Marco Antonio Caponi, en su apogeo: “Cuando empecé quería conquistar a todos, hoy ya no quiero conquistar a nadie”

admin

Las fotos recientes del actor mendocino Marco Antonio Caponi sirven para dar cuenta de la versatilidad de este intérprete que alguna vez fue galán en diversas tiras televisivas, que hizo de Sandro en la serie sobre su vida, que fue Eva Perón según Copi en el teatro o que caracterizó al asesor de Carlos Menem en la reciente biopic. Hace semanas recibió el Martín Fierro por su trabajo en la serie Iosi, el espía arrepentido. De jueves a domingos, en el Teatro Nacional Cervantes, se pone la peluca de Tato Bores para un trabajo superlativo. En paralelo está filmando la serie basada en la vida Moria Casán, en la que hará de Mario Castiglione, el exmarido de la diva y padre de Sofía Gala.

Esta semana, a su agenda se le sumó el reciente estreno de la película Los renacidos, un atrapante thriller escrito y dirigido por Santiago Esteves, el mismo de La educación del rey. Ambientada en la imponencia de la Cordillera de los Andes, junto con el actor chileno Pedro Fontaine dan vida a dos hermanos de trato extremadamente corto entre ellos, que dejan en coma y luego reviven a sujetos con los papeles muy flojos que necesitan cruzar la frontera para empezar de nuevo.

Tres rostros posibles de Marco Antonio Caponi; como Sandro, como Eva Perón, como Tato Bores

En el contexto actual con escasas producciones audiovisuales, Marco Antonio Caponi es un privilegiado. “Coincidió todo -apunta ni bien se prende el grabador este padre, pendiente del horario escolar de uno de sus hijos-; pero aclaro que venía de una época un tanto seca. Había hecho mi unipersonal, la obra Reverso, ¿qué es real y qué no?; y vino lo del Cervantes, que se manifestó como un regalo medio poético. Subirme a ese barco fue algo intuitivo, sentía que tenía que estar en ese lugar y algo de eso floreció. La serie Menem la filmamos en 2023, justo antes de la película. Desde ese momento, no me había pintado ningún trabajo audiovisual. El lunes de la semana pasada fue mi primer día de rodaje luego de casi dos años, algo que nunca me había sucedido. Días antes me habían dado el Martín Fierro por Iosi, que había filmado hace cinco años. No sé explicarlo, pero nuestro trabajo en algún momento se revela, y cuando eso sucede viene todo junto. Luego se entra en la fase oscura. Todo esto me toca en un momento en el que puedo disfrutar, que se siente como renacer».

Las altas y las bajas son parte del oficio actoral. Es lo que toca. Lo sabe. “Es muy difícil para un actor sostenerse en el tiempo. Más aún después de una pandemia y en medio del contexto actual en el cual se ha estigmatizado mucho nuestro trabajo, nuestro oficio”, apunta.

-Lo señalaste claramente cuando recibiste el Martín Fierro.

-Solo pedí que no nos falten el respeto. Es un privilegio tener una vocación y eso hay que defenderlo, aunque sea complejo. Me siento un afortunado por haberme sostenido en los momentos más secos.

-De joven estabas en Godoy Cruz, cerca de Mendoza ciudad, cursando el profesorado de Educación Física. En medio de eso tomaste una clase de expresión corporal, y picó el bichito de la actuación. Al tiempo te viniste para Buenos Aires con un guitarra y una valija…

-¡Sí… Una valija verde, enorme, que pesaba cientos de kilos!

-Para la película Los renacidos volviste a Mendoza, y el film es de otro mendocino de tu edad, Santiago Esteves.

-Es re loco. Santiago también es del 83 y se vino a Buenos Aires en el mismo momento que yo. Y sumo otra: es el mejor amigo de mi primo. O sea que en algún momento habremos jugado en un patio de Mendoza sin saberlo. Los renacidos es una peli cien por ciento mendocina. Ayer volví a verla y me pareció muy loco estar mostrando mi provincia tierra adentro y haber trabajado con un equipo mendocino, con actores locales y chilenos, como es el caso de Pedro Fontaine. Somos todos montañeses; eso ayudó a constituir a estos dos personajes, a estos dos hermanos que no tienen la misma forma de ser que un tipo nacido en Buenos Aires.

Este jueves se estrenó Los renacidos, con Pedro Fontaine y Marco Antonio Caponi; un intenso relato que no da respiro

-Esos dos hermanos protagonistas de la trama son dos chúcaros, dos ásperos.

-Totalmente. Son tipos que laten medio entre la vida y la muerte, están medio vampirizados. Fue clave filmarla en ese paisaje.

-E hicieron un preestreno en Mendoza.

