Los secretos de Esperando la carroza: una decisión polémica, el misterio del “flancito” y las grandes frases

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“Hace tiempo en esa casa de Versailles, el grotesco bien debute se rodó. Mamá Cora, la abuelita revoltosa, un domingo, sin aviso, se esfumó”, suena el tango de Marta Pizzo interpretado por Alejandra Palermo en el hall Alfredo Alcón del Teatro San Martín. A un costado del living especialmente armado para la ocasión, el traje original que Antonio Gasalla usó para interpretar a Mamá Cora. De comer, empanadas, muchas más que tres por suerte para los presentes. Es un día de festejo: ¡Esperando la Carroza cumple 40 años!

En el hall Alfredo Alcón del Teatro San Martín, anoche se expuso el vestuario que lució Gasalla en Esperando la carroza

Betiana Blum, Mónica Villa, Luis Brandoni (Nora, Susana y Antonio Musicardi) y Diana Frey, productora del film dirigido por Alejandro Doria basado en el guion de Jacobo Langsner, se preparan para contar intimidades del rodaje y a responder las preguntas de Graciela Guiñazú, anfitriona de la noche. ¿La mayonesa se parecía a flan? ¿Cómo hizo Betiana Blum para no caerse al caminar por la vereda empedrada con tacos? ¿Gasalla fue siempre la primera opción?

“¿No estamos gritando mucho?”

Hubo versiones anteriores de la película estrenada en 1985, incluso un film hecho para televisión, pero todos coinciden en que fue el ojo del director, Alejandro Doria (con la base del guion y las magistrales actuaciones de los protagonistas), lo que marcó la diferencia. “Él fue el creador del género grotesco, lo hizo con convicción. ‘¿No estamos gritando mucho?’, preguntábamos y él nos hacía seguir. Nos dirigió con mano de hierro y convicción y estamos agradecidos”, aseguró Luis Brandoni y Diana Frey agregó: “Tenía todo en la cabeza, ‘la cámara va acá, con tal lente’, no iba al set a probar, las escenas se hacían dos veces como mucho”.

Carlos Gasalla, hermano de Antonio, también dijo presente anoche

Ejemplos de que estaba seguro de lo que quería ver en pantalla, hay de sobra. “No se muevan de este cuadrado”, le pidió a los actores en la escena en la que el personaje de Brandoni habla con el comisario para saber si hay novedades de su madre. Sin entender demasiado, hicieron caso y el resultado está a la vista: la ansiedad de los personajes apretados queriendo saber qué pasa, se siente en el aire.

Un caso similar es el de la escena en la que Nora persigue en la calle a Susana. “Post escena me tomó imágenes de los pies, no entendía nada, pero él tenía todo en su cabeza”, dijo Betiana Blum y se rio: “No sé cómo hice para no matarme cruzando la avenida corriendo con esos tacos y el empedrado”.

“Quiero hablar cosas serias con tono de humor”, se lo escuchó decir a Doria en un fragmento de una entrevista que se proyectó en el conversatorio y eso es Esperando la carroza y eso es lo que hace que pase el tiempo y cada vez esté más vigente. En ese sentido, Blum destacó el guion de Langsner: “Es una crítica desde el amor, por eso nos podemos reír. Uno ama a esos personajes, se reconoce y a partir de eso podemos cambiar”.

“No te enojes, ¿si lo hace Gasalla?”

Gasalla, como Mamá Cora, no fue la primera opción de Alejandro Doria, ya que el director para ese papel se imaginaba a Niní Marshall

Cuarenta años después, resulta imposible pensar otros nombres para el elenco y menos separar a Mamá Cora de Antonio Gasalla. Sin embargo, el humorista fallecido el 18 de marzo pasado, no fue la primera opción. “Alejandro la quería a Niní Marshall, pero ella dijo que no”, confesó Frey y siguió: “Dios me iluminó, porque yo adoraba el guion y tenía miedo de que no se hiciera si no había actriz, entonces le dije ‘no te enojes, ¿si la hace Gasalla?’. Se lo fuimos a contar a Jacobo y se reía”.

La decisión tan atinada como inesperada generó cierta resistencia. China Zorrilla se preguntaba “cómo iban a poner a un travesti en una comedia de barrio”. Seguro de la elección, Doria redobló la apuesta e hizo una leve (o no tanto) y astuta modificación en el guion: a diferencia de lo que ocurre en el libro original, el público sería cómplice de la pobre viejita destratada por su familia y sabría desde el principio que Mama Cora en realidad estaba viva.

