Los aliados de EE. UU. buscan relaciones comerciales más confiables y continúan alejándose

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Mientras el presidente Trump amenaza con imponer fuertes aranceles a muchos países, la Unión Europea trabaja para relajar las barreras comerciales y profundizar sus relaciones económicas.

El caos comercial está obligando a los aliados de Estados Unidos a unirse más entre ellos y a alejarse más de este país. Y mientras eso ocurre, la Unión Europea intenta situarse en el centro de un nuevo mapa comercial mundial.

El bloque se enteró este fin de semana de que Washington lo sometería a aranceles del 30 por ciento a partir del 1 de agosto. Ursula von der Leyen, presidenta del poder ejecutivo de la UE, respondió con la promesa de seguir negociando. También dejó claro que, aunque la Unión Europea retrasaría cualquier represalia hasta principios de agosto, seguiría elaborando planes para contraatacar con fuerza.

Pero esa no era toda la estrategia. Europa, como muchos de los socios comerciales de Estados Unidos, también está buscando amigos más confiables.

«Vivimos tiempos turbulentos, y cuando la incertidumbre económica se une a la volatilidad geopolítica, socios como nosotros debemos acercarnos más», dijo von der Leyen el domingo en Bruselas en una conferencia de prensa junto al presidente indonesio, Prabowo Subianto.

Mientras el presidente Donald Trump amenaza con imponer fuertes aranceles a muchos países, entre ellos Indonesia, la Unión Europea trabaja para relajar las barreras comerciales y profundizar las relaciones económicas.

«En tiempos difíciles, algunos tienden al ensimismamiento, al aislamiento y a la fragmentación», dijo von der Leyen. Luego, en un mensaje implícitamente dirigido a los líderes mundiales sacudidos por los aranceles de Trump, añadió: «Siempre son bienvenidos aquí, y pueden contar con Europa».

Se trata de una escena dividida que se está convirtiendo en típica. Por un lado, Estados Unidos siembra la incertidumbre al reventar semanas de laboriosas negociaciones e intensificar las amenazas arancelarias. Por otro, la Unión Europea, formada por 27 países, y otros socios comerciales de Estados Unidos están estrechando lazos y sentando las bases de un sistema comercial mundial que gira cada vez menos en torno a un Estados Unidos más y más voluble.

«En el Sudeste Asiático, especialmente en Indonesia, consideramos que Europa es muy, muy importante para la estabilidad mundial», dijo Prabowo el domingo.

Será difícil alejarse de Estados Unidos, y Prabowo predijo que este país siempre será un líder mundial. Alberga la mayor economía del mundo, un rebosante mercado de consumo y tecnologías y servicios de vanguardia.

Pero muchos socios comerciales de Estados Unidos sienten que no les queda más remedio que diversificarse. Y aunque las relaciones comerciales son difíciles de alterar, también son difíciles de volver a cambiar una vez que se han reorganizado totalmente.

Eso es lo que está ocurriendo ahora.

Los negociadores de la UE llevaban meses de idas y venidas con sus homólogos estadounidenses antes del anuncio de Trump. Y hasta mediados de semana, Bruselas esperaba estar acercándose al menos al marco de un acuerdo: la Unión Europea aceptaría un arancel base del 10 por ciento, pero también exigiría excepciones para sectores clave.

En lugar de ello, Trump empezó a insinuar el jueves que el bloque –uno de los socios comerciales más importantes de Estados Unidos– recibiría una carta en la que se establecería una tasa arancelaria generalizada.

El viernes, la Casa Blanca notificó oficialmente a los funcionarios de la UE que sus planes cuidadosamente elaborados habían reventado. Y el sábado, el público se enteró por la cuenta de Trump en las redes sociales de que el bloque estaría sujeto a una tasa del 30 por ciento.

Trump anunció simultáneamente que impondría un arancel similar a los productos procedentes de México. La tasa de Canadá es ligeramente superior, del 35 por ciento. Tailandia (35 por ciento), Bangladés (35 por ciento) y Brasil (50 por ciento), junto con otras decenas de socios comerciales de Estados Unidos, parecen abocados a un destino similar.

Trump ya se ha echado atrás de amenazas arancelarias, y ha manifestado su voluntad de negociar la reducción de estos aranceles antes de que entren en vigor el 1 de agosto, y la Unión Europea y otras economías están dispuestas a seguir negociando.

Pero el ambiente es cada vez más hostil.

Trump está «instrumentalizando la incertidumbre» para tratar de obligar a sus socios comerciales a hacer concesiones, dijo Mujtaba Rahman, director gerente para Europa del grupo Eurasia, calificando los últimos anuncios como «cambios de la portería en pleno partido».

El anuncio de Trump del sábado intensificó los llamamientos en Europa a tomar represalias enérgicas.

«Trump está intentando dividir y asustar a Europa», dijo Brando Benifei, quien dirige la delegación para las relaciones con Estados Unidos en el Parlamento Europeo.

Pero von der Leyen anunció el domingo que el bloque esperaría hasta principios de agosto para permitir que entraran en vigor los aranceles de represalia ya preparados. Esos aranceles cubren casi 25.000 millones de dólares en bienes. Ya se habían suspendido una vez y estaban listos para entrar en vigor a primera hora del martes.

«Al mismo tiempo, seguiremos preparando más contramedidas», dijo von der Leyen.

Devolver el golpe sería solo un primer paso; acercarse a los aliados exteriores puede resultar aún más significativo a largo plazo.

Desde que Trump empezó a reordenar el sistema comercial en febrero, la Unión Europea se ha apresurado a firmar nuevos acuerdos comerciales y a profundizar los ya existentes.

Canadá y la Unión Europea se han acercado. El Reino Unido y la Unión Europea han tenido una aproximación, cinco años después de que el Reino Unido saliera oficialmente de la unión. El bloque está trabajando para estrechar sus relaciones comerciales con India y Sudáfrica, y con países de América del Sur y Asia.

La Unión Europea no es la única potencia mundial que está adoptando una estrategia de este tipo. Canadá también se está acercando al Sudeste Asiático, mientras que Brasil y México trabajan para estrechar sus lazos.

Los funcionarios han planteado incluso la idea de construir estructuras comerciales que excluyan a Estados Unidos y China, a la que se culpa ampliamente de apoyar a sus fábricas hasta el punto de que producen en exceso e inundan los mercados mundiales con productos baratos.

Von der Leyen sugirió recientemente que Europa podría buscar una nueva colaboración entre el bloque y un grupo comercial de 11 países que incluye a Japón, Vietnam y Australia, pero que notablemente no incluía a Estados Unidos ni a China.

Una cuestión clave, dijeron los analistas, es si los aliados de Estados Unidos irán un paso más allá. En lugar de limitarse a colaborar más entre sí y dejar de lado a Estados Unidos, ¿podrían realmente unirse para contrarrestarlo?

Las economías grandes podrían plantearse coordinar sus represalias a la última ronda de aranceles de Trump, dijo Jacob Funk Kirkegaard, investigador principal de Bruegel, una organización de investigación de política económica de Bruselas. Agruparse podría darles más influencia.

«Yo empezaría a buscar la coordinación», dijo. «Eso es lo racional».

Ana Swanson colaboró con reportería desde Washington.

Jeanna Smialek
es la jefa de la corresponsalía en Bruselas para el Times.

Ana Swanson colaboró con reportería desde Washington.

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