Los padres juzgados desde este lunes en la Sección Primera de la Audiencia provincial de Guipúzcoa por presuntamente intentar asesinar a su bebé en octubre de 2023 por síndrome del niño zarandeado, han negado haber sacudido a su hija y han defendido que «ha sido una niña súper buscada y deseada».
La primera sesión que se desarrolla en la Audiencia de Guipúzcoa por estos hechos ha comenzado hacia las diez de la mañana con las declaraciones de los progenitores, que han respondido a las preguntas de la Fiscalía, que pide para ellos siete años de prisión, y de su abogada, que ha solicitado que la vista se desarrollara a puerta cerrada para los medios de comunicación, solicitud que no ha sido aceptada.
La madre de la menor ha relatado que vivían en Ordizia cuando nació su hija aunque se desplazaron a Zamora, de donde proceden, para que la conociera su familia al poco de nacer, y pasaron allí las seis primeras semanas.
Además, ha señalado que su embarazo «no fue del todo normal» ya que el feto estaba enredado con el cordón umbilical y de nalgas, por lo que pese a someterse a las maniobras pertinentes para intentar colocarlo bien finalmente le tuvieron que hacer una cesárea de urgencia.
Asimismo ha indicado que en el embarazo el percentil de la cabeza bajó de forma notable» pero «no le dieron importancia al estar de nalgas», aunque posteriormente su ginecóloga le dijo que se «deberían haber hecho pruebas para descartar enfermedades congénitas».
Según ha explicado, el bebé «siempre» estuvo con ella presente, también cuando fueron a visitar a sus familiares en Zamora, y a la vuelta la mayor parte del día ya que su marido volvió a trabajar. La acusada ha negado haber zarandeado a su hija, así como haber visto ningún zarandeo, golpe o ningún gesto que pudiera causarle una lesión por parte de ningún familiar.
«Mi marido, esto segurísima de que no la ha zarandeado», ha afirmado, para añadir que él «no es capaz de hacer daño a nadie» y subrayar, a continuación, que «ha sido una niña súper buscada y deseada».
La acusada ha explicado que en el parto «no le hicieron los cuidados encima de ella» después de dar a luz, como «había pedido en el plan de parto», y «la tuvieron fuera como 30 minutos». Además, ha señalado que aunque los médicos les dijeron que estaba «bien» le hicieron ecografías de cabeza, pecho y sistema urinario, que «a los niños no se les hacen».
Según ha apuntado, tras darles el alta a los tres días tuvieron que acudir a Urgencias porque la bebé «presentaba sangrado vaginal», pero les dijeron «que era normal que podía ser una especie de mestruación que tienen muchos bebés por las hormonas de las madres». «A los cuatro días preguntamos al pediatra a ver si podíamos ir a Zamora las seis semanas del permiso de paternidad de mi marido y nos dijeron que sí, si le hacíamos las revisiones», ha afirmado.
A este respecto ha relatado que acudieron a las revisiones pero su hija «no cogía suficiente peso» y, además, «le salían hematomas de forma muy frecuente». Al parecer durante una semana que pasaron en Gijón de vacaciones también llevaron a la niña al pediatra porque «había sangrado por el ano» y les dijeron que tenía «síntomas de enfermedad rara genética» y «aspecto sindrómico».
Según ha señalado en octubre de 2023 ingresaron a la niña en policlínica Gipuzkoa porque dejó de comer y vomitaba, pero en este centro hospitalario les dijeron «que no tenían medios para atenderla y que le llevaban al Hospital Universitario Donostia» de San Sebastián. Respecto a los hematomas que en varias ocasiones presentaba la menor, así como el callo de fractura costal que se le detectó en una de las pruebas, ha señalado que le salían «solo de agarrarla o ponerle el compresor para las analíticas», por ejemplo.
«Hasta que llegamos al Hospital Universitario no se habló nada del síndrome del bebé zarandeado, se habló de que podía ser una infección», ha relatado. Además, ha señalado que en Urgencias del Hospital Donostia la pequeña sufrió «dos episodios extraños». «Lloraba muy fuerte, abría mucho los ojos y se aletargaba», tras lo cual comenzó a «convulsionar» y la ingresaron en la UCI, le hicieron un TAC y les dijeron que sufría «sangrado cerebral».
A continuación le hicieron una prueba ocular, ambas realizadas para corroborar si podría tratarse de un caso del síndrome del niño zarandeado. La mujer, que a preguntas del Fiscal ha relatado que tuvo que tomar medicación por depresión post parto, aunque estaban «infinitamente felices» con la niña.
Cuestionada por el ministerio fiscal sobre el hecho de que trabajadoras sociales dijeran que su actitud con la niña era fría, ha explicado que después de que se les habló en el hospital del síndrome del bebé zarandeado y de que se inició el protocolo por posible mal trato tenían «miedo hasta de coger a la niña».
Por otro lado, ha afirmado que ahora la Diputación tiene la custodia de la menor y la guarda su hermana y su cuñado que viven con ella en Zamora, a donde se mudaron también ellos, que tienen un régimen de visitas de 12 horas. Además, ha explicado que les tiene «mucho cariño y afecto», ella sabe que «somos los padres» y aunque presenta «un poco de retraso a nivel psicomotor, entiende órdenes».
«Creemos que a nivel cognitivo no tiene afectación pero no sabemos las secuelas», ha apuntado la mujer que se ha mostrado convencida de que la bebé tiene una «enfermedad genética» y, por ello, le están haciendo pruebas, que han supuesto «un gran esfuerzo económico», cuyos resultados estarán «en unos nueve meses».
Por su parte, el padre ha negado también haber zarandeado a la niña. «Mi mujer tampoco, me fío plenamente de mi mujer», ha señalado. Además, ha afirmado que su pareja «estaba en condiciones de cuidar a la niña» y ha insistido en que «le salían hematomas sin golpes».
«MÁS EXPLICIONES»
En la sesión también ha declarado un agente de la Ertzaintza que participó en la instrucción en octubre de 2023, cuando la niña estaba ingresada en el Hospital Donostia, que ha destacado que cuando tomó declaración a la madre como testigo «daba de forma espontánea más explicaciones de las necesarias».
«Ella hablaba de otras lesiones y para todo tenía una justificación», incluso aunque «nadie le había preguntado sobre eso», ha indicado.
También ha relatado que la responsable de Pediatría del Hospital le trasladó que nada más ingresar ésta en el Hospital Donostia presentaba «una lesión compatible con síndrome del niño zarandeado», por lo que le realizaron un TAC craneal y la prueba de fondo de ojos.