Después de varios meses de incertidumbre sobre su situación en Bogotá, en la primera semana de agosto se registró el regreso de más de 1.000 indígenas embera a sus lugares de origen.
Desde la Alcaldía de Bogotá informaron que los indígenas retornarían de manera voluntaria a sus comunidades ancestrales en Chocó y Risaralda, en un proceso encabezado por la Unidad para las Víctimas.
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En este proceso, la unidad mencionada y la Administración distrital facilitaron ayudas humanitarias, transporte y acompañamiento logístico y sanitario para los más de 1.000 indígenas.
Balance del retorno de los embera
A través de un comunicado de prensa, la Unidad para las Víctimas informó que los indígenas que dejaron Bogotá ya llegaron a los resguardos Alto Andágueda, Gito Dokabú y Unificado Chamí en los departamentos de Risaralda y Chocó.
En ese sentido, se confirmó que la unidad realizó una inversión superior a los 4.000 millones de pesos para coordinar con éxito el operativo de traslado del último grupo de la comunidad embera asentada en Bogotá.
Cerca de 350 personas partieron la noche del jueves hacia Pueblo Rico, Risaralda, donde posteriormente se desplazaron hacia sus territorios ancestrales ubicados en zona rural de los departamentos del Chocó y Risaralda. Con esta última fase del operativo, se logró trasladar un total de 1.401 indígenas Emberá, que habían llegado a Bogotá producto del desplazamiento forzado a causa del conflicto armado.
Del total de la población retornada, 744 llegaron al Alto Andágueda, 333 a Gito Dokabú, 259 a Unificado Chamí y 65 a otros territorios, donde continuarán recibiendo ayuda humanitaria como parte de la ruta interinstitucional de atención dispuesta para su retorno.
Adith Romero, director general de la Unidad para las Víctimas, entregó un balance de lo registrado, lo que calificó como el retorno de víctimas más grande de la historia.
“Más de 1.400 personas pertenecientes a la población embera fueron retornadas a sus territorios ancestrales en los departamentos de Risaralda y Chocó. La Unidad para las Víctimas realizó inversiones por más de 4.000 millones de pesos en todas las fases de ese retorno. Hemos llevado a cabo el retorno más grande en la historia de Colombia.”
De la misma forma, mencionó que para el operativo de retorno la Unidad para las Víctimas también invirtió en la compra y entrega de kits de habitabilidad, de aseo y apoyo logístico. Además, se dispuso de 130 jeeps para los trayectos rurales, 10 camiones para el trasteo de enseres y más de 3.000 raciones alimentarias durante el tránsito.
Dentro del grupo retornado se encontraban 686 niños y niñas, así como 39 madres gestantes que tuvieron acompañamiento permanente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para la garantía de sus derechos.
“Más de 600 indígenas llegan a Risaralda y nuestro compromiso es articularnos con las entidades territoriales para poder garantizar la durabilidad de este retorno. Los resguardos Gitó Dokabú y Unificado Chamí son sujetos de reparación colectiva, por lo tanto, tenemos unos compromisos que cumplir para seguir garantizando los derechos de esta población de especial protección”, declaró la directora territorial de la Unidad en el Eje Cafetero, Alexandra Ramírez Leal.
Por último, La Unidad para las Víctimas reiteró su compromiso con la reparación integral y el restablecimiento de los derechos de las comunidades indígenas afectadas por el conflicto, y aseguraron que continuaran articulando esfuerzos institucionales para garantizar retornos seguros.
Hasta el momento, se desconoce qué pasará con el grupo de más de 70 personas que rechazó volver a su lugar de origen y la Alcaldía de Bogotá ha denunciado que están buscando extorsionar a la administración distrital con la exigencia de pagos en efectivo para dejar la ciudad.