Los mitos del running que pueden afectar el rendimiento y la salud de los corredores

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El running está rodeado de mitos y consejos contradictorios que afectan el rendimiento y la salud de los corredores (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque el running suele considerarse un deporte sencillo y accesible, está rodeado de mitos y consejos contradictorios que pueden afectar tanto el rendimiento como la salud de quienes lo practican. Según expertos consultados por The New York Times, muchas de estas creencias erróneas persisten incluso entre corredores experimentados, lo que subraya la importancia de informarse con fuentes confiables.

Entre los mitos más extendidos figuran ideas como que el entrenamiento de fuerza para corredores es innecesario, que no hace falta comer tras correr o que el reposo absoluto es siempre la mejor opción ante una lesión.

El fenómeno de los mitos sobre el running no es reciente. Matthew Moran, profesor de ciencias del ejercicio en la Sacred Heart University de Connecticut, señala que la evolución del calzado deportivo ilustra cómo las tendencias pueden influir en la percepción de la prevención de lesiones en corredores.

A principios de la década de 2010, los zapatos minimalistas ganaron popularidad tras la publicación de “Born to Run”, que defendía evitar el exceso de amortiguación para reducir lesiones. Poco después, la moda cambió hacia zapatillas con mayor acolchado. Moran advierte que, aunque algunos corredores pueden beneficiarse de más amortiguación, no existe evidencia clara de que esto prevenga lesiones, y la creencia de que un calzado más grueso reduce el impacto es infundada.

Entrenamiento de fuerza para corredores

El entrenamiento de fuerza ayuda a correr más rápido y a reducir el riesgo de lesiones a largo plazo, según especialistas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Uno de los mitos más arraigados sostiene que los corredores de fondo no necesitan entrenamiento de fuerza. Alison McGinnis, directora clínica de fisioterapia en Finish Line Physical Therapy de Nueva York, explica que muchos corredores creen que sumar kilómetros es la mejor vía para mejorar.

Sin embargo, para correr más rápido y reducir el riesgo de lesiones a largo plazo, McGinnis recomienda incorporar ejercicios de fuerza. “Todos los corredores deberían también entrenar la fuerza”, afirma la especialista en declaraciones recogidas por The New York Times. La fortaleza muscular y la salud de los tendones resultan esenciales para prevenir lesiones, y descuidar este aspecto puede derivar en problemas físicos con el tiempo.

Nutrición deportiva y recuperación en el running

Otra creencia común es que no es necesario comer después de correr, especialmente cuando la falta de apetito es habitual tras un esfuerzo intenso. Kristy Baumann, nutricionista especializada en corredores en Minneapolis, aclara que esta sensación se debe a que el ejercicio intenso puede reducir la producción de grelina, la hormona que estimula el hambre, y aumentar metabolitos que suprimen el apetito.

Sin embargo, Baumann advierte que “el hecho de no tener hambre no significa que el cuerpo no necesite alimento”. Recomienda no dejarse guiar únicamente por las señales del cuerpo en este caso, sino aplicar conocimientos de nutrición deportiva y consumir una comida o refrigerio tras correr para favorecer la recuperación.

El cuerpo necesita alimento tras el ejercicio, aunque no se perciba hambre, advierte la especialista en nutrición para corredores (Imagen Ilustrativa Infobae)

El mito de que el ácido láctico es responsable del dolor muscular posterior al ejercicio persiste a pesar de haber sido refutado hace décadas. Scott Murr, profesor asistente de ciencias de la salud en la Furman University de Carolina del Sur, relata que incluso entre estudiantes atletas, la mayoría sigue creyendo que el lactato causa las agujetas.

En realidad, el lactato es una fuente de energía que el cuerpo produce al descomponer la glucosa y suele asociarse erróneamente con el dolor muscular. Murr explica que durante el ejercicio intenso, la producción de lactato se acompaña de un aumento de iones de hidrógeno, responsables de la sensación de ardor temporal. Sin embargo, el dolor muscular posterior se debe al daño microscópico en los músculos tras esfuerzos inusuales, como los tramos finales de una carrera exigente.

Respecto a los geles energéticos, algunos corredores los evitan por temor a molestias estomacales. Baumann señala que el problema no radica necesariamente en el producto, sino en factores como la deshidratación o la falta de adaptación del sistema digestivo.

“El estómago es un músculo; puede entrenarse”, sostiene la nutricionista en declaraciones a The New York Times. Recomienda comenzar con pequeñas cantidades de carbohidratos durante las tiradas largas —por ejemplo, medio gel con agua cada 40 minutos— y aumentar progresivamente hasta consumir un gel completo cada 30 minutos acompañado de bebida deportiva. Este proceso permite que el sistema digestivo absorba mejor los nutrientes y mejora el rendimiento en competición.

Muchos corredores evitan los geles energéticos por temor a molestias estomacales, aunque la causa suele ser la deshidratación (Imagen Ilustrativa Infobae)

El consejo de guardar reposo absoluto ante cualquier lesión tampoco siempre resulta adecuado. Iain Hunter, profesor de ciencias del ejercicio en la Brigham Young University de Utah, matiza que, si bien el descanso es imprescindible en lesiones graves como fracturas por estrés, en casos de distensiones de ligamentos o tendones, la inactividad total puede ser contraproducente.

“Necesitamos flujo sanguíneo para que el cuerpo se recupere”, explica Hunter. Detener toda actividad puede ralentizar la curación, por lo que recomienda consultar con un entrenador o fisioterapeuta para determinar qué ejercicios específicos —incluido el running suave— pueden ser seguros y beneficiosos durante la recuperación.

Alternancia de intensidad y descanso

Finalmente, la idea de que los “verdaderos” corredores entrenan intensamente todos los días es otro mito que puede resultar perjudicial. Steve Finley, entrenador y cofundador del Brooklyn Track Club, recuerda que incluso atletas olímpicos pueden correr entre 64 y 80 kilómetros semanales, mientras que algunos aficionados superan esa cifra sin obtener mejores resultados.

Dena Evans, entrenadora con 25 años de experiencia, añade que muchos de sus clientes creen que forzar los límites físicos a diario es la clave para progresar. No obstante, ambos especialistas insisten en la importancia de alternar días de entrenamiento intenso con jornadas de menor exigencia para permitir que el cuerpo se adapte y mejore.

Consultar fuentes expertas y cuestionar los mitos más extendidos permite a los corredores optimizar su entrenamiento y cuidar su salud. Como recuerdan los especialistas entrevistados por The New York Times, encontrar el equilibrio entre esfuerzo y recuperación es esencial para avanzar y disfrutar plenamente del running.

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