La carta enviada por la ex vicepresidenta Marta Lucía Ramírez al secretario de Estado estadounidense Marco Rubio ha causado polémica porque varios de los firmante de la misiva niegan haber sido consultados para aparecer en ella.
El documento, dirigido al secretario de Estado de los Estados Unidos, apareció públicamente con la firma de más de treinta exfuncionarios y personalidades notables, pero entre los aludidos varios niegan haber autorizado el uso de su nombre o, incluso, haber sido informados sobre la existencia de la misiva.
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De acuerdo con la información recopilada y difundida por W Radio, la carta se promovió principalmente bajo la iniciativa de la exvicepresidenta y excanciller Marta Lucía Ramírez.
“Nunca dimos autorización para que nuestro nombre estuviera allí”, afirmaron varios excancilleres consultados por W Radio, en una declaración que ha puesto en entredicho la legitimidad de la gestión diplomática encabezada por la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez.
Aunque el contenido buscaba ser un gesto de respaldo a las relaciones tradicionales entre Colombia y Estados Unidos en un contexto de tensión diplomática, el procedimiento utilizado para su elaboración y divulgación dejó al descubierto fracturas y malestar entre los involucrados.
Entre ellos se destacan Guillermo Fernández de Soto, Carolina Barco, Noemí Sanín y Julio Londoño Paredes. Este último afirmó públicamente en Radio Red: “No he firmado ninguna carta dirigida a Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, para abogar por las relaciones de Colombia con ese país”.
El exministro de Comercio, industria y turismo, Santiago Rojas, publicó en su cuenta oficial de X que “es importante aclarar que en mi caso no fui consultado ni di mi consentimiento para esta carta”.
Según relato de la cadena radial, la polémica se intensificó al constatar que la carta fue bajada de redes sociales al poco tiempo de su publicación y que algunos de los consultados se enteraron por la prensa de su supuesta adhesión a la iniciativa.
El caso del exministro José Manuel Restrepo agrega un matiz particular: él sí compartió la carta en sus redes antes de eliminar la publicación minutos después, en un giro que alimentó la incertidumbre sobre la lista real de adherentes y el proceso de consulta detrás de la carta.
El texto de la misiva, fechado el 3 de julio de 2025 y remitido desde Bogotá, expresa su preocupación por el llamado a consultas del embajador de EE. UU., John McNamara, interpretando el hecho como señal de “alta tensión y dificultad en la relación bilateral entre nuestros países, que podría, en un escenario extremo, derivar en la ruptura de relaciones diplomáticas”.
Los autores del mensaje, quienes se autodenominan “un grupo de colombianos comprometidos con el futuro democrático, próspero y libre de Colombia y de todo nuestro hemisferio”, instan a que la “posición desafiante, agresiva y desobligante del gobierno del presidente Gustavo Petro hacia los Estados Unidos, su cooperación y el pueblo norteamericano, no representa el sentir de los colombianos”.
El documento añade que la cooperación estadounidense “en materia militar, diplomática, financiera, exportadora, de seguridad, inteligencia, lucha contra el narcotráfico y educación, ha sido fundamental para el desarrollo de Colombia”.
Así mismo, subraya el papel histórico del vínculo bilateral y llama a que la situación “no pase a mayores, por el bien de Colombia, de los Estados Unidos y de nuestra lucha conjunta por los valores democráticos en nuestra región”.
El medio Semana publicó un breve comunicado firmado por los excancilleres Julio Londoño Paredes, Camilo Reyes Rodríguez, Guillermo Fernández de Soto y Carolina Barco Isakson, el cual reconfirma su desvinculación del texto. El mensaje se expresó en términos inequívocos: “Ante la delicada situación que se vive con el gobierno de EE. UU., consideramos que para hacer la mejor defensa de los intereses nacionales nos mantendremos prudentes y vigilantes”. Y especifica: “Respecto a la filtración a los medios de un proyecto de carta al Secretario de Estado de los EE. UU., Marco Rubio, no fuimos consultados y en ningún momento expresamos nuestro consentimiento para que nuestros nombres fueran incorporados”.
Otras fuentes, recogidas tanto por Cali Informa como por periodistas especializados cubriendo la diplomacia colombiana, revelaron que esta situación suma un nuevo capítulo a las tensiones entre el gobierno de Gustavo Petro y ciertos sectores tradicionales preocupados por el rumbo de las relaciones exteriores. El propio periodista Juan Diego Quesada calificó el contenido de la carta como “un debate interesante” respecto a la representatividad del presidente actual en nombre de todos los colombianos.
De los 30 nombres que figuran como firmantes —tal como los enumeró La W—, sobresalen, además de Marta Lucía Ramírez y los excancilleres mencionados, exministros como Jaime Bermúdez, Fernando Araújo, María Consuelo Araújo, María Ángela Holguín, Claudia Blum, Jorge Humberto Botero, Luis Guillermo Plata, Sergio Díaz-Granados, Santiago Rojas Arroyo, Cecilia Álvarez-Correa, María Claudia Lacouture, María Lorena Gutiérrez, Rafael Nieto Loaiza, entre otros empresarios y exfuncionarios de alto rango.
El exministro Santiago Rojas, incluido en la lista, declaró: “Es importante aclarar que en mi caso no fui consultado ni di mi consentimiento para esta carta”. El mensaje de otros aludidos coincide: la falta de consulta por parte de la promotora del documento los tomó por sorpresa y ha desencadenado reclamos por la utilización indebida de sus nombres.
Según el seguimiento realizado por Cali Informa, la iniciativa se interpretó como una muestra de diplomacia paralela al estilo de Marta Lucía Ramírez: una gestión ejecutada con premura, sin los consensos internos requeridos y que terminó exhibiendo grietas entre los sectores tradicionalmente aliados en política exterior. “Primero se firma, luego se pregunta”, ironizó este medio aludiendo al procedimiento seguido, que ahora obligó a varios de los aludidos a anunciar una pronta comunicación aclaratoria y, si corresponde, el inicio de acciones para deslindar responsabilidades.
Por su parte, la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez no se ha pronunciado luego de que la controversia salió a la luz, aunque el episodio pone de relieve la confusión que reina en el manejo de la política exterior y la cada vez más borrosa línea entre diplomacia institucional y activismo político.
El texto de la carta reitera la preocupación ante la tensión diplomática y pide no atribuir las recientes fricciones al pueblo colombiano: “La actitud del actual gobierno debe atribuirse exclusivamente al presidente, no a los colombianos, ni a los exportadores, empresarios o trabajadores, para quienes el mercado estadounidense y la relación con su país, es esencial para sostener empleos, atender las necesidades de las familias y alcanzar el progreso, la equidad y la estabilidad de Colombia”. Así mismo, expresa su aspiración de que las relaciones, descritas como “cuidadosamente construidas por generaciones de colombianos y norteamericanos”, permanezcan vigentes “por al menos los próximos doscientos años”.