-No pude ver la película completa, ya que me tuve que tomar un avión para llegar al Teatro Cervantes… Pero tuve la sensación de que en ese lugar, en donde yo no imaginaba que pudieran suceder cosas grandes, como una película, ahora están sucediendo. Hay que abrir ese juego para que no todo quede concentrado en Buenos Aires.

Imagen del Instagram de Caponi, en la que aparece junto al director y guionista Santiago Esteves en la previa a la proyección de Los renacidos en Mendoza, donde nacieron

-En el plano de la ficción de este thriller te tocó interpretar a uno de esos dos hermanos con un oficio o profesión un tanto particular: fingir la muerte de una persona con presente oscuro para que pueda cruzar la frontera y “zafar”.

-Tienen los suyo estos hermanitos [se ríe]. Son dos seres muy impredecibles, que debieron lidiar con un padre que los trató de distintas maneras. Nunca podés descifrar qué les pasa a estos dos. Nosotros los habíamos definidos como parcos, pero chúcaros es el término perfecto.

Caponi como Tato en un escena de La revista del Cervantes junto a Mónica Antonópulos, su mujer en la vida real, y Sebastián Suñé, Enrique Pinti en la ficción teatral

-En este falso presente, porque la película se filmó hace ya un tiempo, pasás de ese chúcaro en la pantalla a hacer de Tato Bores en el marco de una revista que es un éxito de público en el circuito teatral.

-Es Tato, había que jugarse. No podía perdérmelo. La actuación es un juego, no estoy operando a nadie a corazón abierto. Si a la gente no le gusta, a lo sumo se irá de la sala o lo contará por ahí. Entender ese factor a mí me da mucha libertad creativa. Yo empecé intentando conquistar y, desde hace un tiempo, ya no quiero conquistar a nadie. A lo sumo, a mi imaginario. En todos mis trabajos anteriores quise estar.

-Y otros, como una serie de Polka, fue la que te permitió dejar el mínimo monoambiente en el que vivías. Lo cual, no es poca cosa.

– ¡Sí…, claro! No reniego de nada de eso. Volviendo a lo de Tato, reconozco que me pone muy contento haber elegido hacer de él. Es que cuando Gonzalo Demaría [director del Cervantes] me contó del proyecto, ahí mismo le dije que quería hacer de Tato. Me hizo notar que Tato era más petiso que yo y ya en esa charla le dejé en claro que, a lo sumo, debía agacharme un poquito que es lo que hago. Fue una verdadera nerdeada de mi parte esa apuesta, pero en el teatro todo es posible.

Método Caponi: para meterse en el mundo de Tato Bores investigó a Groucho Marx y a Jerry Lewis; para Sandro, escuchó hasta el cansancio a Elvis Presley y a Johnny Cash

-Tan posible, que estás haciendo tu versión de un máximo exponente del humor político desde el escenario del Cervantes, sala que depende del Estado nacional.

-Creo que es posible porque el Cervantes lo dirige Gonzalo Demaría, un tipo inteligente. Nosotros, todos, estamos poniendo en valor a la revista porteña y al mismo Teatro. Estamos demostrando que es necesario invertir en cultura y que se puede criticar con altura, como lo hacían Enrique Pinti y Tato, que decían cualquier cosa en cualquier contexto con una inteligencia superlativa. Tipos como ellos nos hacían pensar cuando, en la actualidad, todo va en detrimento de ese ejercicio. Por eso creo que es fundamental estar haciendo La revista del Cervantes tanto como esta película que no es Hollywood, que no es de plataforma. Es cine hecho como se hace el cine, todo es natural, crudo. Y yo estoy acá, en la Argentina; no me fui a España a buscar algo seguro. Me quedé acá, apostando por lo mío. Mi estructura es así. Acá tengo mi familia, mi casa, mi gente y mi fanatismos por nuestros actores, guionistas, directores y dramaturgos.

-Tan fanático de la actuación que te permitiste hacer en el Paseo La Plaza un espectáculo como Reverso, de Matías Feldman, que iba en contra de ciertos parámetros del circuito comercial.

-Me gusta eso de intentar hackear al sistema. En teatro siempre intento ir a la experimental, a lo contemporáneo o hasta lo clásico tratando de subir la vara personal.

Caponi en El romance del Baco y la vaca, la obra que soñó, que produjo y que se cargó al hombro con entrega y convicción

-En esa ruta te permitiste hacer una obra como El romance del Baco y la vaca, el brillante unipersonal que dirigió Daniel Casablanca.

-Eso lo soñé, lo produje, lo armé. Durante la pandemia maté a la obra y la pasé a un monólogo crudo, casi sin cambios de luces y sin chiches; la volví casi de guerrilla. Si vuelvo a hacerla ni la ensayaría, que salga lo que salga.

