En el programa No ho sé de RAC1, dirigido por la periodista Anna Vallhonesta, se ha desvelado la historia de Marc Boix, un médico de 36 años que fue adoptado en Cataluña tras ser separado de su familia biológica en Nepal sin su consentimiento. Nacido en una remota zona del Himalaya, vivía junto a su padre y sus hermanas cuando un político local convenció a varios progenitores de llevarse a sus hijos a Katmandú con la promesa de que estudiarían. Pero la realidad fue muy diferente: fueron dados en adopción sin que sus familias lo supieran.
Boix apenas permaneció tres o cuatro meses en el orfanato. “A mí me dijeron que me vendrían a buscar a unas personas blancas que me alimentarían y que cuando me engordase, me comerían”, explicó durante la entrevista. Aterrorizado, no sabía que su vida estaba a punto de cambiar. Un matrimonio de Girona fue quien lo adoptó y lo llevó a España. “De tanto miedo, me hice pipí en la cama y cuando vi que no me golpearon, vi que no me harían daño”, ha confesado en el programa.
“Un viaje al futuro” sin consentimiento
El proceso de adaptación fue complejo, especialmente por la barrera del idioma. “Me sorprendió que hubiera tantas palabras para designar recipientes para beber agua. Vasos, copas, tazas…”, contó, describiendo cómo se comunicaba con sus nuevos padres mediante dibujos y algunas palabras sueltas en inglés. Sin duda, el cambio cultural fue verdaderamente impactante para él. En sus palabras lo ha descrito como “un viaje al futuro: el avión, las escaleras mecánicas, el interruptor…”.
Cuando finalmente logró expresarse en catalán, Boix compartió con sus padres adoptivos lo que había pasado realmente: “En el momento en que me pude comunicar en catalán, lo primero que les dije fue que mi familia biológica no sabía que yo estaba en Cataluña, que deberíamos decirles algo”. Sus padres, sorprendidos, desconocían que la entrega del menor se había producido sin el consentimiento de su familia de origen. Aun así, le pidieron esperar para iniciar cualquier contacto. “Me pasé de los 6 a los 18 años sin poder hablar con mi familia biológica”, ha confesado Marc.
Después de tanta espera, en cuanto cumplió los 18, no dudó en cogerse un vuelo de regreso a Nepal, donde se reencontró con su padre y sus hermanas, quienes lo habían dado por muerto o perdido. “Fue brutal, no hacían falta palabras, solo lágrimas. Mi padre biológico había sufrido mucho”, afirmó en No ho sé.
En cuanto a sus estudios, Marc lo tuvo claro e inspirado en una experiencia infantil, cuando unos médicos visitaron su aldea para “poner unas inyecciones que salvaban vidas”, decidió estudiar Medicina. Tras el viaje en el que se reencontró con su familia, regresó a Cataluña para formarse y hoy ejerce como médico. No obstante, no ha perdido el vínculo con su país natal. De esta manera, cada año viaja al menos una vez para visitar a su familia biológica.
Además, fundó la ONG Health Us Nepal, con la que ha construido una farmacia, un centro de atención primaria y una escuela para niños en su región de origen. También ha formado su propia familia en Girona, donde vive con su esposa y su hijo de cinco años: “Me he quedado con las ganas de adoptar, pero ahora no está permitida la adopción internacional en Nepal”, ha explicado.