Jerusalén, 26 may (EFE).- Como cada año, los palestinos de la Ciudad Vieja de Jerusalén, territorio ocupado y anexionado por Israel, aguardan este lunes con temor el paso de la marcha ultranacionalista del Día de Jerusalén, en la que son habituales los cánticos como «muerte a los árabes» y en la que participan decenas de miles de israelíes.
Con la marcha, a la que acude una mayoría de adolescentes colonos, se conmemora la «unificación» de Jerusalén.
Junto a la marcha, que atravesará por la tarde el barrio musulmán de la Ciudad Vieja, el Gobierno de extrema derecha israelí celebrará también una controvertida reunión, a las 14:00 hora local, en el barrio de Silwan, en el ocupado Jerusalén Este a las afueras del casco antiguo.
El densamente poblado vecindario de Silwan ha estado en el centro de una lucha de poder entre colonos israelíes y palestinos durante años, ya que desde 2010 la municipalidad de Jerusalén ha derrumbado aquí viviendas palestinas a fin de crear un área verde llamado el Jardín del Rey; en alusión a la tradición bíblica que localiza aquí el supuesto Jardín del Rey Salomón.
«El gobierno israelí se enorgullece de celebrar su reunión especial de gabinete con motivo del Día de Jerusalén en la Ciudad de David, cuna de nuestro patrimonio nacional y corazón mismo de nuestra capital unida y eterna», declaró a finales de mayo la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en un comunicado.
Tras la reunión en Silwan, decenas de miles de israelíes, en su mayoría jóvenes de extrema derecha, se dirigirán a la Puerta de Damasco, la entrada principal al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, y marcharán por una calle que atraviesa muchas de las entradas a la Mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam.
El Día de Jerusalén se empezó a celebrar en 1969, cuando miembros de ideología nacionalista y mesiánica -vinculados a la escuela de estudio judío del difunto rabino Abraham Isaac Kook- recrearon la ruta realizada por las tropas israelíes en 1967, cuando conquistaron Jerusalén tras la guerra de los Seis Días. EFE