A veces no alcanza solo con ser una cara bonita o un actor taquillero para ganarse el cariño del público. “Las acciones hablan más fuerte que las palabras”, dijo una vez Jonathan Larson y fue así como Keanu Reeves se convirtió en una de las personalidades más aclamadas y adoradas de Hollywood. Su bondad, espontaneidad, sencillez y sobre todo su resiliencia lo convirtieron en un ejemplo de persona tanto delante como detrás de cámara. Este 2 de septiembre celebró su cumpleaños número 61. Pero en su vida no todas fueron primaveras y premios y alfombras rojas de Matrix y John Wick, sino que hubo muchos inviernos y pérdidas que dejaron heridas profundas. Si bien nunca sanarán del todo, le dejaron una marca imborrable y supieron forjar una personalidad fuerte, pero al mismo tiempo sensible que hizo que sus películas fueran éxitos y la gente grite por él tanto en una entrega de premios como cuando camina por la calle como cualquier hijo de vecino.
La pérdida de su bebé y el fatal accidente que le arrebató a su amor
Corría 1998 cuando Keanu Reeves conoció a una de las mujeres más importantes de su vida: Jennifer Syme, una actriz y ejecutiva de una discográfica de Los Ángeles. El encuentro se dio en una fiesta de Dogstar, la banda que fundó el actor con Robert Mailhouse, Bret Domrose y Gregg Miller. Mirada va, coqueteo viene y, al poco tiempo, empezaron a salir. Al año siguiente se enteraron que ella estaba embarazada, pero nunca se imaginaron la tragedia que los golpearía ocho meses después. El 24 de diciembre de 1999, en vísperas de la Navidad, Syme entró en trabajo de parto. Dio a luz a su hija Ava Archer Reeves pero la bebé murió a las pocas horas. Así como algunas parejas se hacen más fuertes frente al dolor, en su caso la pérdida fue imposible de sobrellevar y entendieron que lo más sano para ambos era tomar caminos separados y, en buenos términos, le pusieron puntos suspensivos a la relación.
Cuando apenas se reponían de la pérdida de su bebé, una vez más la tragedia les arrebató la felicidad. Durante la madrugada del 1 de abril de 2001, Syme se vio envuelta en un fatal accidente de tránsito. Conducía su camioneta Jeep Cherokee por Cahuenga Boulevard, en Hollywood, cuando perdió el control e impactó contra tres autos estacionados. Como no tenía puesto el cinturón de seguridad salió despedida del vehículo y murió en el acto. Tenía solo 28 años.
La Policía encontró medicamentos entre las pertenencias de la actriz. Según la agencia AP, su madre declaró ante las autoridades que su hija estaba bajo tratamiento médico por depresión tras la muerte de su bebé y también por un dolor de espalda a raíz de un accidente de tránsito que había tenido unos días antes. Distintas versiones apuntan a que poco tiempo antes de ese fatídico hecho, Reeves y Syme habían retomado su relación. El actor participó del funeral que tuvo lugar el 7 de abril de 2001 en Los Ángeles y ayudó a llevar el féretro. La mujer fue enterrada al lado de su hija.
El protagonista de Matrix siempre fue extremadamente reservado sobre los aspectos más privados de su vida. Recién en 2006, durante una entrevista con Parade, habló del duelo y reflexionó: “El dolor cambia de forma, pero nunca termina. La gente tiene la idea errónea de que se puede lidiar con ello y decir ‘ya pasó y estoy mejor’. Se equivocan. Cuando las personas que amas se fueron, estás solo. Extraño ser parte de sus vidas y que ellos sean parte de la mía. Me pregunto cómo sería el presente si estuvieran acá, qué habríamos podido hacer juntos. Extraño todas las cosas maravillosas que nunca serán (…) Todo lo que podés hacer es esperar que el duelo se transforme y que, en lugar de sentir dolor y confusión, vuelvan a estar juntos en el recuerdo, que haya consuelo y placer allí, no solo pérdida”.
El día que no pudo salvar a su mejor amigo
A pesar de lo hostil que puede ser la industria del cine, hay amistades -como la de Leonardo DiCaprio y Tobey Maguire, Cameron Diaz y Drew Berrymore y Ben Affleck y Matt Damon- que son a prueba de todo, del tiempo, de la fama, de la envidia, de relaciones amorosas que van y vienen o de los rechazos en las audiciones. Tener una mano amiga en un escenario que tiene tanta luz como oscuridad vale oro. Keanu Reeves la tuvo, pero se fue demasiado pronto.
Corría 1991 cuando el director Gus Van Sant lo convocó para volver a formar dupla con su mejor amigo, River Phoenix, con quien venía de filmar la comedia Te amaré hasta que te mate (I Love You to Death) de Lawrence Kasdan. “Lo voy a hacer si vos lo hacés”, se dijeron mutuamente y dicho y hecho ambos aceptaron. Para el drama, Mi mundo privado (My Own Private Idaho), basado en Enrique IV (Henry IV) de William Shakespeare, se pusieron en la piel de dos amigos que se ganan la vida prostituyéndose y que deciden embarcarse en un revelador viaje desde Portland hasta Idaho.
