El desafío de la doble “P” fue planteado en el auditorio de la Cámara de Comercio y Servicios (CAC): política y precios. El economista jefe de la entidad, Matías Bolis Wilson, afirmó que después de las elecciones la etapa de estabilización “está en gran medida cumplida”. Entonces, se abrió el interrogante tantas veces planteado: ¿y ahora qué?
El primero en ensayar una respuesta fue el economista de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, quien sostuvo que “la Argentina está frente a una gran oportunidad”. Fundamentó que, a diferencia de otras oportunidades en las que se mencionaron frases similares, esta vez hay un componente distinto (el equilibrio fiscal). “El Presidente que lo hizo está convencido que esto tiene que seguir en el tiempo”, indicó. A esto vinculó el sendero de desaceleración de la inflación que inició la gestión de Javier Milei, y la convicción para avanzar con las reformas.
Luego tomó la palabra su colega Federico Moll, de la consultora Ecolatina. Explicó otra cara de los precios, que no es la de la macroeconomía, sino la de la micro y el efecto de la gestión libertaria. Su exposición dio cuenta de un cambio en la composición del gasto de los hogares argentinos. Y a propósito de sus expectativas, mencionó: “No esperamos un crecimiento muy marcado del consumo en 2026 o 2027″.
Antes de entrar en la temática del consumo, que afecta de cerca a los miembros de la Cámara de Comercio, Moll retomó uno de los temas macroeconómicos abordados por Tiscornia: el ajuste fiscal.
Para el economista de C&T Asesores ese fue el elemento clave que permitió dejar de emitir dinero para cubrir el déficit fiscal y, en consecuencia, para desacelerar a la inflación. Para el analista de Ecolatina, se trató de una medida “muy popular” que cambió el tablero.
Moll argumentó que “hace 20 meses consecutivos que la inflación de bienes es sistemáticamente más baja que la inflación de servicios”. Hizo énfasis en el impacto que esto tuvo en la canasta básica y en la reducción de la pobreza. “Pasamos de una de cada dos personas [que eran] pobres en Argentina, a una de cada tres”, sostuvo.
Sin embargo, la contracara fue la evolución del empleo. Según el Indec, la desocupación alcanza al 7,6%, un índice más bajo que el del primer trimestre del año, aunque más alto que el de antes del inicio del mandato libertario.
“Lo que vemos es destrucción de puestos de trabajo en el sector asalariado formal y creación de puestos de trabajo cuentapropista. Y no solo crece la ‘changa’ y el trabajo mal remunerado y con poca protección, sino que además crece mucho el sobreempleo”, analizó Moll.
En ese sentido, el economista de la CAC, entidad presidida por Mario Grinman, se manifestó más optimista. Expresó que aguarda que el rebote financiero experimentado después del triunfo libertario en las elecciones se traduzca en la economía real. “No se en cuánto tiempo, pero se va a producir”, dijo.
Según Moll, no hay señales de que el consumo vaya a registrar un repunte fuerte o “boom” durante los próximos dos años. El motivo principal, explicó, es que los hogares todavía están recomponiendo su capacidad de ahorro, que había caído entre 2023 y 2024.
Sus números reflejaron que comenzó una tendencia de recuperación en ese rubro. En noviembre de 2023, los hogares destinaban solo el 6,2% de sus ingresos al ahorro; hacia septiembre, ese porcentaje superaba el 16%. Pero los gastos fijos aumentaron del 23% al 27,8%, y la porción restante —que antes representaba cerca del 70% del ingreso familiar— se redujo al 55%.
“Si las familias empiezan a ahorrar porque empiezan a ver perspectivas de futuro, ese ahorro tiene que fluir de alguna manera en la economía. Una familia ahorra y otra tomará un crédito. No necesariamente hay un comportamiento horizontal del consumo“, comentó Bolis Wilson.
