Si los números pueden ser engañosos, la memoria la es todavía más. La inminencia de un nuevo duelo entre Pumas y Wallabies evoca lo sucedido un año atrás en Santa Fe. En una de las actuaciones más lucidas de su historia, los argentinos ganaron 67-27 en la cancha de Colón, un resultado que estableció varias marcas de un lado y del otro y reflejó el momento rugbístico que atravesaban. Fue el tercer triunfo albiceleste en los últimos cuatro enfrentamientos entre sí. En la madrugada del sábado (1.30 de la Argentina) volverán a verse las caras en el primero de un doble enfrentamiento, esta vez en territorio australiano. La serie representa una gran oportunidad para los Pumas, pero para sortearla con éxito deben dejar los antecedentes de lado: se enfrentan a una bestia totalmente distinta.
Con el impulso que significó haber vencido a los All Blacks 10 días atrás, los Pumas aterrizaron en Australia plenos de confianza. Resultados y rendimiento los avalan a ilusionarse con pelear por el título del Rugby Championship hasta el final, como ocurrió en 2024. Los jugadores no le esquivan al desafío cuando enfrentan los micrófonos, pero con la mesura pertinente. Están ante la mejor versión de los Wallabies de los últimos cinco años.
La llegada del entrenador neocelandés Joe Schmidt sacó paulatinamente a la selección australiana de la crisis en la que parecía sumida, que encontró fondo con la eliminación prematura en Francia 2023 (primera vez que se queda afuera de los cuartos de final) y tuvo su correlato en Santa Fe al conceder la mayor cantidad de puntos en su historia. Pero reaccionó con una derrota ajustada ante Nueva Zelanda y cerró 2024 con una victoria agónica ante Inglaterra en Twickenham. Este año venció a Fiji y luego se quedó con buenas sensaciones tras perder ajustadamente la serie 2-1 los British & Irish Lions. Alcanzó su punto más alto al sorprender a los Springboks en Eden Park, y aun en la posterior derrota en Ciudad del Cabo fueron competitivos.
“Tomamos el partido como lo que es, la tercera fecha del Rugby Championship”, dijo el wing Bautista Delguy a ESPN, quitándole dramatismo al encuentro. “Encaramos todos los partidos de la misma forma, no ponemos un énfasis especial por ningún motivo. Simplemente, venimos acá a hacer nuestro juego e imponernos. Sabemos que Australia está en un gran momento, así que va a ser un lindo partido”.
A diferencia de las anteriores versiones, este equipo australiano es muy combativo por el lado de los forwards, que combinan solvencia en las formaciones fijas (sobre todo en el scrum) con jugadores capaces de poner el juego adelante con potencia y dar batalla en el breakdown merced a la dinámica de la tercera línea. Entre los backs ostenta el atrevimiento y la peligrosidad que son su marca registrada, con el ex rugby league Joseph-Aukuso Sua’ali’i (segundo centro) y el ex jugador de seven Corey Toole (wing) como nuevas figuras.
La primera buena noticia para los Pumas fue la baja del segunda línea Will Skelton, su mejor jugador ante Lions y Springboks. Una mole de 2,03m, 145kg y gran capacidad atlética que le agregó en los últimos tiempos inteligencia a su juego. Debió regresar a La Rochelle. La segunda es la lesión de Tom Wright, el fullback, también de gran actuación en lo que va del año y sin un reemplazo de similar calidad. El regreso del joven Tom Lynagh no garantiza una plusvalía al puesto de apertura: juegue él o el veterano James O’Connor el puesto es uno de los puntos débiles de los Wallabies.
Australia goza de una defensa que no asfixia de la manera que lo hicieron los All Blacks en los dos primeros partidos del certamen, lo que favorece la vocación ofensiva de los argentinos. Si logran precisión en su juego de fases encontrarán espacios para desequilibrar a los australianos. Al mismo tiempo, es más osado y se anima a jugar desde todos los sectores de la cancha, lo que obliga a estar atentos en cualquier circunstancia, sobre todo a la hora del contraataque. Varios de los nueve tries que lleva en el Championship llegaron por esa vía o por el aprovechamiento de pelotas sueltas. El juego desestructurado es su especialidad. Un juego de alto riesgo, que conlleva peligrosidad para el rival pero también para sí mismo. En un palabra, se trata de un equipo impredecible.
“Son muy buenos. Australia siempre se caracteriza por proponer mucho juego. Tienen calidad en todos los puestos, así que va a ser un lindo desafío”, definió Delguy.
La baja de Tomás Albornoz por una luxación en el dedo meñique de la mano izquierda es la ausencia más sensible para los Pumas, aunque si Santiago Carreras juega como lo hizo en Vélez no habrá de qué preocuparse. Tampoco estará Pedro Delgado, el pilar derecho titular, que viajó a Londres para sumarse a Harlequins. El scrum viene de menor a mayor y tendrá otro desafío en Townsville, aunque se presume menos exigente que el de los All Blacks.
Felipe Contepomi enfrenta algunas decisiones en esta semana de trabajo. Si apuesta por Sclavi como reemplazante de Delgado o lo mantiene en el banco para el segundo tiempo, y si el que ingresa es Francisco Coria o debuta Tomás Rapetti. Si mantiene a Delguy y Mateo Carreras o si vuelve a confiar en Rodrigo Isgró en otro partido en el que el juego aéreo será clave. Si mantiene la tercera línea intacta o apuesta por la potencia de Marcos Kremer de arranque. Si Guido Petti regresa a la alineación titular. Si Santiago Grondona se suma a un posible relevo que incluya seis forwards. Si el polifuncional Gerónimo Prisciantelli finalmente tendrá su bautismo de fuego desde el banco. Se trata, en definitiva, de variaciones a una misma melodía antes que a cambios de partitura.
Este par de duelos, el primero el sábado en Townsville, North Queensland (donde ya jugaron en 2021 con triunfo 27-8 de los locales), y el segundo siete días más tarde en el Sydney Football Stadium (donde los Pumas jugarán por primera vez desde su construcción en 2022), tendrá importancia vital para la selección argentina en dos sentidos: fundamentalmente para posicionarse de cara a la definición del Rugby Championship, que cerrará con dos partidos ante los Springboks fuera de casa (uno en Sudáfrica y el último como local en Twickenham). Con un triunfo y una derrota para cada uno de los cuatro participantes hasta aquí, se presume un desenlace ajustado hasta el final.
Paralelamente, los All Blacks reciben a los Springboks en dos partidos en Nueva Zelanda que también pueden ser decisivos si alguno se lleva ambos. De manera accesoria, estos dos Tests serán clave de cara a la preclasificación para el Mundial de Australia 2027. Llegar al sorteo posicionado entre los seis primeros del ranking posicionaría a la Argentina como uno de los cabezas de serie y le evitaría cruzarse con una potencia, lo que consecuentemente allanaría el camino en los playoffs. Los Pumas comenzaron 2025 en la quinta posición, pero las dos derrotas ante Inglaterra los retrasaron hasta el séptimo lugar. Los Wallabies están sextos y son un rival directo, más allá de que luego haya cinco partidos por delante antes del sorteo.
Los Pumas sólo perdieron cuatro de los últimos nueve enfrentamientos ante los Wallabies y ganaron tres de los últimos cuatro, siendo la derrota por un punto y sobre la hora. Mejor no dejarse engatusar por los antecedentes. El sábado, se enfrentan a un rival distinto. Claro que la Argentina también ha entrado en un estrato superior de rendimiento. Si logra plasmar esa evolución dentro de la cancha quedará en posición de seguir haciendo historia.