La costa francesa se perdía entre la niebla, el rugido del mar y el estruendo metálico. Miles de motores zumbaban como un enjambre sobre el Canal de la Mancha. Era la noche del 5 de junio de 1944 y las tropas aliadas eran iluminadas por una enorme luna llena. La luna llena de junio, como la que se verá este miércoles 11 de junio de 2025; se la llama luna de fresa. Pero antes de descubrir el motivo de su nombre y cómo la marea jugó a favor de los Aliados, hay 150.000 hombres asaltando un continente.
Esa noche de verano, la luna había asomado en la costa francesa a las 21.10, al igual que hoy miércoles saldrá a las 17.53 en Buenos Aires. Como siempre, por el este, desplegando uno de los espectáculos más hermosos y fugaces de la astronomía. En apenas dos minutos cruzará el horizonte y solo los observadores atentos podrán disfrutarla. Pero ni los más perspicaces vigías alemanes observaron nada extraño en la salida de esa luna normanda. No lo sabían, pero la invasión empezaría justo después de la medianoche.
De repente el cielo se llenó de los paracaídas estadounidenses de la 101ª y 82ª divisiones aerotransportadas. Descendían como flores oscuras, cortando un aire que olía a sal, a metal y a miedo. La luna iluminaba el suelo francés y las tropas aliadas corrían tras liberarse de las riendas de los paracaídas. La misma luna que hoy saldrá a las 18.27 en la ciudad de Córdoba, esa noche hace 81 años, le daba luz a uno de los últimos actos de la segunda guerra mundial.
Las tropas alemanas eran tomadas por sorpresa y el desconcierto recorría las filas del Tercer Reich. El calor del día se atrincheraba en la noche y las órdenes corrían empujadas por el temor. En la Argentina, esta noche la luna se verá salir en la ciudad de Mendoza a las 18.42. Pero aquella noche francesa ya nadie en las fuerzas del Eje pensaba en la luna. Fueron los Aliados quienes la tuvieron en cuenta, y al amanecer la luna fue su aliada.
Overlord
Se denominó Overlord a la campaña militar para liberar Europa Occidental. Desplegó sobre la costa 1213 buques de guerra y 4126 embarcaciones de transporte y apoyo, en lo que se llamó la operación Neptuno. Los primeros barcos tocaron tierra al amanecer, cuando la luna, la misma que hoy se verá aparecer a las 16.38 en Ushuaia, ya había iluminado a los paracaidistas para que aseguren los cabezas de playa. Ahora esa luna francesa estaba generando la marea baja para favorecer el desembarco. Interminables filas de barcos avanzaban hacia las costas, mientras la luna se despedía tras el horizonte.
Cuando nuestro satélite se encuentra en su fase llena —como hoy — las mareas son más pronunciadas, esto se denomina marea viva. Al retirarse más aún el mar, las tropas anfibias podían descubrir los obstáculos sumergidos en la playa.
Entre explosiones, gritos, arena y miedo, las botas de miles de hombres marcaron una página de sangre en la historia de la humanidad. La luna fue cómplice de esa lucha, la luna llena de junio, que hoy llamamos de la fresa. Este nombre le dieron los pueblos originarios del norte, que veían en ella el anuncio del tiempo de cosechar frutos rojos y dulces. Pero en junio de 1944 la luna no fue cosecha sino brújula, no fue poesía sino estrategia. Y para cuando su luz comenzaba a menguar sobre el canal de la Mancha con la llegada del sol, la historia ya había cambiado para siempre.
La mente naval detrás de la operación Neptuno fue el Almirante inglés Bertram Ramsay (comandante en jefe de las Fuerzas Navales Aliadas), bajo el mando del general norteamericano Dwight Eisenhower (comandante supremo Aliado en Europa). Utilizaron la luna para iluminar su noche y replegar su mar. Entre 15 y 20.000 personas vieron esa noche la última luna de su vida. Cada cual tiene sus batallas y hoy podés invitar a alguien que quieras mucho y contemplarla salir, en uno de los espectáculos más hermosos y fugaces de la astronomía. Porque la luna no cambia. Lo que cambia es lo que hacemos bajo su luz.