Tuvieron una química sólida y efectiva, pero que no se gestionó precisamente para el film, sino que venía de antes, cuando se conocieron en el rodaje de Todo en familia (Parenthood) donde Reeves trabajó con el hermano menor de River, Joaquin Phoenix y también con su entonces novia Martha Plimpton. Se hicieron amigos instantáneamente, no solo por su gusto compartido por la actuación, sino también por la música y las motocicletas. Phoenix, que era seis años menor que Reeves, lo consideraba su “hermano mayor, pero más bajito”.
Sin embargo, un trágico suceso les arrebataría la hermandad y marcaría un punto de quiebre en la vida de Reeves. El 31 de octubre de 1993, River Phoenix murió a causa de una sobredosis. Tenía solo 22 años.
Según la revista People, el joven actor se desplomó afuera de The Viper Room, un famoso club nocturno de West Hollywood que en aquel momento era copropiedad de Johnny Depp. Había ido junto a sus hermanos Joaquin y Rain Phoenix, y su novia Samantha Mathis, puesto que tenía previsto presentarse con su banda de rock Aleka’s Attic pero eso nunca pasó y la noche de fiesta se convirtió en una pesadilla. La Oficina Forense del Condado de Los Ángeles informó que la alta dosis de cocaína y morfina que encontraron en su organismo fueron una combinación letal.
Reeves se enteró de la muerte de su mejor amigo mientras filmaba la película Máxima velocidad (Speed), junto a Sandra Bullock. “Vi cómo Keanu se afligía. Y se afligió por su amigo. Es muy reservado, pero no podía ocultarlo”, recordó la actriz en una entrevista con Esquire. La pérdida de Phoenix fue un antes y un después para Reeves, quien siempre se lamentó por no haber estado más pendiente de su amigo y acompañarlo en el difícil momento personal que atravesaba.
“Es raro hablar de él en pasado. Odio hablar de él en el pasado. Así que casi siempre tengo que hacerlo en presente. Era una persona realmente especial, tan original, única, inteligente, con talento, ferozmente creativa. Reflexivo. Valiente. Divertido. Oscuro. Y luminoso. Fue genial haberlo conocido. Sí. Inspirador. Lo echo de menos”, sostuvo en diálogo con Esquire en 2021, casi tres décadas después de aquel fatídico día.
Keanu Reeves y Sandra Bullock: una dupla explosiva, un “que hubiese pasado si…” y un nuevo proyecto que ilusiona a los fans
Hay vínculos románticos de ficción que se traducen en grandes amistades en la vida real: Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, Jennifer Aniston y Adam Sandler y Keanu Reeves y Sandra Bullock. El protagonista de Matrix y la estrella de Miss Simpatía se conocieron en 1994 cuando protagonizaron Máxima velocidad, un largometraje de acción en el que un policía de Los Ángeles tiene que manejar un colectivo que lleva una bomba que puede explotar si disminuye la velocidad. Fue un éxito rotundo con una recaudación de 350.000.000 de dólares y dos premios Oscar, uno a mejor sonido y el otro a edición de efectos de sonido.
Como suele ocurrir en varios casos, los fanáticos pensaron que la química que tenían podía traspasar la pantalla. Si bien esto no sucedió, y su amor es meramente platónico, hubo un momento en el que los sentimientos se mezclaron un poco. “Pienso en lo dulce que era Keanu Reeves y en lo guapo que era. Me costaba mucho estar seria. Me miraba y me reía. Y tenía que intentarlo, ya sabes, estar seria”, se sinceró la ganadora al Oscar con Ellen DeGeneres y admitió en que seguramente había algo de ella que a su compañero no le gustaba. Sin embargo, tiempo después, en el mismo programa la conductora le mencionó a Reeves los dichos de Bullock y para sorpresa de todos él hizo una revelación que dejó boquiabiertos a todos: “Obviamente, ella tampoco sabía que yo estaba enamorado de ella”. No obstante, primó el profesionalismo y la amistad por sobre todas las cosas.
Pero, fue justamente el hecho de que nunca fueron pareja lo que les permitió establecer una amistad tan sólida, aunque siempre quedó el “que hubiese pasado sí…” en el aire. “Keanu es un tipo que, creo, es amigo de todas las mujeres con las que salió. No creo que haya nadie que tenga algo horrible para decir sobre él, así que tal vez podríamos haber sobrevivido”, sostuvo Bullock en declaraciones a Esquire.