Para Frey, hay otro motivo más por el que Gasalla sumó a la historia: “No es una vieja real, el espectador sabe que es un hombre de edad media, lo que ayudó a que fuera menos dramático y que no doliera lo que le pasaba”. El actor venía de hacer en el Maipo un personaje muy parecido, incluso parte del vestuario lo llevó él, pero la abuela teatral era mucho más ácida y cruel, más parecida a la que acompañó a Susana Giménez en el living».

Diana Frey, productora del film (de rosa en la foto), habló sobre cómo fue la elección de Antonio Gasalla como Mamá Cora

Para caracterizarse, el creador de otros personajes, como la señorita Noelia, la empleada pública o Soledad Dolores del Solari, tenía que maquillarse el rostro y los brazos, lo que llevaba más de cuatro horas diarias. “El primer día me preguntó si quería que improvisáramos como para conocernos más, le dije que sí y me pidió que lo tocara y agarrara de los brazos, tenía miedo de sacarle el látex. Nos agarramos y pusimos el cuerpo para crear la relación con esta mujer que estaba harta de estar con la vieja. De golpe, en el set era todo silencio. Estoy superagradecida a Antonio”, recordó emocionada Mónica Villa.

Justamente con ella cansada de Mamá Cora comienza la película, luego de que la mamá de Antonio, Sergio, Jorge y Emilia confundiera la mayonesa casera que estaba preparando y la pusiera en el horno creyendo que se trataba de “flancitos”. La pregunta crucial, ¿parecía flan? “¡No! Era mayonesa de frasco…. Esto es cine”, develó Villa y Blum, bromeó: “No le quiten el misterio al cine”.

Parte del vocabulario nacional

La productora y los actores recordaron sus frases favoritas de la película

Cerca del final del homenaje en el que hubo reiteradas menciones a Gasalla, China Zorrilla, Alejandro Doria, pero muy pocas a otros colegas que ya no están y que fueron parte crucial del film como Juan Manuel Tenuta, Julio de Grazia, Lidia Catalano o Enrique Pinti, los presentes eligieron su frase preferida de la película, muchas de las cuales hoy ya son parte del día a día de la gente.

“Podés venir a visitarnos… el lunes. No, el lunes no, mejor el martes. No, no, el miércoles”, fue la frase que eligió Blum, ya que en ella se resume la manera de ser hipócrita de Nora, que le pide a Susana que la visite con su bebé a su casa. Brandoni no mencionó las famosas “tres empanadas”, pero sí escogió a dicha escena como su predilecta: “Es tremendo el cinismo con el que Antonio trata a sus parientes lejanos y dice estar dolorido por su miseria”.

“Me rio de todos nosotros”, dijo Villa en alusión al final de la película y la productora, quien se definió como una persona “mucho menos poética”, recordó el momento en el que Brandoni encuentra a su sobrino interpretado por Darío Grandinetti: “Ahí lo tenés al pelotudo”.

“Esperando la carroza fue un espaldarazo en la carrera de Antonio y la consagración del personaje de la vieja que él hacía en el Maipo”, aseguró Carlos Gasalla

Antes de la proyección de la película, Carlos, hermano de Gasalla, tomó el micrófono para agradecer y destacó: “Esperando la carroza fue un espaldarazo en la carrera de Antonio y la consagración del personaje de la vieja que él hacía en el Maipo”.

En el marco de homenajes organizados por la Dirección de Industrias Culturales de la Ciudad de Buenos Aires a Esperando la carroza, este miércoles se proyectará en el Centro Cultural 25 de Mayo el documental Carroceros y desde el jueves 8, el clásico del grotesco dirigido por Doria se podrá ver en más de sesenta salas de cine de todo el país. “Es muy porteña, nuestra idiosincrasia y nuestra historia están puestas en juego y por eso 40 años después sigue teniendo vigencia, despertando pasiones y estando en nuestro ideario popular”, dijo en diálogo con LA NACION la ministra de Cultura de la Ciudad Gabriela Ricardes y destacó la importancia de homenajear a todos los que formaron parte de la producción y poder verla en perspectiva cuatro décadas después.

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