Siete muertes aparentemente inexplicables, ocurridas en Estados Unidos en 1982, desataron el pánico nacional y derivaron en un cambio radical en la seguridad de los medicamentos. Cuarenta años después, Netflix vuelve a poner este caso en la conversación pública con su nueva serie documental Caso no resuelto: los asesinatos del Tylenol, que se estrenó el pasado 26 de mayo en la plataforma de streaming.
Netflix revive el caso sin resolver que paralizó a EE.UU.: los asesinatos del Tylenol
A través de imágenes inéditas y testimonios escalofriantes, la plataforma revive una de las historias criminales más inquietantes de Estados Unidos, que jamás logró una resolución judicial.
El eje del documental es James Lewis, el principal sospechoso del caso, quien aparece por primera vez en cámara en una entrevista inédita grabada poco antes de su muerte en 2023. En una escena impactante, se le ve manipulando un frasco de Tylenol (paracetamol, también conocido como acetaminofén o acetaminofeno), el medicamento que se convirtió en arma mortal tras ser contaminado con cianuro.
“¿Crees que voy a abrir esto y dejar mis huellas por todos lados?”, pregunta irónicamente, así aludía al sello de seguridad que justamente nació como respuesta a los crímenes que se le atribuyen.
Un crimen que cambió las reglas en los medicamentos
El 29 de septiembre de 1982, Mary Kellerman, una niña de 12 años de Elk Grove Village, Illinois, murió tras ingerir una cápsula de Tylenol, consigna Independent. Ese mismo día, otros tres miembros de la familia Janus, Adam, Stanley y Theresa, fallecieron tras consumir del mismo frasco.
En los días siguientes, se sumaron tres víctimas más: Mary Reiner, Mary McFarland y Paula Prince. Todas tomaron cápsulas contaminadas con cianuro, aparentemente manipuladas tras salir de fábrica.
El caos fue inmediato. Johnson & Johnson retiró 31 millones de frascos del mercado y las autoridades sanitarias implementaron de forma urgente envases con sellos de seguridad, un estándar que hasta entonces no existía. En 1983, el Congreso estadounidense aprobó la “ley Tylenol”, que criminaliza cualquier alteración en productos de consumo, recuerda The Guardian.
Quién era James Lewis, el principal sospechoso del crimen
Aunque nadie fue condenado por los homicidios, James Lewis estuvo en el centro de la investigación desde el principio. Una carta enviada a Johnson & Johnson exigió un millón de dólares para detener los asesinatos fue rastreada hasta él. Por ese intento de extorsión sí fue condenado a diez años de prisión, pero nunca se hallaron pruebas suficientes para imputarlo por las muertes.
Lewis siempre negó su participación en los asesinatos, aunque en entrevistas mostró un conocimiento detallado del método usado por el envenenador. En una conversación con ABC en 1992, incluso explicó cómo se podrían haber perforado las cápsulas para inyectar el veneno, y acompañó su relato con dibujos técnicos, reconstruye Independent.
El nuevo documental de Netflix explora esa dualidad entre su rol como informante y la sospecha constante que lo persiguió hasta su muerte.
Un misterio sin justicia
Además de Lewis, el documental analiza otros posibles sospechosos, como Roger Arnold, un trabajador portuario que tenía conexiones con algunas víctimas y almacenaba cianuro en su casa. Aunque finalmente fue descartado, su inclusión revela las muchas pistas que, durante años, fueron ignoradas o malinterpretadas.
Los directores Yotam Guendelman y Ari Pines explican que el objetivo de la serie es ampliar el enfoque del caso. “Durante más de cuatro décadas, se insistió en una única hipótesis. Pero al hacerlo, se dejaron pasar evidencias cruciales. Quizás por eso aún no hay una respuesta definitiva”, señalaron a Netflix.
A través de entrevistas con familiares de las víctimas, antiguos investigadores y expertos en criminalística, el documental propone una revisión profunda del caso, esto plantea nuevas preguntas que podrían cambiar la narrativa oficial.
A casi medio siglo de los hechos, Caso no resuelto: los asesinatos del Tylenol llega en un momento donde el interés por el true crime está en auge y la desconfianza hacia las grandes corporaciones vuelve a ocupar el centro del debate público.