Un rescate que dejó a todos boquiabiertos ocurrió cuando, luego de una llamada anónima, dos oficiales de la Oficina del Sheriff del Condado de Yavapai, en Estados Unidos, se toparon con una situación inesperada en un vasto y árido paisaje desértico de Arizona. Bajo un cielo despejado y un sol radiante, dos perros fueron abandonados y atados a una bicicleta, un hallazgo que requirió una intervención cuidadosa y un toque de ingenio por parte de los agentes.
En el video, publicado el 3 de octubre en la página de Facebook del organismo, se ve a la camioneta blanca de los policías, claramente identificada con el logo de “Animal Control” y equipada con jaulas en la parte trasera, que se detuvo en el terreno rocoso. Uno de los oficiales se aproximó a la escena, donde una bicicleta yacía en el suelo y los dos canes estaban sujetos a ella, aparentemente sin más compañía ni pertenencias. “¿Están atados a la bicicleta y nada más?”, se preguntó el oficial en el clip, mostrando la peculiaridad del hallazgo.
Ante lo insólito del escenario, el agente no pudo evitar un comentario con humor, reflejando la naturaleza inusual de su trabajo. “¿Intento darles órdenes como ‘pongan las patas arriba, boca abajo en el suelo’?”, bromeó uno de los agentes en el video, que generó un gran interés en la audiencia en las redes sociales. Luego, se dirigió directamente a los perros para poder rescatarlos. “Al suelo”, les pidió, sin embargo, los perros, aunque estaban tranquilos, no respondieron a las indicaciones. “Nada —constató el oficial— lo intentamos”.
La prioridad inmediata era separar a los animales para poder manejarlos de forma segura y trasladarlos. “Si podemos separarlos, yo agarro uno, y vos agarrás el otro. Podemos separarlos y probablemente podríamos encargarnos de ellos”, explicó uno de los oficiales al otro, delineando la estrategia. Observó que los perros, a pesar de la situación de abandono y atadura, mostraban una actitud “bastante tranquila”. “Sí, sos un perrito tranquilo”, les dijo con calma, buscando establecer una conexión y reducir cualquier posible estrés.
El proceso de rescate comenzó con el uso de un lazo de control animal, una herramienta estándar diseñada para asegurar perros de manera segura y sin causarles daño. El oficial se acercó a uno de los perros, que inicialmente mostró una ligera reticencia, pero sin agresividad. “Calma”, se le escuchó decir mientras maniobraba con destreza para asegurar al primer can. Con cuidado, la correa que lo unía a la bicicleta fue liberada.
Mientras trabajaba, el oficial notó un detalle importante en el comportamiento de uno de los perros: “Tiene los ojos de ballena. No voy a forzarlo”. Esta expresión, conocida en el lenguaje canino, se refiere a cuando un perro muestra el blanco de sus ojos, una señal clara de estrés, miedo o incomodidad. Reconocer esta señal es fundamental para evitar agravar la situación y asegurar el bienestar del animal, procediendo con la máxima paciencia y delicadeza.
Una vez que el primer perro fue asegurado y separado de la bicicleta, el agente se dispuso a hacer lo mismo con el segundo. La escena, aunque inusual y en un entorno tan remoto, se desarrolló con profesionalismo y una clara preocupación por la seguridad y el bienestar de los animales. Ahora, los dos perros esperan ser adoptados en una nueva familia que les asegure un futuro.
Este incidente subrayó la diversidad de situaciones que enfrentan los oficiales de control animal, a menudo en entornos desafiantes donde la calma, el ingenio y el conocimiento del comportamiento animal son esenciales para un rescate exitoso. Además, mostró como puede haber personas tan desinteresadas en el bienestar de los animales que los deja abandonados a su suerte y con una condena de muerte segura bajo el sol inclemente del desierto.