La zona binacional entre Colombia y Venezuela que propone el Gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro, tiene al país dividido. La administración ya firmó un memorando de entendimiento centrado en avanzar en la creación de esa zona, con la que, según el Gobierno, se busca construir paz y desarrollo, y avanzar de la educación y la salud proporcionada a ambas naciones.
Pese a las intenciones expuestas por la administración sobre la constitución de ese espacio binacional, que involucra a los departamentos colombianos de Norte de Santander, Cesar y La Guajira, y a los estados venezolanos de Táchira y Zulia, hay críticas. Algunos advierten que podría empeorar la situación de orden público en la frontera y beneficiar al régimen del dictador Nicolás Maduro en Venezuela.
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En el Congreso Nacional de Marketing Político, llevado a cabo el 2 de agosto de 2025, la senadora del partido Centro Democrático y precandidata presidencial María Fernanda Cabal rechazó la iniciativa oficialista. Esto, yendo en contra de las posturas de los también aspirantes a la Presidencia Carolina Corcho –exministra de Salud– y Camilo Romero –exembajador de Colombia en Argentina–.
De acuerdo con Romero y Corcho, la situación responde a cierres fronterizos que se hicieron en anteriores gobiernos, generando importantes pérdidas para la economía. “La panelista Carolina Corcho y el compañero Romero, engañan. La frontera la cerró Maduro, no la cerró (Iván) Duque. La frontera la cerró (Hugo) Chávez, no la cerró (Álvaro) Uribe. Y ustedes saben que es así, pero siguen mintiendo”, precisó.
Asimismo, explicó que solo las personas que viven en la frontera tienen conocimiento de las problemáticas que allí se viven, las cuales afectan a ambas poblaciones (la colombiana y la venezolana), que están estrechamente ligadas entre sí. En ese sentido, este panorama, aunado a sus características específicas, deben ser tenidas en cuenta al momento de proyectar una política pública.
“El tránsito invisibiliza la frontera, que termina siendo más una formalidad por la división de un país. Hay mucha más afinidad que la que uno cree, son casi connacionales y eso es difícil en el diseño de una política pública desde Bogotá. Por eso siempre la población de frontera pide que no se les afecte su intercambio comercial”, explicó la aspirante a la Presidencia.
Así las cosas, indicó que el Gobierno nacional, además de tener en cuenta la realidad de las poblaciones que están asentadas en la frontera, debe pensar en las organizaciones criminales que allí operan, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Según la congresista de la oposición, la guerrilla que surgió en Colombia ahora tiene injerencia en el vecino país, y allí habría tomado un papel protagónico en el escenario del conflicto y la ilegalidad. “Lo que uno no puede hacer como Gobierno es permitir que la criminalidad se campee, porque el ELN hoy es el ejército de ocupación de Venezuela en Colombia. Porque ustedes parece que vivieran en el país de las maravillas”, aseveró.
Para sustentar su punto se refirió a las acciones del ELN y de otros grupos armados en Colombia, que se están fortaleciendo y extendiendo. Estas organizaciones criminales han logrado el incremento de cultivos de uso ilícito; en la región del Catatumbo, por ejemplo, hay 3.000 hectáreas de coca sembrada, aproximadamente, y al menos 35.000 desplazados.
En ese sentido, afirmó que, aunque sería ideal mejorar las relaciones con Venezuela, pero esto no debería ser tenido en cuenta debido a que el dictador Nicolás Maduro continúa en el poder.
“Entonces, la berraquera que pudiéramos ser países hermanos, pero es que Maduro es un genocida que desplazó a 35.000 colombianos hace ocho años y yo estuve allí en los patios dándole comida a la gente, que le marcaban las casitas como en la época de la Alemania nazi para tumbárselas”, indicó.