Tras el éxito de Máxima velocidad, el público confiaba en volver a verlos juntos en la secuela. Sin embargo, Reeves se bajó del proyecto para abocarse a otros proyectos y porque aparentemente no le convenció el guion. Bullock lo llevó adelante y su interés amoroso fue Jason Patric. Sin embargo, la película fue un fracaso y la propia actriz admitió que estaba avergonzada de haber actuado en ella.
No obstante, en 2006, los actores tuvieron revancha y les regalaron a los fanáticos una película que, a esta altura, ya es considerada de culto: La casa del lago (The Lake House), un drama dirigido por el argentino Alejandro Agresti sobre una médica que intercambia cartas de amor con un arquitecto que se mudó a su casa junto al lago.
Y, como dice el dicho, “no hay dos sin tres” y en este caso aplica para la dupla de actores. Tras mencionar en reiteradas oportunidades su deseo de volver a trabajar juntos, según reveló The Hollywood Reporter, Reeves y Bullock están próximos a coprotagonizar un thriller romántico de Amazon MGM Studios. Hasta el momento se desconocen detalles de la producción, pero trascendió que el guion está en manos de Noah Oppenheim (Jackie, Día Cero) y que la trama será “impulsiva”.
La pasión que se convirtió en un millonario y veloz negocio
El intérprete es uno de esos actores que a lo largo de su carrera supo meterse de lleno en sus personajes. Se convirtió en un ícono del cine de acción y así como hizo varias de sus escenas de riesgo, adquirió habilidades especiales para sus películas. Por ejemplo, para Punto límite (Point Break), donde interpreta a un agente del FBI que se infiltra en una banda de surfistas, tomó clases de surf, puesto que no tenía ninguna experiencia previa. Pero, su verdadera pasión es un medio de transporte de dos ruedas en los que se movilizó tanto en Mi mundo privado como con John Wick: las motos. “Lo que me atrae de manejar es la parte visceral: la vibración, el sonido, el viento… Y es un gran lugar para pensar, para sentir, para escapar. No es bueno para mi salud estar lejos de las motos”, sostuvo según la revista GQ.
Desde su juventud, se convirtió en un verdadero fanático de la velocidad. Además de sumar kilómetros e incorporar las motos a sus personajes, decidió impulsar su pasión y además de coleccionarlas, en 2011 cofundó Arch Motorcycle, su propia empresa de motocicletas junto al ingeniero Gard Hollinger a quien conoció cuando le pidió que customizar su Harley-Davidson Dyna Wide Glide.
“Mi implicación en Arch Motorcycle es, sobre todo, en la visión de la compañía. No soy capaz de subirme a una moto, ni siquiera de arreglarla. Lo que sí puedo hacer es probarla y decirte qué hay que mejorar. Los diseños son de Gard. Yo hago de portavoz de la compañía”, explicó. Las motos que venden son exclusivas, personalizadas y se fabrican a pedido por montos que rondan las seis cifras.
El amor que le devolvió la sonrisa
“Quiero casarme. Quiero tener hijos. Eso es lo más importante. Primero tengo que escalar la montaña. Lo voy a hacer. Solo dame un poco de tiempo”, le dijo Keanu Reeves a Parade en 2006, en una de las pocas entrevistas en las que habló sobre las perdidas que lo marcaron. Cumplió con su objetivo y la vida le dio revancha. No solo se convirtió en uno de los actores más taquilleros de Hollywood, ni en uno de los más queridos, por su solidaridad, su carisma y su simpatía, ni se consolidó como un eterno galán, si no que volvió a encontrar el amor, al cual se aferró para salir adelante, despacio, con un pie delante del otro.
Aunque no hay una fecha exacta, según trascendió Reeves conoció a la artista visual Alexandra Grant en 2009 durante una cena con amigos en común. Rápidamente hicieron clic y empezaron a buscar la manera de que sus trabajos pudieran combinarse. Y el que busca… encuentra. En 2011 publicaron el libro Ode to Happiness, con texto de él e ilustraciones de ella y en 2017 cofundaron la editorial X Artists’ Books. En silencio pasaron de amigos a amantes y su relación recién se hizo pública en 2019 cuando asistieron juntos a la Gala de Arte y Cine del LACMA.
Desde que blanquearon su relación, el actor y la artista caminaron de la mano e hicieron algunas declaraciones públicas en las que sin revelar tanto, dijeron todo. Así como su entorno aseguró que estaba muy feliz en pareja, el propio Reeves le relató a People en 2023 su momento de dicha junto a su amor: “Estábamos en la cama. Estábamos conectados. Sonreíamos y nos reíamos. Nos sentíamos genial. Fue realmente agradable estar juntos”. Hoy, a los 61 años, con más de un centenar de películas, varios proyectos en agenda, un amor real y genuino e importantes personas que lo marcaron para siempre, Keanu disfruta de lo que cosechó no solo delante de cámara, sino también cuando el director gritó “corte”.