
La legisladora por Georgia, otrora una de las voces más fieles al presidente, enfrenta ataques de Trump tras respaldar la divulgación de archivos vinculados a Epstein.
La representante Marjorie Taylor Greene, republicana por Georgia, expresó su apoyo al presidente Donald Trump y a su agenda el domingo después de convertirse en uno de los objetivos más recientes y visibles de la indignación del mandatario.
«Yo lo apoyo a él y a su gobierno», dijo en una entrevista en State of the Union, de CNN, apenas unos días después de que el presidente la reprendiera públicamente en una publicación en redes sociales cargada de insultos por sus recientes desacuerdos con él, incluido su apoyo a la divulgación de documentos del Departamento de Justicia relacionados con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.
Greene, durante mucho tiempo una de las aliadas políticas más cercanas del presidente, dijo que el distanciamiento se debe en gran medida a su postura sobre los archivos del caso Epstein, que, aseguró, obedece a un principio de transparencia, no de deslealtad. Dijo que la respuesta de Trump había sido lamentable, pero prometió no echarse atrás y declaró a CNN que «seguiré haciendo mi pequeña contribución para lograr que se divulguen los archivos».
Advirtió que las consecuencias han sido personales y potencialmente peligrosas, y afirmó que la decisión del presidente de llamarla «traidora» podría enardecer a extremistas. «Ese es el tipo de palabras que pueden radicalizar a la gente contra mí y poner mi vida en peligro», dijo, al describir el episodio como el enfrentamiento más intenso de su relación.
La relación se ha tensado durante meses, a medida que Greene ha cuestionado cada vez más al presidente en temas que van desde la ayuda exterior hasta la estrategia interna de la Cámara de los Representantes. La ruptura quedó totalmente expuesta esta semana, cuando Trump intensificó sus ataques, la calificó como no suficientemente leal a su movimiento Make America Great Again, o Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo, y la criticó por una serie de posturas cada vez más independientes que molestaron al presidente y a sus aliados más cercanos.
Greene no es la única republicana que presiona al gobierno de Trump en el asunto Epstein. El representante Thomas Massie, republicano por Kentucky que ha asumido un papel clave en el proyecto de ley bipartidista que obligaría al Departamento de Justicia a hacer públicos los archivos de Epstein, acusó el domingo a Trump de intentar bloquear la iniciativa para «proteger a un puñado de amigos ricos y poderosos».
Pidió a otros republicanos que apoyaran el proyecto de ley y dijo en This Week, de ABC, que el historial de sus votos «durará más que la presidencia de Donald Trump».
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, quien la semana pasada dijo que adelantaría la votación para la próxima semana, afirmó en Fox News Sunday que la Cámara solo necesitaba «sacar esto adelante y seguir». Añadió: «No hay nada que ocultar».
Si la votación prospera esta semana, el proyecto de ley enfrentaría probabilidades difíciles en el Senado –y Trump casi con certeza lo vetaría.
El domingo, Massie dijo que esperaba que suficientes republicanos apoyaran el proyecto de ley para asegurarse una mayoría «a prueba de veto», el ejemplo más reciente de su negativa a ceder en su pedido de que se publiquen los archivos. Ha mantenido esa postura pese a los repetidos reproches del presidente, incluido el viernes por la noche, cuando Trump atacó a Massie por haberse vuelto a casar poco más de un año después de la muerte de su esposa.
Massie dijo a ABC que la respuesta de su esposa fue que Trump estaba «molesto por no haber recibido una invitación». Y añadió: «Los perros no ladran a los coches estacionados, y nosotros estamos ganando».
Trump ha intentado distanciarse de Epstein, de quien fue amigo desde la década de 1980 hasta principios de los 2000, cuando esa relación se deterioró. Trump dijo que la ruptura ocurrió después de que Epstein le «robara» empleadas de su residencia y club Mar-a-Lago, y ha repetido que lo «expulsó» del club por esa razón.
La semana pasada, una serie de correos electrónicos de Epstein publicados por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes reavivó el escrutinio sobre su larga relación. Los mensajes incluyen declaraciones de Epstein según las cuales Trump «pasó horas» en su casa con una de sus víctimas, y que Trump «sabía de las chicas» de la red de abusos de Epstein.
Trump ha negado durante mucho tiempo cualquier conocimiento de las acciones de Epstein, y Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, denunció los «correos electrónicos publicados de manera selectiva» como un intento de «desprestigiar» al presidente.
Aun así, la divulgación de los mensajes solo ha aumentado los interrogantes sobre la relación del presidente con Epstein.
Para Greene, quien hizo su marca política sobre la base de una alineación reflexiva con Trump y que ascendió a la prominencia nacional gracias a esa lealtad, la hostilidad del presidente representó un cambio repentino. En respuesta, ha intentado defender su historial y reafirmar su apoyo sin recurrir al tipo de retórica de confrontación que la ha caracterizado.
Greene se ha reinventado como una voz de unidad en un momento en que su partido está sumido en conflictos internos, instando en los últimos días a Trump y a otros republicanos a alejarse de una crisis.
«Creo que Estados Unidos necesita unirse y poner fin a toda la retórica tóxica y peligrosa», dijo en CNN. «Yo estoy dando el ejemplo con mi propio comportamiento y espero que el presidente Trump pueda hacer lo mismo».
Y añadió: «Me gustaría decir, humildemente, que lamento haber participado en la política tóxica».
Robert Jimison
cubre el Congreso estadounidense para el Times y se enfoca en temas de defensa y política exterior.
Minho Kim
cubre noticias de último momento y el cambio climático para el Times. Radica en Washington.