¿Puede una máquina detectar el talento mejor que un humano? ¿Qué sucede con quienes ocupaban tareas repetitivas ahora automatizadas? ¿Y qué rol deben asumir los líderes para no quedar fuera de juego? Estas fueron algunas de las preguntas que atravesaron el panel “La nueva agenda de los líderes”, conducido por la prosecretaria del LA NACION, Carla Quiroga en el arco del capítulo 10 del Summit de Recursos Humanos . Participaron del debate tres voces con miradas complementarias: Alejandra Oniszczuk, directora general de AW Global; Federico Barni, CEO de Jobint; y Gonzalo Bergé, fundador de Possybl, una consultora no tradicional del mundo de los recursos humanos.
El impacto de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito laboral no es una promesa de futuro: es una transformación en marcha. “Todo el proceso de reclutamiento y selección sigue siendo obsoleto. La IA tiene una gran oportunidad de hacerlo más ágil y conversacional”, afirmó Barni, al explicar que herramientas basadas en agentes inteligentes permiten prefiltrar candidatos con mayor precisión. Aunque, aclaró, la decisión final aún recae en una persona. “El disparador sigue siendo humano. Pero la IA puede reducir miles de perfiles a una selección más afinada y certera”.
Uno de los interrogantes más complejos es cómo la inteligencia artificial puede identificar cualidades humanas más intangibles, como la creatividad. Sobre esto, Barni señaló: “A veces le consultamos a GPT sobre cosas que no entendemos, y nos responde. Aunque en ocasiones alucina y da respuestas sin sentido, muchas veces sorprende. Nosotros hemos utilizado algoritmos complejos para tomar decisiones simples, y ahora la IA nos ayuda a acortar esos caminos. Es un proceso de mejora continua que requiere nutrir el modelo, pero lo logrado y la velocidad de evolución son impresionantes”.
En ese sentido, Barni también cuestionó la relevancia de las carreras tradicionales para elegir candidatos: “Yo estudié sistemas, pero hoy no lo volvería a hacer. Hay inteligencias artificiales que permiten programar rápido y en minutos tener una plataforma online. No quiero minimizar el conocimiento técnico, porque seguirá siendo necesaria la supervisión humana, pero los caminos se están acortando y dentro de una década cualquiera podría programar. Es un cambio inexorable hacia el que vamos”.
A su vez, el ejecutivo de Jobint advirtió también sobre un uso indiscriminado: “No hay que tener miedo a perderse algo, pero sí hay que entender para qué se usa la inteligencia artificial. Es como tener un GPS sin saber a dónde ir. Primero hay que definir el objetivo, y luego aplicar la IA para transformar procesos. No se trata solo de usarla como copiloto para redactar mails, sino de apoyarse estructuralmente para los grandes cambios que vienen”.
Desde otra perspectiva, Oniszczuk, de AW Global, advirtió que muchas compañías todavía están en una fase de conversación más que de implementación efectiva. “Estamos hablando más de lo que estamos adoptando. Antes de incorporar IA hay que rediseñar la estructura organizacional con foco en el negocio. Y una vez que se redefine, recién ahí se empieza a mapear el talento y ver qué tareas puede tomar un agente y cuáles no”, sostuvo. Para ella, el cambio es profundo y personal: cada empleado deberá reinventarse y preguntarse qué valor puede seguir aportando. “Hoy hay agentes que hacen conciliaciones bancarias. Esa persona que antes pasaba cinco días en esa tarea, ¿qué va a hacer ahora?”, planteó.
Lejos de ser una amenaza, la reconversión representa una oportunidad, coincidieron los panelistas. “Redescubrir talentos antes desaprovechados también forma parte del proceso”, sostuvo Oniszczuk. Y agregó: “Ya no se trata solo de pedirle algo a ChatGPT. Hoy es posible desarrollar agentes propios, lo que exige un cambio cultural profundo en la forma en que formamos y capacitamos a las personas”.
Por su parte, Bergé que hace un par de años se animó a dejar la vida corporativo para crear su proyecto aportó una mirada desde la consultoría no tradicional. En su empresa, Possybl, apuntan a acompañar a los líderes en la transformación organizacional más allá del diseño: “Muchos CEOs acceden a posiciones con nuevos mandatos estratégicos. Pero las estructuras que encuentran fueron pensadas para modelos anteriores. Por eso ayudamos a rediseñar talentos, posicionamientos, incentivos y formaciones. El rol del talento humano sigue siendo clave, pero probablemente sea distinto”.
Por otra parte, Berge también se refirió al impacto de la IA. “Su incorporación está redefiniendo el rol del talento humano, que va a seguir teniendo pero es muy probable que sea diferente. Al mismo tiempo que reconoció que las ”organizaciones todavía están construidas para la visión anterior del talento humano. Entonces, eso cambia todo. Y en esa clase de rediseños es donde nosotros tenemos la capacidad de ayudar“, enfatizó.
El especialista también hizo referencia al crecimiento caótico que están teniendo las organizaciones, un poco por irrupción de la tecnología, pero también por la forma de gestionar los talentos. Y planteó que cierto nivel de desorden creativo es inevitable. “Hay compañías que no saben por dónde arrancar. Hay otras que tienen la sensación de que se están quedando atrás y arrancan por algún lugar. Ahora, eventualmente las cosas van a empezar a estabilizar de a poco se conformará una nueva normalidad como sucedió en el pasado. ”Sucedió en la revolución industrial. Sucedió cuando la economía dejó de ser agrícola y pasó a ser industrial. Cuando pasó de ser industrial a ser de servicios. Y va a pasar ahora que vamos a pasar a ser una economía cada vez más tecnológica», aclaró.
El consenso entre los oradores fue claro: el cambio es inevitable y requiere líderes con visión, adaptabilidad y compromiso. “Estamos en medio de una revolución del empleo. “Una revolución que comenzó con la IA en manos del usuario y que ahora desafía a las organizaciones a adaptarse. No solo en sus procesos, sino en su cultura”, afirmó Oniszczuk sin titubeos.
Más allá de las posturas individuales, el panel dejó en claro que el futuro del empleo se define hoy, en un terreno que combina tecnología, estrategia y cultura organizacional. La inteligencia artificial no sólo está acelerando los procesos de selección y redefiniendo tareas, sino que también obliga a las empresas a rediseñar sus estructuras y a las personas a revisar su propósito y habilidades. En ese escenario, el desafío no es solamente técnico, sino también humano: cómo adaptarse, liderar y aportar valor en un mundo del trabajo en transformación permanente.