ATENAS.- Grecia, Portugal, Turquía, Albania y España continúan este miércoles la lucha contra violentos incendios forestales que ya dejaron al menos seis muertos, mientras que la situación mejora en Francia e Italia. Las llamas arrasaron decenas de miles de hectáreas en los últimos días en el sur de Europa, impulsadas por una intensa ola de calor y una prolongada sequía, fenómenos que los expertos vinculan a los efectos del cambio climático.
Los focos, que también afectaron esta semana a Reino Unido y a varios países de los Balcanes, se vieron avivados por ráfagas de viento, baja humedad y temperaturas extremas que superan ampliamente los 40°C. Miles de personas debieron ser evacuadas, pueblos enteros se encuentran rodeados por el fuego y numerosos países activaron mecanismos de cooperación internacional para enviar refuerzos humanos y aéreos.
En Grecia, los bomberos afrontan lo que describen como “las 24 horas más difíciles” de combate al fuego. Hay 23 incendios activos, uno de ellos cerca de Patras, la tercera ciudad del país, y varios más en zonas de difícil acceso. Según Kostas Tsigas, presidente de la Unión de Oficiales de Bomberos, solo en la jornada anterior se registraron 82 nuevos focos, un número “muy elevado” que, sumado a los vientos de más de 80 km/h, la sequedad y las temperaturas extremas, complica el trabajo de los equipos desplegados.
En total, 4850 efectivos combaten las llamas con apoyo de 33 aeronaves. El país, que perdió más de 20.000 hectáreas desde junio, solicitó a la Unión Europea (UE) cuatro aviones cisterna adicionales.
Las zonas de mayor preocupación son la isla de Zante, en el mar Jónico; la isla de Chios, en el mar Egeo; la localidad de Preveza, en el oeste; y el departamento de Acaya, en el noroeste del Peloponeso. Cerca del sitio arqueológico de Voudeni, un nuevo incendio amenazaba bosques y viviendas, cubriendo la zona con una densa nube de humo negro. Desde el viernes, tres personas fallecieron, entre ellas dos turistas vietnamitas que quedaron atrapados por el fuego.
Críticas al gobierno
En Portugal, cinco grandes incendios avanzaban por el norte y el centro del país, enfrentados por más de 1800 bomberos y una veintena de medios aéreos. El foco más crítico es el de Trancoso, activo desde el sábado, donde las ráfagas de viento reavivaron las llamas durante la noche y pusieron en riesgo a varias localidades.
En Aldeia Nova, una espesa nube de humo cubría las calles y los vecinos se sumaban a las tareas de apoyo a los bomberos. “Da miedo… pero siempre estamos dispuestos a ayudarnos mutuamente”, relató un agricultor al canal SIC Noticias.
Portugal recibió dos aviones anfibios enviados por Marruecos, después de que dos de sus propios aparatos sufrieran averías. Ante las críticas por la supuesta falta de medios, el primer ministro, Luis Montenegro, aseguró que el gobierno está haciendo “todo lo posible” y recordó que 15.000 agentes fueron movilizados y que todos los recursos están en máxima alerta. Desde principios de año, el país perdió más de 63.000 hectáreas por incendios forestales.
Sospechas de intencionalidad
En España, los bomberos combaten 14 grandes incendios, concentrados principalmente en el norte del país. Las previsiones meteorológicas —que anticipan un aumento de la humedad, algunas lluvias y un descenso de las temperaturas— ofrecen la esperanza de un alivio temporal.
En la región nororiental de Castilla y León, unas 6000 personas de 26 localidades fueron evacuadas de forma preventiva.
Entre los evacuados se encuentra Beatriz Madrid, de 44 años, desalojada anoche de la localidad de Abejera (Zamora) y trasladada a Tábara, donde apenas pudo dormir unas horas. “No nos dio tiempo a desalojar y nos comió el fuego”, relató al diario El País.
Desde comienzos de año, España ha registrado 199 incendios que devastaron 99.000 hectáreas, el doble que en 2024 aunque tres veces menos que en 2022, considerado el peor año en la historia reciente.
La ministra de Medio Ambiente, Sara Aagesen, advirtió que, por su “virulencia”, algunos focos podrían haber sido provocados, aunque subrayó que aún es “demasiado pronto” para confirmarlo.
El debate sobre la intencionalidad de los incendios no es exclusivo de España. El fin de semana, tras el fuego que afectó al Vesubio, un funcionario italiano también sugirió que las autoridades tenían firmes sospechas sobre un origen deliberado.
En Albania, un hombre de 80 años murió tras encender un fuego en su jardín que se propagó rápidamente a casas vecinas, dejando ocho heridos. El centro y sur del país sufren múltiples focos fuera de control. El ministro de Defensa, Pirro Vengu, calificó esta como una “semana crítica” para la lucha contra el fuego.
En Montenegro, donde la situación mejoró, se confirmó la muerte de una persona. El jefe de la agencia de protección civil, Ljuban Tmusic, admitió que “los recursos que tenemos… claramente no son suficientes”. La Unión Europea envió ayuda con equipos terrestres y aviones tanto a miembros del bloque como a países extracomunitarios.
En Turquía, un trabajador forestal murió y otros cuatro resultaron heridos este miércoles en un accidente que involucró a un camión de bomberos en el sur del país. El Ministerio de Silvicultura explicó que el operario participaba en la lucha contra un incendio forestal activo en la zona. Turquía enfrenta desde finales de junio una serie de graves incendios forestales que han dejado 18 muertos, incluyendo 10 rescatistas voluntarios y trabajadores forestales el mes pasado.
En Francia, el gigantesco incendio que arrasó 16.000 hectáreas en el departamento de Aude fue controlado el domingo, pero el centro-este del país sigue bajo alerta roja por una intensa ola de calor que también golpea a Italia, Portugal, Grecia, España y los Balcanes.
En Italia, el fuego en las laderas del volcán Vesubio, que había cubierto de humo a Nápoles, fue extinguido tras cinco días. En total, los bomberos informaron que habían logrado controlar o apagar nueve focos activos en todo el país.
Los incendios que arrasan el continente se suman a una creciente lista de emergencias climáticas que golpean al Mediterráneo cada verano. Los expertos advierten que el cambio climático no solo aumenta la frecuencia y la intensidad de las olas de calor, sino que también prolonga la temporada de riesgo, convirtiendo regiones enteras en zonas inflamables durante meses.
Agencias AP, AFP y Reuters