“No se puede ordenar la macro y no ordenar la micro”. La frase de Martín Rappallini, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), sintetiza la visión de la entidad sobre el escenario económico local y el programa impulsado por el Gobierno de Javier Milei. Combinados con elogios por el ordenamiento de las cuentas públicas y el foco en la baja de la inflación, el ejecutivo planteó reclamos por los impuestos, la regulación laboral y otros factores que hacen al “costo argentino”.
“Sin discutir por el tipo de cambio, hoy en el país somos un 25% más caros, por cuestiones estructurales propias, que Brasil, México y otros países vecinos. Tenemos que corregir esos desequilibrios”, planteó Rappallini, en su exposición durante un almuerzo organizado por el Rotary Club.
El referente de la principal entidad fabril del país insistió en la necesidad de “generar más empresas y más empleo privado” e ilustró su planteo con números de otros países. Indicó que mientras en el ámbito local la actividad no crece desde 2011 y el número de trabajadores formales está estancado en torno a seis millones de personas, “Corea del Sur tiene casi 25 millones de trabajadores privados y una población de 51 millones de habitantes; España tiene más de 14 millones de trabajadores y Polonia, 13 millones”, ilustró Rapallini.
Llamó a “crear un nuevo acuerdo productivo” que estimule la actividad local y la “confianza” en el sector productivo argentino. Ese enfoque incluyó tanto señalamientos al programa que impulsa el gobierno de Javier Milei como a la política económica de los gobiernos kirchneristas.
“Gran parte de la industria pudo vivir gracias al gasto público, la protección, porque se generaba demanda con gasto público y eso creó un sistema que inviabilizó a todos los sectores”, dijo el ejecutivo, que apuntó contra esos “desequilibrios macro”. Dijo que esa dinámica llevó a un deterioro en el mercado laboral, la infraestructura y la aceleración de la inflación que “destruyó el sistema de ahorro y de crédito”.
“Tenemos ahora un gran desafío”, sintetizó Rappallini, y agregó sobre la gestión de Milei: “Lo que vemos ahora es que en este tiempo ha habido un plan de normalizar la economía con el tema fiscal y la importante baja de la inflación, pero es importante trabajar sobre los costos internos y la dinámica micro económica”.
En su análisis, planteó una diferencia entre los sectores transables con capacidad exportadora, como la industria, de los no transables (servicios y otros de consumo local), y reclamó “reformas fundamentales” para “dar viabilidad a todos los sectores”.
“Hay que competir, pero los transables tenemos que vender a precio internacional, mientras que el resto puede trasladar sus costos al precio”, dijo Rappallini, e ilustró con un ejemplo local: “Por eso un bife en La Recova vale el doble que en París, porque puede trasladar las inconsistencias micro que hay en la economía argentina. Por eso, lo que decimos es que hay que nivelar la cancha y generar las condiciones para que crezca el sector privado, porque al final del día somos un país donde no nos sobran empresas”.
“Tiene que haber apoyo a las empresas locales. No van a venir marcianos a desarrollar el país”, insistió.
Ese reclamo de “nivelar la cancha”, según el titular de la UIA, incluye iniciativas de reforma en la regulación laboral y especialmente cambios impositivos. “En 15 años no hemos generado empleo en el sector privado. En el país, somos récord de presión fiscal para el que paga”, ilustró el ejecutivo, quien apuntó que los años de “tipo de cambio alto” maquillaban “desequilibrios micro terribles” como la suba de impuestos o la rigidez laboral.
En su análisis, sostuvo que la presión fiscal normativa supera los 50% del PBI, pero que la recaudación efectiva está por debajo de los 30 puntos. “En los países con presión fiscal sobre 40%, la efectiva termina siendo de entre 20 y 30. Si sube, se generan incentivos terribles a la evasión”, afirmó.
En ese camino, apuntó contra impuestos como Ingresos Brutos o las cargas a la exportación (“son una locura”, según las definió), que afectan a la competitividad de la producción local.
“Lo que tenemos que ver es cómo ser más baratos para producir. Si no bajamos toda esa estructura de distorsiones, que es transversal a todos los sectores, va a ser cada vez más difícil”, dijo Rappallini, y agregó que en el país es caro “producir, transportar, vender y distribuir”.
Por último, se refirió a la competencia de los productos importados. “Todos los países están amenazados por la importación. El desafío es cómo les dan oportunidades a sus empresas para que sean más competitivas. Acá el problema es abrir la economía combinando con todas las distorsiones que se acumularon. Estamos viendo un montón de cadenas afectadas por Ingresos Brutos frente a Brasil, que no tiene impuestos. Mucha producción queda afuera de mercado por los impuestos o lo que genera el Estado, pero no por lo que hacen las empresas puertas adentro”.