-En un escenario o para la cámara ya fuiste Evita, Sandro, la mano derecha de Menem, ahora Tato y se viene…

-Te detengo un toque: a esa mesa hay que sumarle a Garrido, el de la serie Iosi, el espía arrepentido, que fue un personaje durísimo también basado en un hecho real nefastísimo. En ese barrido de personajes basadas en seres reales, el haber hecho de Sandro fue una escuela; fue la primera biopic que se hizo acá. Para esos personajes siempre me manejo sobre mi estructura teatral, basado en lo rítmico y lo sonoro. Y de mucho, pero muuuucho, trabajo. En todas esas composiciones sobre sujetos reconocidos hay algo mimético, pero también algo que no lo es. Intento pensarme no como observador, eso es tarea del público, sino como respirador de esos personajes.

-¿Cómo es eso?

-Para meterme en Tato investigué mucho a Groucho Marx, a Jerry Lewis. No me pongo a ver a Tato, me pongo a ver como veía Tato. Con Sandro me pasó lo mismo. Me sirvió mucho escuchar a Elvis Presley, a Johnny Cash…

Marco Caponi en aquella recordada puesta de Eva Perón, de Copi, en el mismo escenario en donde es figura central de La revista del Cervantes

– ¿Y con Evita Perón cuando hiciste la segunda temporada que había iniciado Benjamín Vicuña en el mismo escenario del Cervantes?

-Eso fue muy crash, era la Evita que inventó Copi. Benjamín hizo una y yo otra. Es lo mismo que pasa con Tato. Yo no tengo su voz, pero me baso en un trabajo de capas, reparo mucho en lo audiovisual. Con Tato arranqué en noviembre para estrenar en marzo/abril y durante todo ese tiempo me la pasé investigando.

-Tato hizo un espectáculo de revista en el Maipo con Moria Casán. ¿Qué podés contar de esa biopic en la que Sofía Gala Castiglione, Griselda Siciliani y Cecilia Roth harán de Moria?

-Mucho no puedo contar, perdón… Lo que me doy cuenta es que, de golpe, ¡se me abrió el mundo capocómico! De todas maneras hay que reinventarse siempre; si no vas mutando, te encasillan. Hay que estar todo el tiempo recreándose. Es muy loco porque Tato y Mario [Castiglione] evocan una misma época y lo construido para uno me sirve para el otro.

Lo que se viene: Caponi hará de Mario Castiglione en la serie basada en la vida de Moria Casán

-En medio de este trajín junto a Mónica Mónica Antonópulos [su esposa y compañera de elenco en La revista del Cervantes] en el universo de las redes sociales crearon una propia serie, Ricardo y Liliana TV, un gesto nostálgico hacia aquella televisión abierta que tenía ficciones.

-Nosotros dos fuimos de los últimos que hicimos ficción en la televisión. Lo que nos pasaba con la gente a partir de esas series nos pasa ahora con Ricardo y Liliana, que es ficción de bolsillo. Le puse el nombre de “micro TV” y de metaficción, y ahora estoy viendo a un par que están tomando ese denominación.

-Lo tendrías que haber registrado…

-No, todo bien; no me interesa. El deseo es expresarse de alguna manera. Para hacerla armamos un estudio en casa, chiquitito, y hacemos de todo. Soy un busca. Me vine con la guitarra y aquella valija y hoy tengo una familia hermosa y no paro.

-En Ricardo y Liliana se presentan los dos muy por fuera de las imágenes cuidadas y estudiadas que suelen circular por la red.

-Es todo lo desfachatado, pura libertad, puro juego. Cuanto más roto estoy, más me sirve. Ricardo y Liliana nos da la posibilidad que no nos dio nadie. Empezamos a grabar sin ponernos de acuerdo en nada, pura improvisación. Ahora queremos llevarla al teatro.

-O sea que en poco tiempo estarán en un teatro de Mar del Plata en plena temporada de verano.

-¡Para mí eso sería espectacular! Sería como ganarle al sistema. No hay que permitir que nada ni nadie interfiera sobre tu búsqueda.

Deja un comentario

Next Post

Víctor Caballero ‘Curwen’ denuncia amenazas y extorsión: “Tenemos mapeado su ruta diaria y la de su madre”

El streamer peruano Víctor Caballero, conocido en el entorno digital como ‘Curwen’, denunció a través de su cuenta en X (antes Twitter) que individuos identificados como los ‘Injertos de VMT’ le exigen 300 soles semanales a cambio de no atentar contra su integridad ni la de su madre, una situación […]
Víctor Caballero ‘Curwen’ denuncia amenazas y extorsión: “Tenemos mapeado su ruta diaria y la de su madre”

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!