Los primeros auxilios que pueden salvar la vida de un perro o un gato

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Los dueños de mascotas saben que su bienestar es prioridad absoluta. Ya sean perros o gatos, cualquier situación que los afecte pone a prueba la templanza y el conocimiento de quienes los cuidan. Por eso, saber actuar ante una emergencia puede marcar una diferencia vital.

En este sentido, los primeros auxilios representan un conjunto de medidas inmediatas que se aplican a un animal herido o en peligro antes de recibir atención veterinaria. No reemplazan la asistencia profesional, pero permiten estabilizar a la mascota y prevenir complicaciones graves. Según la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales, aplicar primeros auxilios de forma correcta puede aumentar hasta en un 25% las probabilidades de supervivencia en situaciones críticas.

Lo más alentador es que cualquier persona puede ofrecer primeros auxilios básicos si cuenta con información adecuada y mantiene la calma. No hace falta ser veterinario para brindar una ayuda inicial, aunque siempre resulta recomendable capacitarse con cursos o guías confiables.

Muchas lesiones o intoxicaciones no presentan síntomas inmediatos pero pueden agravarse con el tiempo

Aun así, una vez superado el momento crítico, es fundamental llevar al animal al veterinario, incluso si parece estar fuera de peligro. Muchas lesiones o intoxicaciones no presentan síntomas inmediatos, pero pueden agravarse con el tiempo.

Para estar mejor preparados, es útil conocer algunas de las situaciones límite más comunes en perros y gatos, junto con las acciones más efectivas en cada caso, que comparte la Asociación Americana de Medicina Veterinaria:

Ahogamiento o asfixia

Si una mascota presenta signos de asfixia (tos intensa, encías azules, dificultad para respirar), puede tener un objeto atorado. Lo primero es revisar su boca con cuidado. Si se ve el objeto y resulta posible retirarlo sin empujarlo más, hay que hacerlo con suavidad con los dedos o una pinza, y nunca introducir la mano sin visibilidad.

Si no respira, conviene aplicar la maniobra de Heimlich adaptada: en perros pequeños o gatos, se puede presionar con la palma justo debajo de las costillas; en perros grandes, abrazarlos desde atrás y ejercer presión hacia adentro y arriba. Luego, si no reacciona, iniciar respiración boca hocico.

Lo primero es revisar su boca con cuidado en una situación de ahogamiento

Hemorragias

En el caso de heridas sangrantes, el control inmediato es esencial. Aplicar presión directa con una gasa, paño limpio o toalla ayuda a frenar la pérdida de sangre. No hay que quitar el paño si se empapa, sino colocar otro encima. A la vez, elevar la zona afectada, si resulta posible, también puede ser útil.

Cuando el sangrado es abundante en gatos, conviene evitar mover demasiado al animal y mantenerlo envuelto para tranquilizarlo. En ambos casos, mantener presión hasta llegar al veterinario. No usar torniquetes salvo que no haya otra opción.

Envenenamiento

Frente a una posible intoxicación, no se debe provocar el vómito sin consultar antes a un profesional. En algunos casos, esta medida puede empeorar la situación. Es clave identificar la sustancia ingerida y guardar el envase o una muestra.

En perros, los síntomas pueden incluir salivación excesiva, temblores, vómitos o convulsiones. En gatos, también pueden presentarse cambios de comportamiento y pérdida de coordinación. Ante cualquier sospecha, conviene llamar de inmediato a un centro de toxicología veterinaria o acudir al veterinario.

Los síntomas de envenenamiento pueden incluir salivación excesiva, temblores, vómitos o convulsiones

Golpes de calor

Durante los días calurosos, el golpe de calor representa un riesgo grave. Si el animal jadea de forma intensa, está débil o se tambalea, debe trasladarse a un lugar fresco y aplicarle paños húmedos en cabeza, cuello y abdomen. También se puede ofrecer agua fresca, pero no forzar su ingesta.

Como los gatos tienden a esconderse cuando se sienten mal, es importante observar cualquier cambio de comportamiento. En todos los casos, evitar bañarlos con agua fría de golpe, ya que puede provocar un shock.

Convulsiones

Cuando una mascota sufre una convulsión, no se debe intentar sujetarla ni colocar objetos en su boca. Es mejor alejar muebles u objetos que puedan lastimarla y anotar cuánto tiempo dura el episodio.

Después de la convulsión, cubrir al animal con una manta liviana ayuda a mantenerlo tranquilo. Luego, conviene transportarlo con cuidado al veterinario. Tanto en perros como en gatos, las convulsiones pueden tener origen en intoxicaciones, epilepsia o golpes.

Fracturas

Si se sospecha una fractura (cojera, extremidad colgante, dolor intenso), lo indicado es inmovilizar la zona con una tabla, toalla o revista dura. Nunca se debe intentar acomodar el hueso ni manipular la zona dañada.

En el caso de los gatos, el traslado debe hacerse con especial cuidado, ya que el estrés puede agravar el cuadro. Lo mejor es ubicarlos en una caja cerrada con orificios de ventilación y una base blanda para apoyarse.

¿Y si los primeros auxilios no funcionan?

Cuando la mascota no responde a las maniobras aplicadas, lo principal es actuar con rapidez. Contactar a una clínica veterinaria de urgencias o acudir al centro más cercano puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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