sobre la eficacia de la mediación internacional.
El refuerzo de la denuncia pública acerca de los dispositivos de espionaje atribuidos a Israel, ya citado por Europa Press, refleja la complejidad del contexto regional y las dificultades operativas para alcanzar una solución duradera, mientras la frontera sur de Líbano permanece en estado de alerta ante una posible escalada mayor.