Con más de un millón de seguidores en Instagram, la cuenta “Mami Albañil”, de Bernardita Sutti (41), se consolidó como un fenómeno de las redes sociales que tiene un objetivo principal: que la gente “meta mano” en sus hogares. Gracias a su carisma y a su didáctica, esta creadora de contenido oriunda de Tigre se transformó en un símbolo del empoderamiento femenino, demostrando que no importa el género para pintar una pared o hacer una instalación eléctrica. Ahora, va más allá y se embarcará en los próximos meses en un ambicioso proyecto solidario con la primera ferretería social móvil del país destinada a reparar espacios comunitarios.
El inicio de ”Mami Albañil» se dio en 2017 a partir de una broma con sus amigos, quienes la cargaban por sus habilidades en los arreglos domésticos. “Me voy a armar una cuenta y la voy a romper, pero totalmente joda”, les dijo, sin imaginar el alcance que tendría. Al año de su creación, ya contaba con 100.000 seguidores, una cifra más que considerable para esa época. La pandemia de COVID-19, con la gente confinada en sus casas, potenció aún más su crecimiento, catapultándola a la masividad. “Nunca pensé que hacer videos se iba a transformar en mi trabajo y que me iba a seguir tanta gente”, aseguró en diálogo con LA NACION.
La motivación detrás de su incursión en la albañilería y otros quehaceres del hogar se dio por una mezcla de necesidad y temperamento. En primer lugar, la imposibilidad de afrontar los costos de un albañil en ciertas ocasiones, pero, fundamentalmente, su voluntad para hacer las cosas por ella misma. “Soy muy mandada y autodidacta. La satisfacción que me genera algo hecho por mí es mucho mejor”, aseguró. La conexión con las herramientas y los pinceles también tenían un efecto terapéutico en ella. “A mí me das un rodillo o una llana para hacer microcemento y yo me voy a Narnia”, describió.
A través de los años, la cuenta fue creciendo en popularidad y mantuvo inalterable su objetivo. Gracias al humor astuto y a sus tutoriales rápidos y fáciles, Bernardita logró enseñar a su audiencia tareas sencillas como “cambiar un cuerito” hasta proyectos más complejos como “hacer microcemento” o “poner cerámicas”. La filosofía central de “Mami Albañil” es clara: “Que la gente se anime a ‘meter mano’ en sus casas”.
Sin buscarlo, se convirtió en un ícono del empoderamiento femenino. Al realizar esas tareas tradicionalmente ligadas a los hombres mostró con su ejemplo que las mujeres también podían hacerlo, sólo hacía falta animarse. Al reflexionar sobre el feminismo, reconoció que al principio no dimensionaba el impacto de su trabajo. Para ella, realizar arreglos en casa era algo “muy normal”, sin distinción de género. “Para mí no era ‘o de hombres o de mujeres’”, explicó.
Sin embargo, con el tiempo, comprendió la magnitud de su influencia en su público. “Con el tiempo dimensioné, no es tan normal en esta sociedad y en este país. Acá a las mujeres le regalan cacerolas y a los pibes la caja de herramientas”, aseguró y valoró el feedback que tuvo de sus seguidores. Desde un principio, subía un video y tenía decenas de seguidoras que la etiquetaban y le mostraban sus propios logros. “Decían: ‘Ay, miré tu tutorial y me animé a instalar a esto´. Esta capacidad de inspirar es lo que más la gratifica. Me encanta, me llena de orgullo”, afirmó.
Al prinicipio, su personalidad extrovertida y divertida, contrastaba con su timidez inicial frente a la cámara. “Siempre era la graciosa, la que estaba haciendo alguna payasada en el grupo pero al principio era retímida, me sentía muy incómoda hablándole a un teléfono”, destacó. Como le costaba soltarse, llegó a usar filtros de Snapchat que le alteraban la cara y la voz. La práctica fue clave para superar esa barrera. “Ahora ya no me importa nada, me divierto mucho”, aseguró.
La cuenta “Mami Albañil” significó una transformación radical en su vida personal y profesional. “Mami me cambió la vida”, afirmó Bernardita categóricamente, que antes se dedicaba al alquiler de locaciones para producciones audiovisuales. Incluso, bromeó con que festeja más el “cumpleaños” de su cuenta de Instagram que el suyo propio. En la actualidad, las redes sociales le proporcionan un sustento económico, permitiéndole dedicarse 100% a la creación de contenido.
En su vida familiar, es madre de tres hijas: Elenita de 15, Amelia de 12 e Inés de 10. Para ellas, busca ser un ejemplo de autonomía y esfuerzo. “Me encanta mostrarles que ellas pueden, que tienen herramientas para valerse por ellas mismas. Mostrarles que si le ponen garra y onda, las cosas salen con esfuerzo”, aseveró.
El compromiso social es una faceta importante de su personalidad. “Siempre estuve muy ligada con muchas causas sociales”, comentó y explicó que las injusticias la sensibilizan profundamente. Esta sensibilidad la llevó a idear “Obra en Marcha by Mami Albañil”, un proyecto que venía gestando tras recibir innumerables pedidos de ayuda de fundaciones y de personas particulares. La iniciativa consiste en una ferretería social móvil, donde ella, con su camioneta y un tráiler, recorrerá el país reparando y mejorando espacios comunitarios. “Puede ser un hogar de niños, un geriátrico”, ejemplificó.
La clave pasará en identificar la necesidad específica de cada lugar, que puede ir más allá de una simple pintura o remodelación, como la instalación de un calefón solar. Actualmente, se encuentra en la etapa de buscar marcas aliadas que deseen sumarse, donde ya hay varias interesadas. La respuesta de su comunidad fue abrumadora: “La gente es muy solidaria. Subí el posteo y a las dos horas tenía dos mails de dos seguidoras que me prestaban un tráiler y otras cosas más”. El proyecto tiene previsto su lanzamiento en octubre y se podrá seguir por sus redes y en streaming.